Por Martín G. Iglesias
Reza un refrán “quien nada debe, nada teme”; lo digo porque el extinto líder de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (Croc), Mario Machuca Sánchez, no usaba escolta, a pesar de ser uno de los sindicalistas más importantes en Quintana Roo y un político que alcanzó hasta una curul Federal.
Macucha, como le decían los cancunenses, nunca se percató de la afectación de intereses poderosos porque siempre estuvo del lado del obrero, del trabajador de quien hace la talacha día a día para que el sistema económico turístico funcione. Tenía confianza en sí mismo, pues no era un líder que estuviese metido en el escándalo mediático, sino que fue disciplinado aunque eso fuera contra sus intereses.
El artero asesinato de Mario Machuca, viene a develar el telón de los cientos de asesinatos que se comenten en Quintana Roo cada mes; pero también deja en evidencia la falta de una política de seguridad efectiva que trabaje desde la prevención del delito y no en las consecuencias. Su ejecución cobarde deja de manifiesto las decenas de ejecutados en el territorio estatal, la media docena de muertos no reportados en la Ciudad de Cancún.
Al ser Machuca como cualquier trabajador, pues no traía chofer ni escolta, camioneta blindada y menos armas, existe una identificación de la sociedad, en su día “normal” después de sus actividades decidió ir a ver una camioneta y luego lo “venadearon”.
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Esto me lleva a la reflexión que hoy por hoy, ciertos sectores de la administración pública están vinculados a grupos delictivos y que los homicidios selectivos siguen ocurriendo, como en el caso de las decenas de líderes sociales asesinados en los últimos dos años.
Aunque el oficialismo no quiera reconocerlo, el Crimen Organizado (CO) tiene contra las cuerdas a los gobiernos, donde las políticas públicas y las estrategias son rebasadas por los jefes de las mafias (no solo del narcotráfico, sino sindicales, de gobierno, económicas, etcétera), a quienes se les hace fácil mandar a “quitar de en medio” a quienes les estorben para sus fines aviesos; las muestras están ahí, con el asesinato del líder de los cañeros y ahora con la ejecución cobarde del líder de la Croc en Cancún.
Hay molestia por parte de todos los sectores empresariales, pero lo más grave es que el temor empieza a infiltrarse en la sociedad, hacer estragos en las familias; porque ahora no sabe si al salir hacia ti trabajo o regresar de él, te encontrarás con un fuego cruzado, donde sin deberla ni temerla te toque una bala perdida. Ahí se la se dejó…
SASCAB
Por cierto si Movimiento Ciudadano (MC) quiere ser tomado en serio como oposición real para el 2027, debe de cambiar su dirigencia Estatal, no es que José Luis Pech Várguez esté haciendo mal las cosas, sino que es tiempo que le dé paso a nuevos liderazgos que también tienen mucho que aportar.
Y de una vez, que se decida Leobardo Rojas López y sus cerca de cinco mil simpatizantes a sumarse al “Movimiento Naranja”, esa sí sería un mérito de la Coordinación Estatal que preside el Doctor Pech. Al tiempo…