Integridad como activo: el nuevo reto empresarial
En un contexto donde la corrupción sigue representando un freno para el desarrollo económico y social de México, la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno ha lanzado un llamado urgente al sector privado: transformar la integridad en una ventaja competitiva.
La palabra clave “llamado empresarial contra la corrupción” cobra vida en este esfuerzo que busca trascender la legalidad mínima y apostar por la construcción de un nuevo tejido empresarial basado en la transparencia.
Hacia una responsabilidad compartida
Una nueva visión desde el gobierno federal
En el evento “Responsabilidad Compartida: del Compromiso a la Acción”, Raquel Buenrostro Sánchez, titular de la Secretaría Anticorrupción y Buen Gobierno, propuso un cambio de paradigma: ver la integridad empresarial no como un obstáculo sino como un activo estratégico.
“La integridad abre mercados, fortalece reputaciones y genera valor sostenible”, afirmó Buenrostro.
Este planteamiento impulsa a los empresarios del Caribe Mexicano y todo el país a pensar en cómo sus prácticas éticas pueden convertirse en un diferenciador real en un mercado cada vez más exigente.
Voces empresariales que apoyan la transformación
Durante el encuentro participaron figuras como Francisco Cervantes, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, y Jorge Santos, de la Cámara de la Industria de Transformación de Nuevo León, quienes respaldaron la necesidad de adoptar una “cultura de denuncia” y fortalecer los mecanismos internos de prevención.
La participación activa del empresariado es fundamental para lograr cambios sistémicos que reduzcan los espacios de corrupción tanto a nivel local como regional.
Tres líneas de acción para combatir la corrupción
1. Fortalecer la integridad empresarial
La Secretaría anunció que se establecerán mesas de trabajo para definir acciones específicas que impulsen la integridad desde dentro de las organizaciones:
- Códigos de ética obligatorios
- Programas de capacitación continua
- Políticas de “cero tolerancia” ante prácticas corruptas
En el Caribe Mexicano, donde la economía depende en gran medida del turismo y el comercio, adoptar estas medidas puede representar una oportunidad para elevar la competitividad.
2. Impulso a MIPYMES dentro de las cadenas de proveeduría
El fomento a las micro, pequeñas y medianas empresas es crucial para democratizar el acceso a contratos públicos:
- Criterios de integridad en procesos de licitación
- Transparencia en la adjudicación
- Asesoría y acompañamiento para cumplimiento de estándares
Esto abre nuevas oportunidades a negocios locales en estados como Quintana Roo y Yucatán.
3. Mecanismos de transparencia en la interacción público-privada
Se busca diseñar protocolos claros que regulen la relación entre funcionarios y empresarios:
- Agenda pública de reuniones
- Declaraciones juradas de interés
- Plataformas digitales de seguimiento
Una medida que, de implementarse correctamente, podría reducir considerablemente los espacios de discrecionalidad que propician actos de corrupción.
Digitalización y simplificación: dos pilares contra la corrupción
La Secretaría reiteró que trabaja para:
- Simplificar trámites: Menos burocracia, menor posibilidad de sobornos.
- Eliminar espacios de discrecionalidad: Normas claras y procedimientos automáticos.
- Digitalizar procesos: Desde licencias hasta pagos, todo debería quedar registrado.
El Caribe Mexicano, al ser uno de los polos de inversión más dinámicos del país, tiene una oportunidad de liderar este cambio y convertirse en modelo de buenas prácticas.
Integridad: del discurso a la acción
Aunque el discurso anticorrupción ha sido constante en los últimos años, el reto sigue siendo transformar la narrativa en resultados tangibles. El sector privado tiene ahora la oportunidad de dejar de ser visto como “parte del problema” y consolidarse como “parte de la solución”.
Para lograrlo, será fundamental que las acciones no queden solo en los grandes consorcios, sino que permee también a nivel local, en pequeños negocios y proveedores de servicios que forman la base económica de regiones como Quintana Roo, Campeche y Yucatán.
Un compromiso que trasciende generaciones
Construir mecanismos anticorrupción no es tarea fácil ni rápida, pero representa una apuesta a largo plazo por un Caribe Mexicano más justo, competitivo y próspero.
La integridad no debe ser vista como una exigencia externa, sino como una decisión estratégica que puede determinar el éxito o fracaso empresarial en el nuevo orden económico global.
La pregunta que queda en el aire es: ¿Responderá el sector privado con hechos a este llamado histórico?