
Una promesa con sabor a urgencia sacudió Downing Street. En medio de una presión creciente de la extrema derecha y tras resultados electorales adversos, el primer ministro británico, Keir Starmer, se comprometió a reducir la inmigración y “recuperar finalmente el control de las fronteras”. El giro, en sintonía con Reform UK, plantea un cambio radical en la política migratoria del Reino Unido.
Cambio de rumbo: el plan migratorio de Starmer en contexto
La frase “recuperar el control de nuestras fronteras” no es nueva en la política británica. Fue el eslogan insignia del Brexit, impulsado por figuras como Nigel Farage, hoy líder de Reform UK. Lo que sorprende es que ahora provenga de un primer ministro laborista que, tras llegar al poder en julio pasado, enfrenta un serio retroceso electoral ante el avance de la ultraderecha.
Las elecciones legislativas parciales del 2 de mayo marcaron un punto de inflexión: Reform UK ganó un distrito históricamente laborista y consolidó su presencia en comicios locales. La lectura fue inmediata: el discurso antimigración cala hondo entre el electorado. Starmer respondió endureciendo su narrativa y presentando un plan de control migratorio que incluye reformas severas a los visados, estancias y permisos de trabajo.
¿Qué propone el nuevo plan migratorio?
El programa anunciado por Starmer contiene medidas que, de implementarse a cabalidad, modificarían de forma significativa el modelo migratorio británico. Entre los cambios más relevantes se encuentran:
Endurecimiento del acceso a la residencia permanente
- El tiempo de estancia requerido para obtener la residencia se duplicará: de cinco a diez años.
- Habrá excepciones, aunque no se detallaron los criterios.
Restricciones en la contratación de personal extranjero
- Las empresas del sector salud, tradicionalmente dependientes de mano de obra extranjera, ya no podrán contratar directamente fuera del país.
- Esta medida podría tener un impacto directo en el sistema sanitario, que ya enfrenta escasez de personal.
Reducción de beneficios postestudios
- Se reducirá el tiempo que los universitarios extranjeros pueden permanecer en Reino Unido tras completar sus estudios.
- El cambio busca frenar la migración por la vía educativa, uno de los canales más activos.
Requisitos lingüísticos más estrictos
- Los familiares adultos de titulares de visado deberán demostrar un dominio más alto del idioma inglés.
- La medida apunta a reducir el número de dependientes que ingresan al país sin preparación previa.
El giro laborista y el efecto Farage
Desde la oposición, los líderes de Reform UK celebraron el endurecimiento del discurso oficial. “Starmer ha escuchado y aprendido de nosotros”, afirmó Richard Tice, jefe adjunto de Nigel Farage. Aunque lo dijo como crítica, la frase encierra una verdad incómoda para los laboristas: la ultraderecha ha conseguido que sus banderas se normalicen en el centro político.
Nigel Farage, figura clave del Brexit y actual abanderado del nacionalismo antiinmigrante, declaró que pueden “ganar las próximas elecciones generales” previstas para 2029. Su confianza se basa en la creciente capacidad del discurso antiinmigración para movilizar votantes en sectores tradicionalmente laboristas.
La presión del electorado y el fantasma del Brexit
Starmer no solo reutilizó el lenguaje del Brexit, sino que lo hizo en un momento clave: la migración neta alcanzó las 728 mil personas entre junio de 2023 y junio de 2024. La cifra, aunque inferior al millón del año anterior, sigue alimentando el debate sobre el control fronterizo y la capacidad del Estado británico para regular los flujos migratorios.
Este escenario reactiva el temor de una parte del electorado que ve en la migración un símbolo de pérdida de identidad o competencia laboral. A ese público apunta Reform UK, y ahora también, en parte, el laborismo.
¿Puede el plan funcionar? Riesgos y dudas
Aunque el anuncio suena decisivo, hay preguntas que siguen sin respuesta:
- ¿Cómo cubrirá el sistema de salud la falta de personal si se limita la contratación extranjera?
- ¿Cómo reaccionarán las universidades británicas ante las restricciones a los estudiantes internacionales, fuente clave de ingresos?
- ¿Qué impacto tendrá esto en la economía, cuando muchos sectores dependen de trabajadores migrantes?
Más allá de los anuncios, el reto de Starmer será ejecutar el plan sin desmantelar los pilares que sostienen áreas críticas del país. Las promesas de reducción migratoria ya se han hecho antes —también por gobiernos conservadores— sin resultados sostenibles.
Política, migración y futuro
La batalla por el control narrativo de la migración ha dejado de ser exclusiva de la derecha británica. Keir Starmer ha decidido entrar en ese terreno, en busca de recuperar el apoyo perdido. Pero con ello también arriesga alienar a sectores progresistas, académicos y empresariales que ven en la apertura migratoria una fortaleza estratégica.
El Reino Unido se encamina hacia una pugna electoral marcada por la migración, la identidad nacional y el legado del Brexit. La pregunta de fondo es si el país puede regular sus fronteras sin cerrar sus puertas al mundo.