
Hugo Martoccia
Desde el inicio de la campaña por la sucesión 2027, que el oficialismo local adelantó de manera equivocada hace un año, este es quizá el momento en el cual las estrategias de cada una de las partes han quedado más claras. Rafael Marín se reúne una vez a la semana con la Presidenta y aceita sus contactos nacionales; Eugenio “Gino” Segura visita las bases morenistas para seducirlas, y Ana Paty Peralta continúa con su estrategia de fortalecerse en Cancún para hacerse una opción de género inevitable o indispensable. Mara Lezama, a todo eso, le suma su estrategia de estar todo el tiempo en todos lados.
Los otros nombres que aparecen en esa batalla también mueven sus fichas a su estilo. Estefanía Mercado sabe que su apuesta es hacer un excelente gobierno en Playa del Carmen, y algo similar pasa con Diego Castañón en Tulum. Quien recorre un camino diverso es la Secretaria de Gobierno, Cristina Torres, que gestiona aliados en todos los ámbitos a los cuales llega con su influencia, para armar lo más parecido a un equipo que sostenga sus aspiraciones.
Es claro que cada uno ha ido apuntando su estrategia sobre su necesidad o su carencia. En ese sentido, lo de Rafa Marín es lo más evidente. El tabasqueño ha decidido que su campaña empiece en la Oficina de la Presidencia de la República, donde perdió su chance en 2022.
Es la paradoja de Rafa: fue el quintanarroense más cercano al Presidente AMLO, pero fue su propio amigo el que le dijo que no sería gobernador. Aquella vez, en la segunda mitad de 2021, Rafa había alcanzado un buen consenso entre las bases morenistas, pero había quedado fuera de los acuerdos cupulares, que se habían decantado desde mucho antes por Mara Lezama.
Marín no quiere que le pase lo mismo, y quizá por eso esta vez empezó por el otro lado de la pirámide, el del vértice. Desde Aduanas, se reúne una vez por semana con la Presidenta Claudia Sheinbaum. Según trascendió semanas atrás, tiene la encomienda de obtener un ingreso extra de medio billón de pesos anuales para Sheinbaum, que los necesita más que nunca. Hasta ahora, la propia Presidenta ha hecho referencia en su conferencia mañanera de la buena labor que se está haciendo en esa área.
Si cumple la necesidad de recursos que le han exigido, su candidatura será casi un hecho, dicen en su entorno.
Pero la estrategia tiene otras problemas. El lanzamiento ya declarado de Anahí González para pelear la candidatura a la presidencia municipal de Benito Juárez es algo que no convence a todo el equipo, que ve que no termina de consolidarse como una estrategia de negociación real. Y también es un problema organizar una estructura que además de simpatías aporte eficiencia. Ambos atributos no siempre van de la mano.
GINO Y LAS BASES
Podría decirse que el senador Gino Segura transita un camino inverso. Su vinculación con el gran mundo de la política (aquella parte de la pirámide donde habita la Presidenta) pasa obligatoriamente por Mara, su hacedora y líder. Lo de él, entonces, es instalarse en las bases del movimiento, donde tiene que pasar de ser el candidato de una boleta naturalmente ganadora por el impulso de AMLO (su elección de senador en 2022) a ser la figura que el morenismo quintanarroense quiera para que lo lidere en el sexenio 2027-2033.
Por eso, el senador reemplazó (o, mejor dicho, expandió) una campaña puramente emotiva vinculada con la ecología y los animales, con una que, sin anular esos temas, le da más contenido político a su mensaje. Todas las semanas tiene eventos con la base partidista, y empieza a mostrar allí las virtudes que Mara le vio para hacerlo su candidato.
La propia Mara también mueve sus fichas en ese juego. La gobernadora ha extendido su agenda hasta los eventos más nimios, proponiendo la idea de una figura presente en todas partes. Podría decirse que ya no es sólo Chetumal donde ha decidido emprender una agenda de corte claramente municipal, sino que de alguna manera hace algo parecido en los otros 10 municipios del estado, donde no hay anuncio de obras o programas, grandes o pequeños, que no la incluyan.
La gobernadora estructura así una suerte de “campaña permanente”. Pretende, dicen algunos, que todo ese proceso de la sucesión (adelantada) se haga a la sombra de su imagen, su popularidad y su poder. Una suerte de copia, hasta donde se pueda, de lo que AMLO hizo exitosamente entre 2021 y 2024.
ANA PATY
En el equipo de Ana Paty Peralta están seguros que la candidatura a la gubernatura en 2027 terminará en manos de la alcaldesa. Muestran dos datos irrefutables: las encuestas y el género de la candidatura. Ambos conducen, dicen, a una candidatura segura para su lideresa.
Lo de las encuestas es relativo. Primero, porque falta mucho y cada quien tiene la suya. Segundo, y principal (diría Jack Sparrow) se sabe que el primer método de selección en MORENA es la valoración política, no la encuesta. Nunca ha sido distinto.
Hasta ahora, las encuestas sólo han maquillado decisiones ya tomadas. En otras ocasiones ni siquiera hizo falta maquillaje, como cuando Clara Brugada perdió la encuesta por 14 puntos en CDMX, y AMLO aún así la hizo candidata por sobre Omar García Harfuch, el delfín de Claudia. O sea, el que manda impone en base a sus intereses o sus acuerdos. Punto.
El tema del género tiene otras aristas. Hay quienes dicen que no es fácil quitarle la candidatura a una mujer para dársela a un hombre en el estado más competitivo de MORENA en el país, y con una Presidenta con una política claramente feminista. Parece imposible, es cierto. Pero también parecía imposible que Claudia olvidara un discurso feminista de décadas para apoyar a alguien como Cuauhtémoc Blanco.
¿Qué quiere decir eso? Que para la Presidenta, las necesidades y los acuerdos políticos están por encima de cualquier otra convicción. En ese sentido, la primera presidenta mujer no es distinta a todos los presidentes hombres que la antecedieron, incluido AMLO.
EL GÉNERO
La realidad es que el género difícilmente sea un problema para MORENA. Este medio ya lo explicó días atrás en una nota (ver abajo). De los 17 estados donde habrá elecciones en 2027, en 7 nunca hubo una gobernadora mujer. Lógicamente, el INE debería empezar por allí a ordenar el género. En ese caso, de los otros 12 estados, sólo 2 deberían ser para mujeres.
La otra opción es que el INE ordene que en los estados donde hubo candidatos hombres vayan mujeres, y viceversa. Sobre todo en los estados competitivos para cada partido. En ese caso, MORENA gobierna 12 de los 17 estados donde habrá elecciones. Y en esos 12, hay 6 gobernadores hombres y 6 mujeres. Si simplemente se cambian los géneros en cada uno de ellos, puede ir hombre en Quintana Roo.
En síntesis, no es nada difícil cambiar de género en el estado.
El otro dato que refuerza esta situación tiene que ver con los caminos legales a seguir. Si alguien impugnara esa candidatura de hombre ¿a dónde iría a buscar justicia? El camino legal sería: primero el Tribunal Electoral local (Teqroo) luego la Sala Regional Xalapa del TEPJF y finalmente la Sala Superior del TEPJF.
En los próximos días la mayoría calificada morenista elegirá dos nuevos magistrados del Teqroo y tendrá el control de ese organismo (que, de hecho, ya tiene desde hace mucho). En la elección extraordinaria del 1 de junio, MORENA impondrá a los 3 magistrados de la Sala Xalapa, y de todas las Salas del país. Y la Sala Superior se convirtió en un apéndice de la 4T desde que les permitieron a los ministros mantenerse hasta 2027 a pesar de la reforma judicial, a cambio de que le dieran la mayoría calificada a la 4T en el Congreso de la Unión, justamente para aprobar esa reforma.
Como se ve, no hay ninguna opción de ganarle una batalla legal a MORENA en ese ámbito electoral. Eso significa que las discusiones sobre el género, y sobre cualquier otro asunto legal que pueda molestar a MORENA y la 4T, no tiene sentido.
En lo que respecta a Quintana Roo, eso significa que si Sheinbaum acepta que Gino Segura sea el candidato en 2027 (si ella es finalmente la que decide) no habrá argumento legal que la haga desistirse.
Eso no le quita posibilidades a Ana Paty. Pero lo que quiere decir es que el tema del género ha dejado de ser importante, al menos mientras haya un gobierno que tiene el control total de los tres Poderes del estado. El mismo argumento cabe para Estefanía Mercado.
LA CAMPAÑA Y LAS TENSIONES
La batalla, entonces, debe dirigirse a los dos puntos en los cuales se concentra el poder: la oficina de la Presidenta (pasando obligatoriamente por la oficina de Mara) y las bases morenistas, que, en el caso de Quintana Roo, bastan y sobran para ganar la elección a gobernador.
Quizá por eso parece que la primera tarea de alguna de esas campañas, por lo que se ve en estas últimas semanas, ha sido generar un fuerte ataque contra la imagen nacional de Mara. La aparición de notas nacionales y de campañas de redes sociales contra la gobernadora, parecen una estrategia que busca romper el vínculo de la mandataria estatal con Palacio Nacional.
Hay quien dice que ese vínculo no es sólido, y que las notas sólo aportan un poco de drama mediático a una situación que es mucho más compleja en las conversaciones privadas de las oficinas de Gobierno.
¿Será para tanto? Hasta ahora, realmente, parece que la proverbial apatía gestual de la Presidenta trae a todos bastante preocupados. Es claro que aún no se ha decantado a favor de nadie, y que todo lo que se dice de ella parecen expresiones voluntaristas.
Cuando hay una candidatura firme, todos en la política se dan cuenta. Eso no ha sucedido hasta hoy.