Por el Paleador
Un amigo que trabaja en un municipio de la zona norte, está preocupado.
Es viernes por la noche y aún no le circulan el acordeón pactado, para que le haga saber a sus allegados y “promovidos” por quién votar. Sabe que son números, que representan cargos. Ni caso tiene que le digan nombres o muestren imágenes de las personas.
Sería más enredo, dice.
Reitera que le dan lo mismo los números. El chiste es tenerlos a tiempo para organizar el acarreo.
Subraya que no conoce a nadie de las boletas que ha visto en su “face”. Mucho menos sus trayectorias.
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Con mucho conoce a la “Ministra del Pueblo”, Lenia Batres.
No sabe la diferencia entre magistrados o jueces, ni mucho menos las competencias locales o federales de esos cargos.
Explica que es más fácil votar por Morena, sacar la foto a su boleta tachada, junto a su código QR y junto con las demás personas que ha llevado a votar, pasar a cobrar.
Ahora son números. Enredo de números.
Reconoce que en los cargos estatales, los de Quintana Roo, la tienen fácil, sólo hay que votar por los listados del Poder Ejecutivo, los primeros. Eso es un aliviane.
Como subcoordinador de estructura, debe afanarse en entenderle a esos números, a esos acordeones que, sabe, pronto le harán llegar, para orquestar el acarreo.
Tiene pocas horas. Pero es precavido. Ya realizó reuniones con sus simpatizantes, grupos de apoyo, para que estén pendientes de los mandatos morenistas.
Sabe, por experiencia, que hay que estar atento a las indicaciones de los coordinadores de estructura municipales.
“Hay que cumplirle a Morena, para que sigamos teniendo nuestras becas y apoyos. Ahora es el momento de acabar con la corrupción de los jueces y magistrados, y que sean del pueblo”, se anima reivindicar el mandato obradorista aún en boga y reproducido hasta la saciedad en las redes sociales.
No quiere hablar de cuánto les pagarán esta vez por voto.
Se tranquiliza con las palabras de este Paleador, que conoce de inmundicias y sabe hablarle a las personas. Sabe cómo escarbar, para sacar a flote las veleidades democráticas. Sabe hacer pasables las horas para mantener estas fuentes de valiosa información.
Con unas palabras de aliento de este Paleador, ese amigo está risueño.
La preocupación empieza a alejarse. Fue un mal momento.
Sólo un momento.
Dice que el 1 de junio está a la vuelta de la esquina. “Ya se respira, aunque está vez estamos nerviosos, son muchos números”, dice.
“Por eso hay que estar a las vivas”, reafirma.
Sabe que en unas horas, como ha sido en las últimas elecciones, le cumplirá a los altos mandos morenistas y a su coordinador municipal (se reserva su nombre).
Será la hora de votar y de llevar a sufragar a sus “promovidos”.
No observa en esa conducta nada anormal, nada antidemocrático. Al contrario, dice que hay que “hay que estar alertas y luchar contra los neoliberales, que tanto jodieron al país”.
Ahora está alegre, más cuando reafirma:
“Debemos seguir conservando el gobierno del pueblo. Votamos para mantener el legado de Andrés Manuel: No mentir, no robar y no traicionar al pueblo. Ahora con la Presidenta Claudia estamos construyendo el segundo piso de la Cuarta Transformación. Nadie lo impedirá.”
Las risas estallan, pletóricas de democracia.
Diáfana democracia.
Y este Paleador se aleja, ya que escarbó lo que tenía que escarbar.
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