Redacción
CIUDAD DE MÉXICO.- A partir del miércoles 28 de mayo, polvo del desierto del Sahara llegará a la península de Yucatán, informó la Coordinación Estatal de Protección Civil de esa entidad.
Cada año, los vientos alisios arrastran las tormentas de arena del desierto del Sahara hacia el océano Atlántico y llega a la península de Yucatán y a varios países de Centroamérica.
De acuerdo con expertos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), anualmente, los desiertos africanos emiten a la atmósfera cerca de 800 millones de toneladas métricas de partículas finas de polvo.
Este fenómeno es más común entre los meses de julio y agosto, porque en esa temporada los vientos alisios alcanzan su mayor fuerza y empujan el polvo hacia el Caribe.
“De acuerdo con las imágenes de satélite y modelos de predicción, el paso de este polvo por nuestro territorio, no excederá los estándares promedio de la calidad del aire, por lo que no representa riesgo para nuestro estado”, explicó Protección Civil de Yucatán.
Los efectos visibles en la península continuarán hasta el 31 de mayo. De acuerdo con Juan Antonio Palma Solís, un meteorólogo entrevistado por el medio local, “El Diario de Yucatán”, este fenómeno podría traer lluvias aisladas durante los siguientes días.
El polvo desértico provoca que los días se tornen grisáceos y con escasa nubosidad debido a la dispersión de la luz solar por las partículas en suspensión. Una de las principales características del fenómeno son los tonos rojizos y anaranjados, que se observan en el cielo durante los amaneceres y atardeceres.
La intensidad del fenómeno meteorológico varía año con año, ya que la cantidad de polvo del Sahara que ingresa a nuestro país depende de la intensidad del viento y concentración que tenga desde su origen en África.
Solo pequeñas concentraciones llegan al centro de México, ya que la Sierra Madre Oriental actúa como barrera natural. El polvo del Sahara no representa un peligro para la población en México. Su principal efecto es sobre el clima, en la cantidad de nubosidad y lluvias.
Luis Antonio Ladino Moreno, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) explicó “Gaceta UNAM” que el polvo contiene minerales que fertilizan el océano y la tierra. Además, al tratarse de un compuesto altamente árido y seco, inhibe la formación de huracanes y nubes.
Usualmente, la nube de polvo se ubica entre cinco y siete kilómetros sobre el nivel del mar, explicó el experto. Sin embargo, en caso de que descienda, las partículas pueden perjudicar la salud de las personas que las inhalen. En esos casos, se recomienda el uso de cubrebocas para evitar daños a la salud.
Adicionalmente, en esos casos, el Centro Nacional para la Prevención de Desastres recomendó a la población tomar las siguientes precauciones:
- Evitar exponerse a las altas concentraciones de polvo.
- Tomar resguardo durante estos eventos.
- Cerrar todas las entradas de aire a los cuartos durante las tormentas.
- Si es necesario estar a la intemperie, utilizar lentes y cubrebocas o un pañuelo.
Con información de Proceso
