
Claudia Sheinbaum y su mensaje a Morena: ni partido de Estado ni pactos oscuros
“Morena no es el PRI”. Con esta frase, la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, quiso marcar una línea clara y firme en un momento crucial para su partido. Durante la Mañanera del Pueblo, la mandataria abordó una preocupación cada vez más presente en el discurso público: la posible relación entre el partido gobernante y la delincuencia organizada.
La palabra clave, “Morena no tiene vínculos con la delincuencia”, no fue un eslogan improvisado, sino parte de una estrategia discursiva que busca blindar al partido frente a uno de los mayores peligros que ha enfrentado el poder político en México: la cooptación por intereses criminales.
El mensaje de Sheinbaum al corazón de Morena
Una carta, diez puntos y un llamado urgente
Sheinbaum no se limitó a declaraciones generales. En una carta enviada a la militancia de Morena, enumeró diez principios fundamentales para evitar que el partido repita los errores del pasado. Uno de esos puntos fue enfático: no permitir que Morena se convierta en un partido de Estado.
“El poder es humildad… debemos comportarnos con rectitud, siempre”, escribió Sheinbaum.
Este recordatorio llega tras un contexto electoral donde han aumentado los señalamientos hacia diversos actores políticos por sus supuestos vínculos con el crimen organizado, sobre todo en regiones con alta conflictividad como Guerrero, Chiapas y parte del norte del país.
¿Por qué es importante este deslinde?
La historia política reciente de México ha mostrado cómo el poder puede contaminarse. El caso del PRI durante el siglo XX es un ejemplo constante en los discursos de Morena. Para Sheinbaum, evitar ese destino implica diferenciarse no solo en forma, sino en fondo.
“No hay nada que se parezca de Morena a aquello”, aseguró la presidenta.
El PRI, explicó, era un partido corporativo, donde sindicatos, organizaciones campesinas y empresariales tenían cuotas de poder institucionalizadas. En contraste, Morena basa su estructura en la afiliación individual, una distinción que Sheinbaum subraya para frenar comparaciones y críticas.
Morena frente a su espejo: el PRI del pasado
El temor al “partido de Estado”
El término “partido de Estado” ha sido utilizado históricamente para señalar una fusión peligrosa entre gobierno y estructura partidista. Durante décadas, el PRI representó ese modelo: el partido decidía desde candidaturas hasta políticas públicas, y controlaba prácticamente todos los niveles del poder.
Lo que Sheinbaum quiere evitar
Claudia Sheinbaum reconoció la tentación del poder, especialmente cuando un partido controla la presidencia, la mayoría en el Congreso y gobiernos estatales. Por eso advierte que Morena debe mantenerse alejado de la soberbia institucional y la lógica clientelar del pasado.
Entre sus advertencias clave:
- No repetir la parafernalia del poder.
- Rechazar el uso de cargos como premio político.
- Ejercer el poder con humildad y honestidad.
¿Qué implica negar vínculos con la delincuencia?
Contexto político y percepción pública
El deslinde explícito de Sheinbaum ocurre en un contexto nacional donde la violencia política ha cobrado decenas de vidas. Solo en el actual proceso electoral, más de 30 aspirantes han sido asesinados, muchos en zonas disputadas por grupos criminales.
En este clima, cualquier silencio puede interpretarse como complicidad. Por eso, para Sheinbaum, afirmar que “Morena no tiene vínculos con la delincuencia” no es solo una defensa, es también una estrategia para posicionarse éticamente ante la opinión pública.
Un mensaje interno y externo
La carta de Sheinbaum también es una advertencia interna. El crecimiento rápido de Morena ha provocado que se integren a sus filas figuras de otros partidos y líderes locales con pasados cuestionables. Su mensaje busca marcar límites y dejar claro que la ética no es negociable.
Una narrativa pensada para el futuro
Consolidar un partido sin herencia tóxica
Sheinbaum sabe que su presidencia será evaluada no solo por sus decisiones de gobierno, sino por cómo logre sostener a Morena como un movimiento ético. La carta y su mensaje en la Mañanera son parte de un esfuerzo por institucionalizar valores sin caer en el autoritarismo o el control centralizado.
El reto: mantener la cohesión sin permitir impunidad, conservar el poder sin reproducir los vicios del pasado.
¿Será Morena distinto al PRI?
La afirmación de Sheinbaum —“Morena no tiene vínculos con la delincuencia”— es tan poderosa como desafiante. En un país donde las fronteras entre política y crimen muchas veces se desdibujan, sostener ese principio será una prueba diaria.
Si Morena quiere consolidarse como fuerza transformadora y no repetidora, deberá blindarse desde dentro. Lo que está en juego no es solo su legitimidad, sino el rumbo democrático del país.