Machismo laboral en México: El liderazgo femenino acotado por percepciones culturales y datos crudos de la OCDE

El machismo laboral en México: la OCDE expone la profunda brecha de género y la relegación de mujeres en puestos directivos. Un análisis crucial.
Machismo laboral en México: El liderazgo femenino acotado por percepciones culturales y datos crudos de la OCDE

México se posiciona a la cabeza en mediciones de machismo económico y laboral en América Latina, una realidad que condena a las mujeres a roles relegados, especialmente en puestos directivos, según un estudio de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Este análisis revela la profunda brecha de género que permea desde las percepciones sociales hasta la estructura empresarial del país.

La cruda realidad del machismo laboral en México

Los datos recuperados por la OCDE exponen un panorama preocupante sobre la desigualdad de género en el ámbito profesional y económico mexicano, contrastando significativamente con otras economías de la región y el mundo.

Percepciones culturales que limitan el avance

La Encuesta Mundial de Valores, consignada por la OCDE, revela que en México, dos de cada diez personas creen que los hombres son mejores ejecutivos simplemente por su género. Esta percepción se traduce directamente en la escasa presencia femenina en la cúpula empresarial: menos del uno por ciento de las grandes empresas del país son dirigidas por una mujer.

La situación se agrava al considerar el impacto económico en el hogar: más de la mitad de los mexicanos opina que si una mujer gana más que su marido, ello generará problemas en la esfera doméstica. Esta proporción es notablemente superior a la de Brasil (36 por ciento), Chile (35 por ciento), Perú (26 por ciento), Argentina (18 por ciento) y Estados Unidos (9 por ciento).

La preferencia masculina en el mercado y la academia

El «Estudio sobre comercio y género en América Latina» de la OCDE detalla que no solo se trata de asegurar un desnivel, sino de otorgar preferencia a los hombres para ingresar al mercado laboral. El 25 por ciento de los mexicanos consultados en la Encuesta Mundial de Valores –tanto mujeres como hombres– consideran que ante un déficit de empleos, «los hombres deberían tener más derecho a un trabajo que las mujeres». Solo Perú (26 por ciento) supera a México en esta afirmación, mientras que Chile registra un 18 por ciento. La cifra mexicana es considerablemente mayor que la de Estados Unidos (5 por ciento), Argentina (12 por ciento) y Brasil (19 por ciento).

Esta disparidad se extiende al ámbito educativo: uno de cada cinco mexicanos apunta que es más importante para un hombre que para una mujer tener estudios universitarios, lo que duplica las cifras de Estados Unidos o Brasil. Asimismo, más de la mitad de mexicanos y brasileños consideran que, cuando las madres tienen un trabajo remunerado, «sus hijos sufren», en comparación con el 48 por ciento de los chilenos, el 44 por ciento de los peruanos y el 20 por ciento de los estadounidenses.

Brecha directiva: Menos del uno por ciento de las empresas lideradas por mujeres

Más allá de las percepciones, la realidad numérica subraya la exclusión de las mujeres de los puestos de poder en el sector corporativo.

La exclusión en los consejos de administración

Las mujeres representan aproximadamente el 12 por ciento de los integrantes de los consejos de las empresas en México, una cifra muy por debajo del 21 por ciento de Colombia, 35 por ciento de Canadá, 32 por ciento de Estados Unidos, y el promedio de la OCDE, que se sitúa en 30 por ciento. La organización también subraya que el 27 por ciento de las empresas mexicanas no tienen ninguna mujer en sus consejos. Esta proporción se reduce a 17 por ciento de las compañías en Chile y 9 por ciento en Brasil. Incluso en Estados Unidos, de 593 compañías analizadas, solo una tenía un panel de administración enteramente masculino.

El contraste con filiales extranjeras

El resultado de esta dinámica es que los espacios para que las mujeres dirijan grandes empresas en México se reducen a las multinacionales. La publicación revela que «en torno a un tercio de las filiales de empresas extranjeras están encabezadas por mujeres, frente al escaso número (próximo al 1 por ciento) de mujeres que lideran empresas mexicanas». Esta disparidad evidencia una barrera estructural y cultural profunda que frena el avance femenino en el liderazgo empresarial nacional.

Los hallazgos de la OCDE no solo son cifras, son un espejo de las convicciones arraigadas en la sociedad mexicana que perpetúan la desigualdad de género. ¿Cómo puede México aspirar a un desarrollo económico pleno y equitativo si una parte fundamental de su talento sigue relegada por prejuicios y estructuras que privilegian un género sobre otro?

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