Líderes católicos de Estados Unidos critican con vehemencia las políticas migratorias de Trump

Líderes católicos de EU critican políticas migratorias de Trump por separación familiar y fomento del miedo. Exponen impacto humano y desafío al gobierno.
Líderes católicos de Estados Unidos critican con vehemencia las políticas migratorias de Trump

Washington, 12 de septiembre de 2025. Un influyente grupo de obispos y monjas católicos de Estados Unidos, inmersos en el epicentro del conflicto migratorio, ha alzado su voz para denunciar las severas políticas migratorias de Trump. La crítica se centra en la separación de familias, la instigación del miedo y la desestabilización de la vida eclesiástica y comunitaria, generando un profundo debate sobre la dignidad humana.

La voz de la iglesia católica frente a la crisis migratoria

Desde Washington, un grupo de destacados obispos y monjas católicos de Estados Unidos, quienes se encuentran en la primera línea del conflicto migratorio del país, censuraron las estrictas políticas implementadas por el gobierno del presidente Donald Trump. Estas políticas son señaladas por separar familias, incitar al miedo y trastornar la vida de la iglesia estadunidense.

En un panel de discusión celebrado el jueves en la Universidad de Georgetown, los líderes católicos no solo criticaron al gobierno federal, sino que también detallaron las estrategias de apoyo a los inmigrantes. Con la agenda de deportaciones masivas de Trump y el impulso a la aplicación de la ley de inmigración, se ha generado un clima de temor que impide a muchas familias llevar a sus hijos a la escuela, ir al trabajo o asistir a la iglesia, por miedo a ser detenidos y deportados. Un ejemplo visible de estas operaciones ocurrió el 4 de septiembre de 2025, cuando agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE) realizaron un operativo antimigrante en una planta de Hyundai en Ellabell, Georgia.

El impacto desestabilizador en las comunidades

El obispo auxiliar de Washington, D.C., Evelio Menjivar Ayala, enfatizó las profundas consecuencias de estas medidas: “El modo en que se aplican las políticas de inmigración en estos días no solo desestabiliza la vida del inmigrante en particular, sino de familias enteras, negocios, la vida de los niños, de comunidades enteras, de vecindarios”. El obispo describió el sentimiento predominante: “Lo que veo en los ojos de la gente es dolor y una profunda confusión… ¿A dónde iremos si no somos bienvenidos aquí?”.

A estos temores se suma un cambio instaurado al inicio del segundo mandato de Trump, que concedió más autonomía a los agentes de inmigración para efectuar arrestos en escuelas y lugares de culto. Estos sitios habían sido tradicionalmente considerados intocables, y la medida ha sido impugnada en los tribunales por maestros y diversos grupos religiosos.

La experiencia personal del obispo Menjivar Ayala añade una capa de profundidad a su postura. “Para mí, es algo muy personal porque yo fui un extraño y me acogieron”, compartió. El prelado cruzó la frontera de Estados Unidos de manera indocumentada en 1990, huyendo de la guerra civil en su natal El Salvador. Actualmente, es ciudadano estadounidense y se ha convertido en el primer obispo salvadoreño del país.

El clamor humanitario desde la frontera

La hermana Norma Pimentel, reconocida activista por los derechos de los migrantes en la frontera entre Estados Unidos y México, también participó en el panel. Subrayó la vital importancia de “mantener viva la esperanza en las familias que luchan” como parte fundamental del apoyo brindado. La hermana Pimentel dirige Catholic Charities de Rio Grande Valley, un centro de descanso crucial para migrantes agobiados en McAllen, Texas.

Recordó una visita a familias inmigrantes en un centro de detención, donde las encontró en una “condición terrible”, conmoviéndose hasta las lágrimas. La hermana Pimentel relató un emotivo momento: “Vi a agentes de la Patrulla Fronteriza mirándonos, y ellos también se conmovieron y lloraron”. Al salir del lugar, uno de los agentes le expresó: “Gracias, hermana, por ayudarnos a darnos cuenta de que son seres humanos”.

La postura del gobierno y la respuesta eclesiástica

Por su parte, los funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) han reiterado que no habrá “espacios seguros” para quienes se encuentren ilegalmente en el país, hayan cometido delitos o intentado socavar la aplicación de la ley de inmigración. Han defendido consistentemente sus esfuerzos como medidas destinadas a salvaguardar la seguridad pública y nacional.

A pesar de que los líderes católicos comparten con muchos conservadores políticos la doctrina central de la iglesia contra el aborto y el matrimonio entre personas del mismo sexo, han manifestado un marcado desacuerdo con el gobierno de Trump en materia de inmigración.

Ruptura de alianzas y advertencias globales

A principios de este año, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) anunció el fin de medio siglo de asociaciones con el gobierno federal para servir a refugiados y niños migrantes. La USCCB calificó la decisión como “desgarradora”, atribuyéndola a la abrupta cancelación de fondos por parte del gobierno de Trump.

En febrero, el difunto papa Francisco también emitió una importante reprimenda a los planes de la administración para realizar deportaciones masivas de migrantes. Advirtió que la expulsión forzosa de personas únicamente por su condición ilegal les priva de su dignidad inherente.

El arzobispo de Miami, Thomas Wenski, quien formó parte del comité de migración de la USCCB, destacó en el panel las significativas aportaciones de los inmigrantes a la economía del país. “Si preguntas a la gente dedicada a la agricultura, si preguntas en la industria de servicios, si preguntas a la gente en el cuidado de la salud, si preguntas a la gente en el campo de la construcción, te dirán que algunos de sus mejores trabajadores son inmigrantes”, afirmó Wenski, concluyendo que “la aplicación de la ley siempre será parte de cualquier política de inmigración, pero tenemos que racionalizarla y humanizarla”.

Otros desarrollos en la aplicación de la ley migratoria

La ciudad de Chicago, Illinois, se encuentra bajo la vigilancia del gobierno de Donald Trump debido a su estatus de ciudad santuario. En un incidente reciente que generó controversia, un agente del ICE mató a tiros a un migrante que intentaba fugarse en Chicago. Este suceso subraya la tensa relación entre las políticas federales y las realidades locales. Asimismo, un juez bloqueó temporalmente los esfuerzos de Estados Unidos para expulsar niños migrantes, añadiendo otra capa de complejidad al panorama legal y humanitario.

Otros eventos de interés global

En otras latitudes, más de un millón de personas persisten en la ciudad de Gaza a pesar de la orden de evacuación. Las autoridades gazatíes reportan que la zona de Al Mauasi ha sido blanco de más de 109 bombardeos, pese a que Israel la señaló como zona humanitaria segura, provocando más de dos mil muertes.

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