
Por: Sergio Caballero
Este domingo, Morena, en su Consejo Nacional, definió parte de sus reglas para elegir a sus candidatos rumbo a 2027. Estas definiciones llegan justo cuando, en estados como Quintana Roo, muchos aspirantes ya están muy inquietos.
De hecho, estas adecuaciones en los estatutos de Morena están antecedidas por reformas a la Constitución, pero que serán efectivas hasta 2030.
En Quintana Roo, podríamos decir que estamos ante una sucesión adelantada, no sólo para la candidatura a gobernador, sino también para algunas presidencias municipales.
Hoy, Morena dejó en claro dos cosas:
- No al nepotismo. Es decir, no se vale heredar los cargos a esposas, esposos, hijos, hijas, mamás o papás.
- Freno a las precampañas disfrazadas, que ya se viven en varios estados.
Un ejemplo rotundo ocurre en Chihuahua, donde la senadora de Morena, Andrea Chávez, ha hecho abierta precampaña, incluso con recursos públicos. Pero lejos de aceptar su culpa, canta aquella de: “Si te vienen a contar…”
Pero regresemos a Quintana Roo. Aquí hay casos evidentes de precampañas, no sólo en redes sociales, sino también en territorio, en la calle y en eventos públicos. Sin embargo, ha sido en redes donde estos actos han sido más que notorios —además con menciones pagadas.
Varios funcionarios han dejado a un lado sus responsabilidades públicas, para las cuales les paga la ciudadanía, para dedicarse a hacerse los simpáticos, los interesantes o simplemente buscar cualquier forma de hacerse notar.
Por lo pronto, Morena ya fijó una especie de freno, pero habrá que ver si realmente terminan por aplicarlo.
Pero ¿qué pasará con quienes ya se adelantaron? ¿Habrá consecuencias para quienes han afectado a otros aspirantes dentro del mismo partido?
Lo que es evidente es que, dentro de Morena, la prioridad no es la disciplina. Y faltaría saber si las reglas serán parejas o habrá unos más iguales que otros.
¿O terminará esto como suele ocurrir en un sexenio?