La declaración de culpabilidad de Ismael «El Mayo» Zambada en Nueva York no solo sella su destino tras las rejas, sino que desata una «granada de alto poder político» sobre México. Esta confesión, que revela décadas de colusión con la clase política, augura profundas implicaciones políticas El Mayo Zambada para el país y su futuro.
La confesión de El Mayo: Una «magnanimidad» con trasfondo político
Estados Unidos ha mostrado lo que denomina la magnanimidad del vencedor. Con la presa entre los dientes, la fiscal general, Pam Bondi, destacó la “cooperación” con México para la captura de delincuentes como Ismael El Mayo Zambada. Este lunes, Zambada se declaraba culpable en el tribunal de Nueva York que preside el juez Brian Cogan, el mismo que metió entre rejas a El Chapo Guzmán y otros capos de la droga.
El agradecimiento a las autoridades mexicanas supone un balón de oxígeno para el Gobierno de Claudia Sheinbaum. La actual administración se ve, con frecuencia, obligada a defender su territorio de las incursiones y amenazas estadounidenses. También debe criticar la “hipocresía” de declarar a los carteles organizaciones terroristas para después llegar a acuerdos con los grandes narcotraficantes.
Al declararse culpable de dos cargos, Zambada, de 77 años, acepta pasar el resto de su vida en prisión sin optar a la libertad condicional. A principios de este mes, los fiscales eliminaron la posibilidad de pedir la pena de muerte, un gesto que preparó el terreno para el pacto entre el capo y Washington. “Cuando tratamos con [acusados de] México, no podemos pedir la pena capital, es un acuerdo que tenemos con las autoridades mexicanas. Pero este tipo tiene 77 años y vivirá igual que si estuviera en el pabellón de la muerte”, ha asegurado Bondi en tono triunfalista. La fiscal sentenció: “El Mayo pasará el resto de sus días detrás de las rejas”.
La trama de corrupción: El «jefe de jefes» acusa a la clase política
Las palabras de El Mayo, sin embargo, no pueden sino poner en guardia a toda la clase política mexicana. Con ella, el capo ha negociado durante décadas para servir a sus propósitos criminales. El jefe del gran cartel de Sinaloa, una de las organizaciones más inclinadas a mercadear con el poder político, ha dicho: “La organización que encabecé alentó la corrupción en mi país al pagar a policías, comandantes militares y políticos que nos permitieron operar libremente”.
Un balón de oxígeno para Sheinbaum, una advertencia para todos
El Mayo Zambada es considerado “caza mayor”. Desde su detención en julio del año pasado, tras ser traicionado por sus socios, los hijos de El Chapo, se supo que Estados Unidos tenía entre sus manos una granada de alto poder político. Esta podría poner en graves aprietos a decenas de gobernantes y autoridades policiales y militares. La colusión entre la clase política y el narcotráfico es moneda corriente en México, máxime cuando una organización se pasa décadas manejando un negocio millonario sin que se atrape a los máximos responsables. Esto es algo que Estados Unidos recrimina recurrentemente.
El entramado mafioso y la presión estadounidense
El presidente Donald Trump no ha soltado la cantinela en el tiempo que lleva de gobierno, obligando a Claudia Sheinbaum a enviarle a 55 delincuentes ya encarcelados para aplicar su propia justicia y sacar provecho de sus declaraciones. Las afirmaciones de estos delincuentes no dejan de darle la razón a Trump: en las prisiones mexicanas el delito prosigue y buena parte del Estado, ya sean gobernadores, presidentes municipales o secretarios de Seguridad, participan del entramado mafioso.
Carlos Flores, experto en Seguridad del Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social (Ciesas), apunta: “El Gobierno mexicano tendrá que decidir ahora si opta o no por una defensa ramplona basada en el patriotismo, porque la verdadera traición no está en el hecho de ser exhibidos en una corte internacional, sino en que sean protegidos y no se les juzgue efectivamente”.
Los hijos del Chapo y las pistas de Trump
La amenaza contra la clase política mexicana estaba latente desde que dos de los hijos de El Chapo, Ovidio y Joaquín, acabaron en manos de la justicia estadounidense, en 2023 y 2024, respectivamente. Ambos alcanzaron ciertos acuerdos con las autoridades judiciales de aquel país. Es mucha la información que manejan y los expertos en seguridad dan por hecho que tras la entrega de dos remesas de criminales encarcelados, a petición de Trump, les tocará el turno a los políticos.
La retirada de visas para viajar a Estados Unidos ha sido una de las pistas que el gobierno del magnate republicano ha ido dejando caer como miguitas de pan contra algunos gobernantes, tal es el caso de la gobernadora de Baja California, Pilar Ávila.
¿Cazador o cazado? Las posibles revelaciones de Zambada
Si la detención de El Mayo ha abierto una guerra entre carteles en Sinaloa que se ha cobrado ya centenares de víctimas, no será menor la polvareda política que se avecina si el criminal empieza a «cantar». Algo que su abogado, Frank Pérez, rechaza: “No va a hablar de nadie”, ha dicho. “El acuerdo con Estados Unidos es de dominio público, no se trata de cooperación, [El Mayo] quería reconocer su culpabilidad. La información que él tiene se queda con él”, ha asegurado.
Pero en estos casos, la palabra de un abogado vale tanto como la del delincuente y aún más, como las de los gobiernos implicados. Tan difícil resultará conocer los términos de los acuerdos alcanzados como las futuras repercusiones políticas.
El impacto en la estructura política y la economía criminal
Las expectativas de obtener información son altas y eso ha influido en la negociación de los acuerdos. Es probable que Estados Unidos utilice esos conocimientos para procesar a otros actores, tanto delincuentes como de la clase política o empresarial. Tantas décadas de El Mayo al frente del cartel ofrecen un caudal de conocimiento directo sobre otros implicados. Esto ya se ha vislumbrado en juicios como el de García Luna, secretario de Seguridad en tiempos de Felipe Calderón, dice Flores. El experto cree que ahora “fluirá más” con una alta capacidad de “cimbrar no solo a los gobiernos mexicanos del pasado, también a los de periodos inmediatos”, a quienes les puede hacer más daño por estar gobernando en la actualidad.
Es posible que salgan a relucir pactos de impunidad e intercambio de recursos para las campañas electorales, por ejemplo, vaticina el experto. “Lo que yo quisiera ver ahora es una madurez política dispuesta a la cooperación más allá de las filias y fobias y los colores partidistas. A México le conviene sacudirse esta estructura que ha operado a la vera de los Estados y que tanta violencia viene generando”, expresa Flores. No será fácil: desvincular por completo el narcotráfico del poder político sería tanto como alumbrar un nuevo México.
El fin de una era y el balance de Estados Unidos
Las autoridades estadounidenses afirman que bajo el mando de Zambada, el cartel sinaloense trasladó a su país unas 15.000 toneladas de cocaína. La fiscal general lo atribuye al soborno de “funcionarios del Gobierno y fuerzas de seguridad mexicanas”, quienes protegían a empleados de la organización criminal y las rutas de exportación de las drogas. De acuerdo con los funcionarios, Zambada viró su negocio para “inundar” el país norteamericano de heroína y fentanilo, un opiáceo sintético que ha provocado una epidemia con más de 70.000 víctimas anuales.
El Gobierno estadounidense ha empleado un tono triunfalista para referirse a la caída del capo. “El Mayo morirá en una prisión estadounidense, adonde pertenece”, aseguró Bondi, quien se acompañó en su conferencia de prensa de los fiscales que representan muchas de las jurisdicciones que, durante décadas, recibieron la droga del cartel de Sinaloa.
El nombre de Zambada, el llamado Jefe de Jefes, aparece al menos en 16 causas judiciales federales abiertas en todo el país. Terry Cole, el encargado de la agencia antinarcóticos, la DEA, aseguró que el pacto “colapsa el mito de que los grandes capos están fuera del alcance de la justicia estadounidense”. Cole aseguró que el proceso judicial contra El Mayo se construyó con la ayuda de agentes en Bogotá y Madrid. El próximo paso, según las autoridades estadounidenses, será anunciar la incautación de una “muy fuerte” suma de dinero en efectivo. Los documentos judiciales señalan que Washington busca incautarse de cerca de 15.000 millones de dólares en bienes vinculados con el capo.
La declaración de culpabilidad de Ismael «El Mayo» Zambada expone una herida profunda en la política mexicana. ¿Será este el catalizador para que México se sacuda una estructura de impunidad arraigada, o simplemente el preludio de un nuevo capítulo en la incesante colusión entre poder y crimen?