
Redacción
De insultos a la adhesión: Morena recibe a exdirigente del PRI en Durango y estalla la polémica
Luis Enrique Benítez, expriista con historial de agravios contra Sheinbaum y AMLO, se suma al partido guinda rumbo a las elecciones del 2 de junio
DURANGO.— A menos de un mes de las elecciones del 2 de junio, Morena abrió las puertas al expriista Luis Enrique Benítez Ojeda, exdirigente estatal del PRI en Durango, quien formalizó su afiliación al partido guinda este viernes 9 de mayo, en un acto encabezado por Andrés Manuel López Beltrán, secretario de Organización del Comité Ejecutivo Nacional y uno de los hijos del expresidente López Obrador.
El movimiento causó un terremoto interno en Morena, no sólo por el peso político del nuevo integrante, sino por su historial de agravios contra figuras centrales de la Cuarta Transformación. Hasta hace unos meses, Benítez se manifestaba abiertamente en contra del movimiento morenista, e incluso llegó a insultar en redes sociales a la entonces jefa de Gobierno, hoy presidenta, Claudia Sheinbaum Pardo, a quien llamó “pendeja” e “ignorante” por su anuncio de la compra de plantas eléctricas a Iberdrola.
“Hoy los ideales de Morena ya son mis ideales”, declaró el expriista al recibir su credencial como militante, en un evento promovido por la dirigencia nacional.
Un pasado incómodo para la 4T
La adhesión del también exdiputado local provocó indignación pública en la militancia duranguense de Morena, en especial entre liderazgos de izquierda con trayectoria. La senadora Margarita Valdez, una de las principales voces de Morena en el estado, expresó su categórico rechazo a la incorporación y anunció que presentará una solicitud formal ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia del partido.
“Recordamos con claridad sus insultos a la doctora Sheinbaum, su ataque a la Universidad Juárez en 2010, y sus reiteradas descalificaciones públicas a López Obrador. La congruencia debe seguir siendo uno de los pilares del movimiento”, sostuvo la legisladora.
En efecto, además de los insultos directos a la hoy presidenta, Benítez llegó a declarar desde tribuna que AMLO sería recordado como “el presidente que más trató bien a los delincuentes”, en referencia a la política de seguridad del gobierno federal.
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Puertas abiertas… ¿a cualquiera?
A pesar de las protestas, la dirigencia nacional defendió la afiliación como parte de la estrategia de “puertas abiertas” del partido. En un comunicado, el Comité Ejecutivo Estatal de Morena en Durango celebró la incorporación del expriista, al considerar que “fortalecerá la campaña” en curso y que su llegada es reflejo del respaldo popular al proyecto de la Cuarta Transformación.
“Aquí no caben los que buscan fuero. Aquí caben los que quieren transformar”, sentenció el mensaje oficial, que contrastó con el malestar de las bases.

Una tendencia que se repite
El caso de Benítez Ojeda no es el único. En semanas recientes, otros expriistas han sido recibidos por Morena o sus gobiernos. El ejemplo más notorio es el de Adrián Rubalcava, exalcalde de Cuajimalpa, quien en diciembre de 2023 se sumó a la campaña de Claudia Sheinbaum y hace unos días fue nombrado director del Metro de la CDMX.
Rubalcava, señalado por organismos de derechos humanos y por la entonces Comisión Nacional de Seguridad, fue objeto de investigaciones por ataques a periodistas y políticos, además de tener presuntos vínculos con el grupo delictivo “Los Claudios”.
¿Congruencia o pragmatismo electoral?
La incorporación de expriistas con expedientes cuestionables ha generado fisuras dentro del movimiento, sobre todo en momentos clave del proceso electoral. Para muchos militantes, estos fichajes representan un riesgo a los principios éticos del partido y la percepción de que Morena se está convirtiendo en un refugio para operadores políticos reciclados.
“La memoria importa. La ética importa. No todo vale para ganar elecciones”, advirtió la senadora Valdez en sus redes sociales.
Con las campañas en curso y la disputa por posiciones locales y federales en juego, Morena enfrenta ahora una disyuntiva de fondo: ¿puede el pragmatismo justificarlo todo en tiempos electorales?