
Redacción/CARIBE PENINSULAR
CANCÚN.- Casi nadie, salvo los fieles de aquella localidad alemana, tenía devoción a la imagen que en 1986 el Papa Francisco fue a ver a la iglesia de St Peter am Perlach, en Augsburgo, cuando se encontraba en Alemania concluyendo su tesis doctoral sobre Romano Guardini.
En el templo lucía un cuadro de Johann Melchior Georg Schmittdner (1625-1705), pintado en 1699-1700 en estilo veneciano y con influencia barroca, que representa una advocación de la Inmaculada Concepción bajo el título de Knotenlöserin (la que desata los nudos).
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En Brasil, el periodista Eduardo Mattos, que fue reportero de O Estado de Sao Paulo y del Jornal da Tarde, y editor-jefe de la Agencia Estado, publicó una investigación sobre una advocación mariana que se expande con rapidez: Nuestra Señora Desatanudos (también conocida como Nuestra Señora que Desata los Nudos o Nuestra Señora Desatadora de Nudos).

El padre Bergoglio había recibido “una tarjeta postal, un souvenir de esos que se venden en tiendas de museos, que tenía la reproducción de una obra de arte, el retrato de María sacando nudos de una cuerda”, explica Mattos, según recoge Gaudium Press.
Según el periodista, cuando vio la pequeña estampa, tuvo una revelación: “No hay nudo que resista a las manos de la Madre de Dios. Basta tener fe”.
El resto es sabido. Cuando en 1992 fue nombrado obispo auxiliar de Buenos Aires, decidió promover la devoción a esa imagen, y el 8 de diciembre de 1996 se inauguró el Santuario de Nuestra Señora que Desata los Nudos, con un éxito fulgurante.
“La ola de devoción alcanzó en grado de un tsunami en 1998”, recuerda Mattos: “En diciembre de aquel año se imprimieron cien mil estampitas. Debían llegar no sólo para ese mes, sino para el primer trimestre del año siguiente. La orden era entregar, en las colas de acceso al santuario, una estampita por cada devoto. Cuando las puertas de la iglesia se cerraron a medianoche, apenas quedaban treinta mil. Significaba que el 8 de diciembre de 1998 habían pasado por allí setenta mil fieles”.
Mattos cita un dato curioso: “Se calcula que Nuestra Señora tiene más de dos mil títulos, la mayor parte de ellos originados en apariciones o por su participación en hechos. En el caso de la Desatadora, descubrí que no había ni una cosa ni otra en relación a Ella; fue lo que me estimuló a descubrir el origen de la devoción”.
Así llegó a la historia del encariñamiento de un jesuita entonces poco conocido fuera de Argentina (donde había sido superior provincial) y que “en aquel momento vivía un momento de aislamiento entre los jesuitas a causa de disputas internas”.
Relata también cómo la devoción a la Desatadora, después de repercutir en Argentina, llegó a suelo brasileño, siendo primero en Búzios, en la Región de los Lagos, en Río de Janeiro, y posteriormente en Campinas, interior del estado de Sao Paulo.
En Cancún también se edificó un santuario, y así es como la Virgen María Desatadora de Nudos ha echado raíces.

El Santuario en Cancún, construido en medio de la selva con estructuras de madera y techos de palma, ofrece un ambiente de paz y recogimiento. Los fieles cuelgan listones blancos con sus peticiones y listones de colores en agradecimiento por los favores recibidos.
El santuario hoy es punto de encuentro espiritual, un sitio de peregrinación y símbolo de esperanza para miles de personas en el Caribe mexicano.
La devoción a esta advocación mariana, que representa la capacidad de la Virgen para interceder y “desatar” los nudos —problemas, angustias, conflictos— de la vida, llegó a Cancún gracias al padre Carlos Cancelado, quien impulsó con fervor su veneración en la región. Su entrega dejó una huella indeleble: antes de su fallecimiento, logró consolidar el proyecto de construir un santuario en honor a la Virgen Desatadora de Nudos, hoy erigido en la zona del Polígono Sur, que fue inaugurado en 2015, siendo el padre Luis Pablo Garza otro de sus impulsores junto con el Obispo Pedro Pablo Elizondo.
La comunidad católica lo ha adoptado como un espacio de recogimiento, agradecimiento y petición. Ya hay testimonios de personas que aseguran haber recibido favores o consuelo al visitar el lugar.
En Cancún, esa cercanía espiritual ha calado hondo. Cada vez son más los que llegan con listones con sus peticiones escritas, en busca de consuelo y guía.