
Marcelo Ebrard y su diplomacia económica: un nuevo capítulo en las relaciones México-EU
Washington D.C., 2025. En plena transición de poder en México, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, mantiene el pulso firme en la relación bilateral con Estados Unidos. Esta semana, el excanciller sostuvo una reunión con dos figuras clave del entorno comercial estadounidense: Howard Lutnick, secretario de Comercio, y Jameison Greer, representante del USTR. El mensaje no solo fue diplomático: fue político y económico.
“Vamos a estar bien con el liderazgo de la presidenta Claudia Sheinbaum”, escribió Ebrard en su cuenta de X. En medio de aranceles pendientes y tensiones por sectores como el acero, aluminio y jitomate, la frase toma una relevancia estratégica.
La diplomacia comercial bajo el sello Sheinbaum
Una reunión que va más allá del protocolo
Aunque Ebrard no reveló detalles sobre los temas tratados, las señales son claras. Las publicaciones en redes —dos en menos de 20 minutos— reflejan una intención política: mostrar continuidad, cercanía y liderazgo.
Estados Unidos sigue siendo el principal socio comercial de México. A pocos meses del cambio de gobierno, esta reunión semanal se posiciona como parte de un esfuerzo por garantizar estabilidad en las relaciones bilaterales. La narrativa de Ebrard es constante: diálogo, negociación y confianza.
¿Por qué es clave esta relación?
Las exportaciones mexicanas dependen en gran medida del mercado estadounidense. En 2024, según datos de Banxico, más del 80% de las exportaciones mexicanas tuvieron como destino Estados Unidos. En ese marco, cualquier señal de tensión, como los aranceles aún vigentes en acero, aluminio y autos, podría alterar no solo el flujo comercial, sino también el panorama económico en sectores sensibles.
Aranceles, jitomates y diplomacia discreta
Tensiones comerciales en el aire
A pesar del tono optimista del mensaje de Ebrard, el contexto no es del todo favorable. En los últimos meses, Estados Unidos ha mantenido e incluso reforzado ciertas medidas arancelarias hacia productos mexicanos, lo cual ha generado preocupación en sectores industriales del norte del país y en productores agrícolas del sur.
En particular, el jitomate podría ser el siguiente producto en enfrentar restricciones. Esta posibilidad, de concretarse, impactaría gravemente a estados como Sinaloa, Baja California y Yucatán, donde el cultivo y exportación de jitomate es una fuente esencial de empleo y divisas.
Una estrategia de largo plazo
La apuesta de Ebrard parece ser la construcción de una relación personal fuerte con funcionarios estadounidenses, lo cual puede traducirse en confianza operativa y capacidad de resolución directa. En diplomacia, los vínculos personales pesan más de lo que suele admitirse.
Al hablar de una “reunión semanal”, el secretario de Economía busca reforzar una idea: la política económica exterior de México es constante, profesional y resiliente. El objetivo es mostrar que, con Sheinbaum, no habrá improvisación.
Claudia Sheinbaum, en el centro del mensaje
Legitimación internacional del nuevo gobierno
Aunque Sheinbaum aún no asume formalmente la presidencia, Ebrard se refiere a ella ya como la presidenta. Esto no es casual: en diplomacia, los gestos importan. El mensaje busca construir legitimidad internacional antes incluso de la toma de protesta. Se trata de alinear al gobierno entrante con los compromisos actuales, sin dar lugar a especulaciones ni rupturas.
¿Cuál es el papel de Ebrard?
Como excanciller y hoy secretario de Economía, Marcelo Ebrard es uno de los funcionarios con mayor experiencia internacional en el gabinete. Su presencia en estas reuniones funciona también como un puente político. Habla inglés, conoce Washington y tiene relaciones previas con actores clave.
En otras palabras: su rol es el de garante. El de asegurar que, a pesar del cambio en Palacio Nacional, los acuerdos, tratados y canales de negociación se mantendrán abiertos y funcionales.
Estados Unidos, un socio estratégico con matices
¿Qué espera EU de México?
El gobierno estadounidense tiene intereses muy claros: estabilidad en el T-MEC, cooperación en materia energética, y disciplina en la regulación de productos agrícolas. También observa con atención los procesos electorales y sus implicaciones para el comercio bilateral.
La presencia de Lutnick y Greer en una reunión con Ebrard no es solo cortesía: es una señal de que Estados Unidos también está construyendo puentes con la futura administración.
México, entre la presión y la oportunidad
Mientras tanto, México enfrenta un dilema: cómo defender sus intereses sin tensar demasiado la cuerda. Los aranceles a productos clave han sido una forma indirecta de ejercer presión sobre ciertas políticas internas.
El reto de Ebrard y Sheinbaum será negociar sin ceder soberanía, pero sin afectar la balanza comercial. Y eso implica tener funcionarios con oficio político y solvencia técnica. Hasta ahora, Ebrard ha jugado bien sus cartas.
Una diplomacia activa para un futuro incierto
La reunión de Marcelo Ebrard con funcionarios estadounidenses es más que una postal diplomática. Es un mensaje de continuidad y pragmatismo en tiempos de transición. Si bien los detalles siguen siendo escasos, el tono y la frecuencia de estos encuentros son claves para entender el rumbo que tomará la relación bilateral bajo la presidencia de Claudia Sheinbaum.
La pregunta central sigue vigente: ¿podrá México lograr acuerdos favorables sin ceder ante las presiones comerciales de su principal socio? El tiempo —y las siguientes reuniones— lo dirán.