
El fin de una sombra en Sinaloa: así cayó La Perris en Navolato
La tarde se llenó de estruendos en Bariometo, Sinaloa. Helicópteros sobrevolando, detonaciones que cruzaban el aire y una comunidad paralizada. Ese 23 de mayo terminó con la confirmación: Jorge Humberto Figueroa Benítez, alias La Perris, había muerto. El temido jefe de seguridad de Los Chapitos cayó bajo fuego de las Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano.
Un operativo quirúrgico en el corazón del narco
La operación se llevó a cabo en el municipio de Navolato, uno de los epicentros de la actividad criminal del Cártel de Sinaloa. De acuerdo con fuentes oficiales, el despliegue federal no fue un enfrentamiento entre civiles armados, sino una intervención directa, con helicópteros y tropas de élite ingresando al territorio.
¿Por qué Navolato?
Esta región no es solo estratégica por su geografía: es también un bastión simbólico del cártel. Actuar allí, en pleno corazón del dominio de Los Chapitos, implicaba una apuesta arriesgada. La acción fue ejecutada por un Grupo Interinstitucional, integrado por Ejército, Guardia Nacional y corporaciones estatales, bajo una estrategia previamente planificada.
A pesar de la tensión que provocó entre los habitantes, las autoridades aseguraron que no hubo daños colaterales ni enfrentamientos prolongados. Los videos que circularon en redes sociales, sin embargo, mostraban otra realidad: ráfagas y caos.
¿Quién era La Perris?
Nacido el 2 de septiembre de 1989, La Perris—también conocido como El 27—fue una figura central en la estructura de seguridad de Los Chapitos. Antes de unirse a este grupo, militó en Los Dámaso, otra facción del Cártel de Sinaloa. Su historia es un retrato de la movilidad y brutalidad interna del crimen organizado en México.
De Los Dámaso a Los Ninis
Su salto a la notoriedad llegó como parte del grupo Los Ninis, el brazo armado que protege a los hijos de Joaquín “El Chapo” Guzmán. Tras la captura de El Nini en 2023, La Perris asumió un papel aún más importante, convirtiéndose en jefe de seguridad de alto rango, responsable de operaciones logísticas y armadas.
Recompensa de un millón de dólares
El Gobierno de Estados Unidos lo tenía en la mira. La DEA ofrecía 1 millón de dólares por información que condujera a su captura. Su importancia operativa lo colocaba al nivel de otros jefes visibles del cártel.
Los crímenes que marcaron su carrera
Entre los delitos que se le imputaban destacan actos de extrema violencia. En 2022, torturó y asesinó a una mujer con inyecciones letales de fentanilo, un método que habría replicado con otras víctimas. Esta práctica, documentada en expedientes estadounidenses, revelaba una escalofriante faceta de experimentación con vidas humanas.
El Culiacanazo y Tepuche
Durante el Culiacanazo de 2019, La Perris apareció en videos disparando un arma calibre .50 contra soldados mexicanos. También fue señalado por su participación en la batalla de Tepuche (2020), enfrentamiento entre Los Chapitos y Los Rusos, otra facción del mismo cártel.
Estas escenas lo consolidaron como un símbolo del poder bélico del narcotráfico, pero también como un objetivo prioritario del Estado mexicano.
Implicaciones de su muerte: ¿golpe real o simbólico?
La muerte de La Perris no solo representa una victoria táctica para las fuerzas armadas, sino también un mensaje político. Su caída ocurre en un contexto donde el Estado mexicano busca mostrar control sobre los territorios más violentos del país.
¿Se debilita Los Chapitos?
A pesar de su importancia, Los Chapitos tienen una estructura flexible y descentralizada. La muerte de un operador, por letal que sea, no implica el fin de la facción. Sin embargo, la eliminación de un personaje clave altera las dinámicas internas y puede desencadenar pugnas por el poder.
También es un aviso claro de que el Ejército mantiene capacidad para ejecutar operaciones quirúrgicas en zonas dominadas por el narco, algo que el gobierno busca capitalizar mediáticamente, sobre todo en años electorales.
El impacto local y nacional de una ejecución selectiva
Los habitantes de Bariometo vivieron horas de incertidumbre. El miedo a quedar atrapados en el fuego cruzado, el sobrevuelo de helicópteros y el cierre de caminos son ya una rutina trágica en Sinaloa. Pero esta vez, la violencia tenía un blanco preciso: el sicario de élite de Los Chapitos.
¿Qué sigue para Navolato?
En el corto plazo, es probable que se recrudezcan las medidas de seguridad. El vacío de poder también podría derivar en ajustes internos o brotes de violencia entre grupos rivales.
A nivel nacional, la narrativa oficial utilizará esta operación como ejemplo de la lucha frontal contra el narco. Pero los expertos saben que la guerra contra el narcotráfico no se mide en cuerpos, sino en estructuras desmanteladas y territorios pacificados.
¿Un nuevo capítulo o una repetición de la historia?
La muerte de Jorge Humberto Figueroa Benítez, La Perris, es uno de los golpes más significativos contra Los Chapitos desde 2023. Pero también deja al descubierto las limitaciones del modelo de seguridad basado en operativos espectaculares.
Mientras las armas sigan sustituyendo al Estado en regiones como Navolato, cada jefe abatido será reemplazado por otro. La pregunta no es si vendrá alguien más, sino cuánto tiempo pasará antes de que lo veamos en otro video, disparando otro .50 en otro culiacanazo.