
Moto abandonada podría ser clave en homicidio de funcionarios en CDMX
El hallazgo de una motocicleta abandonada en Benito Juárez, a solo tres cuadras del crimen, podría dar un giro clave a la investigación por el doble homicidio que sacudió a la capital.
Una escena silenciosa y una moto sospechosa
La Ciudad de México despertó con la noticia de un crimen que cimbró su esfera política: el asesinato de Ximena Guzmán, secretaria particular de Clara Brugada, y del asesor José Muñoz. Pero una pieza inesperada parece emerger como posible clave del caso: una motocicleta estacionada sin dueño aparente minutos antes del atentado.
Vecinos de la calle Rubén Darío, en la alcaldía Benito Juárez, alertaron a las autoridades tras notar la presencia de una moto que apareció repentinamente esa mañana. La Fiscalía capitalina, al seguir la pista de los testimonios, ahora la investiga como posible evidencia directa en el doble homicidio ocurrido sobre Calzada de Tlalpan.
¿Vehículo de escape o distracción?
La motocicleta, con placas 84TWP3, fue abandonada hacia las 7:00 a.m., apenas 20 minutos antes de que se registraran los primeros reportes del crimen. La cercanía temporal y espacial entre ambos hechos ha despertado inquietud entre los vecinos, quienes aseguran no haber escuchado ruido de motor alguno.
“La moto ya estaba ahí cuando salí a barrer”, dijo una vecina al diario MILENIO.
“Yo regresaba de correr y ya estaba estacionada”, comentó otra residente del área.
Ambas mujeres coincidieron: no escucharon que la moto llegara encendida. El silencio apunta a una posibilidad inquietante: fue empujada, no conducida. Este detalle, aparentemente menor, podría implicar que los responsables intentaron evitar ser detectados o rastreados.
La investigación avanza: peritajes, huellas y contexto político
Los servicios periciales de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México ya realizaron pruebas a la unidad, en busca de huellas dactilares, rastros de ADN y otros indicios forenses.
Hasta ahora, la autoridad no ha confirmado una relación directa entre la moto y los perpetradores. Sin embargo, en la narrativa del caso, cada segundo cuenta. Y cada objeto en la escena, por insignificante que parezca, puede ser determinante.
El hecho de que las víctimas fueran funcionarios ligados a Clara Brugada, actual jefa de Gobierno de la CDMX, añade una capa de tensión política al caso. Brugada, figura clave del oficialismo y posible aspirante presidencial en 2030, enfrenta ahora una crisis interna que exige respuestas rápidas y contundentes.
Una ciudad con memoria: violencia política y señales de alerta
No es la primera vez que una motocicleta aparece en escenas de crímenes políticos o de alto perfil en la capital. Desde atentados contra periodistas hasta ejecuciones selectivas en zonas urbanas, estos vehículos han sido utilizados con frecuencia por su velocidad, maniobrabilidad y facilidad de escape.
Benito Juárez, alcaldía históricamente tranquila en términos de violencia política, se ve ahora atravesada por un hecho que la conecta con las dinámicas de riesgo e infiltración del crimen organizado en la esfera pública.
El silencio como evidencia
El dato más inquietante, repetido por más de un testigo, es el silencio. No escuchar la llegada de una motocicleta en una zona residencial podría parecer irrelevante, pero en el contexto de un asesinato planificado, puede hablar de premeditación y conocimiento del entorno.
¿Quién dejó la moto ahí? ¿Era un señuelo? ¿Fue utilizada como medio de escape? ¿Alguien la colocó para despistar? Las preguntas crecen al ritmo de las horas.
Por ahora, la moto permanece bajo resguardo. Pero en una investigación donde los minutos y metros cuentan, su presencia a tres cuadras y veinte minutos del crimen no puede ser ignorada.
Una pieza que podría mover todo el tablero
Mientras las autoridades capitalinas siguen sumando indicios, la motocicleta abandonada podría transformarse en la pieza faltante del rompecabezas. Si se confirma su relación con el crimen, el caso podría escalar a niveles aún más sensibles dentro del aparato político y de seguridad de la ciudad.
En un contexto de creciente violencia e incertidumbre electoral, este tipo de episodios ya no son hechos aislados, sino parte de un ecosistema complejo de poder, miedo y mensajes cifrados.
Más que una simple moto, puede ser la señal de que el crimen organizado y la violencia política avanzan con estrategias cada vez más silenciosas y calculadas.