El domingo 14 de diciembre de 2025 marcó el colapso definitivo del sistema de partidos que había gobernado Chile desde el retorno a la democracia en 1990. La contundente victoria de José Antonio Kast Rist representa un cambio de paradigma de magnitudes históricas, sepultando la hegemonía cultural de la centro-izquierda y redefiniendo lo posible en la política nacional.
La consolidación de una nueva era política
La jornada electoral del 14 de diciembre de 2025 no fue simplemente un evento más en la tradición republicana de Chile. El abanderado del Partido Republicano, José Antonio Kast, obtuvo el 58.61% de los sufragios frente al 41.39% de su contendora, la exministra comunista Jeannette Jara. Esta ventaja irremontable de más de 17 puntos porcentuales convirtió al abogado de 59 años en el presidente más votado en la historia de Chile, superando los umbrales alcanzados por figuras como Eduardo Frei Ruiz-Tagle y Gabriel Boric.
La magnitud del triunfo sugiere que no es un accidente estadístico ni un voto de castigo, sino la expresión de un realineamiento estructural del electorado chileno. Este cambio fue impulsado por una demanda existencial de orden, seguridad y autoridad ante lo que fue percibido como el desmoronamiento del Estado de Derecho durante el periodo 2022-2025.
Este informe tiene como objetivo desentrañar el fenómeno Kast mediante un análisis multidimensional que abarca su biografía familiar, su trayectoria legislativa, la evolución de su pensamiento doctrinario y la anatomía de su campaña presidencial de 2025. Se busca explicar cómo Chile transitó desde el «Estallido Social» de 2019, que prometía un giro refundacional hacia la izquierda, hacia una restauración conservadora.
Genealogía de un liderazgo: raíces, familia y formación (1951-1990)
Para comprender la psique política de José Antonio Kast y la rocosidad de sus convicciones, es imperativo excavar en los sustratos de su historia familiar y su formación temprana. Su liderazgo es la consecuencia de una herencia cultural marcada por la inmigración alemana, el catolicismo preconciliar y el trauma de la Guerra Fría.
El éxodo alemán y el asentamiento en Paine
La historia de los Kast en Chile comenzó en 1951, cuando sus padres, Michael Kast Schindele y Olga Rist Hagspiel, arribaron al país provenientes de Oberstaufen, Baviera. Se establecieron en la localidad rural de Paine, al sur de Santiago, que se convertiría en el bastión emocional y político del clan. Allí, mediante una ética de trabajo austera, transformaron un pequeño emprendimiento en el gigante agroindustrial «Cecinas Bavaria», una empresa que hoy cuenta con restaurantes y cafeterías.
José Antonio Kast, el menor de diez hermanos, nacido el 18 de enero de 1966, absorbió una visión del mundo donde el esfuerzo individual, la propiedad privada y la familia numerosa son pilares sociales. Sin embargo, la historia de su padre, Michael Kast, ha sido fuente de controversia debido a que investigaciones periodísticas confirmaron que fue miembro del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán (NSDAP) durante la Segunda Guerra Mundial. Kast ha defendido que su padre fue un recluta forzado, arrastrado por la maquinaria bélica sin convicción ideológica nazi.
La sombra de Miguel Kast y los Chicago boys
Si su padre proveyó el carácter, el hermano mayor, Miguel Kast Rist, proveyó la doctrina. Miguel Kast es una figura mítica en la derecha chilena, considerado uno de los arquitectos de la transformación económica bajo el régimen de Augusto Pinochet. Formado en la Universidad de Chicago, Miguel fue:
- Ministro de Odeplan (1978-1980).
- Ministro del Trabajo.
- Presidente del Banco Central.
Fue Miguel quien introdujo en la familia y en el país la lógica de la focalización del gasto social y la subsidariedad extrema. Su muerte prematura en 1983 dejó un vacío que José Antonio buscaría llenar, conectando a la familia Kast directamente con el corazón del gremialismo y la tecnocracia civil de la dictadura.
Formación universitaria: el encuentro con Jaime Guzmán
Tras cursar su educación básica y media en el Colegio Alemán de Santiago, Kast ingresó a estudiar Derecho en la Pontificia Universidad Católica de Chile (PUC). Allí se encontró con su mentor político: Jaime Guzmán Errázuriz, ideólogo de la Constitución de 1980 y fundador del Movimiento Gremial.
Kast se convirtió en un discípulo, integrándose al Movimiento Gremial y llegando a ser candidato a la presidencia de la Federación de Estudiantes de la Universidad Católica (FEUC), aunque fue derrotado por el democratacristiano Patricio Zapata.
Bajo la tutela de Guzmán, Kast absorbió principios fundamentales:
- Subsidiariedad: El Estado solo interviene cuando los privados o cuerpos intermedios no pueden hacerlo.
- Orden Social Natural: La política debe respetar el orden y la jerarquía social, no transformarla mediante ingeniería social.
- Anticomunismo: Una oposición moral y existencial al marxismo.
Esta etapa culminó con su participación activa en la campaña del «Sí» en el plebiscito de 1988, defendiendo la continuidad del régimen de Pinochet, un hecho que ha reivindicado como muestra de su coherencia histórica.
La dimensión espiritual: Schoenstatt y la política
Paralelamente a su formación, Kast profundizó su vínculo con el Movimiento Apostólico de Schoenstatt, una corriente católica de origen alemán. Para Kast, la política es una extensión de su apostolado. Su postura intransigente en temas valóricos —rechazo absoluto al aborto, defensa del matrimonio tradicional, oposición a la ideología de género— es una convicción teológica que precede a su ambición de poder.
El soldado del partido: ascenso y crisis en la UDI (1996-2016)
Antes de convertirse en el caudillo de la ultraderecha, José Antonio Kast fue, durante dos décadas, un «soldado» disciplinado de la Unión Demócrata Independiente (UDI).
El arraigo local: concejal y diputado
Su carrera electoral comenzó en 1996 cuando fue electo concejal por Buin, sirviendo como alcalde protocolar y construyendo redes de servicio. En 2001, dio el salto al Congreso Nacional como diputado por el Distrito 30 (San Bernardo, Buin, Paine, Calera de Tango), obteniendo la primera mayoría.
Durante cuatro períodos consecutivos (2002-2018), Kast se destacó como un legislador laborioso enfocado en familia y seguridad. Fue jefe de bancada en tres ocasiones (2007, 2008, 2011), demostrando capacidad para ordenar a las huestes gremialistas.
La disidencia interna: Kast vs. los coroneles
A medida que la UDI, bajo el liderazgo de figuras como Pablo Longueira y Jovino Novoa («los coroneles»), giraba hacia el centro para buscar gobernabilidad, Kast se atrincheró en la ortodoxia.
- En 2008 y 2010, intentó presidir el partido, desafiando a Juan Antonio Coloma. En 2010, llevaba a Evelyn Matthei como vicepresidenta.
- Perdió ambas internas, pero consolidó un grupo de fieles («los kastistas»).
- Criticó el gobierno de Sebastián Piñera (2010-2014), apoyándolo con reticencia y censurando su «blandura» frente a las movilizaciones estudiantiles de 2011.
La ruptura definitiva
El 31 de mayo de 2016, José Antonio Kast renunció a la UDI. Argumentó en una carta pública que el partido se había convertido en una estructura vacía, controlada por operadores políticos. «La UDI tiene controladores, no líderes», sentenció. Esta renuncia fue el acto fundacional del Partido Republicano. Kast anticipó que el ciclo de la «política de los acuerdos» había muerto y que el electorado de derecha buscaba un liderazgo sin culpas.
La travesía por el desierto y la construcción de una alternativa (2017-2021)
La decisión de Kast de competir como independiente en las presidenciales de 2017 fue vista como una aventura testimonial, pero se convirtió en la plataforma de despegue para su proyecto hegemónico.
La sorpresa de 2017: el 8% que cambió todo
Sin estructura partidaria ni grandes recursos, Kast obtuvo el 7.93% de los votos (523,213 sufragios), superando los pronósticos que le daban solo un 2%. Este resultado reveló una «derecha dura» oculta. Kast endosó sus votos a Piñera en segunda vuelta, condicionando la agenda para endurecer el discurso sobre migración y seguridad.
La institucionalización: nace el Partido Republicano
En 2018, Kast fundó el movimiento Acción Republicana y, en junio de 2019, constituyó el Partido Republicano de Chile. El partido se diseñó como una maquinaria electoral vertical, leal a su líder, inspirada en modelos de derecha populista exitosos como Vox en España y Bolsonaro en Brasil.
El estallido social y la validación del discurso
La insurrección de octubre de 2019 fue el combustible que Kast necesitaba. Mientras Chile Vamos firmaba el acuerdo constitucional, Kast se mantuvo como la única voz del «Rechazo» absoluto. Su diagnóstico fue que Chile necesitaba que Carabineros pudiera disparar y que se restableciera el orden público. A medida que la violencia se cronificaba en la «Zona Cero» y en la Araucanía, el discurso de Kast comenzó a parecer necesario para muchos chilenos.
El vértigo de 2021: ganar para perder
Las elecciones de 2021 fueron el ensayo general de 2025. Kast capitalizó el miedo al comunismo y la violencia, ganando la primera vuelta con un 27.91% y desplazando a la derecha tradicional (Sichel) al cuarto lugar. En el balotaje, perdió ante Gabriel Boric, quien ganó con un 55.8%. La lección para Kast fue clara: necesitaba que el gobierno de izquierda fracasara rotundamente y que el país demandara «mano dura» con desesperación, lo que ocurrió entre 2022 y 2025.
El interregno de Boric y la «tormenta perfecta» (2022-2025)
La presidencia de José Antonio Kast en 2025 es inexplicable sin el deterioro sistemático de las condiciones de vida en Chile bajo el gobierno del Frente Amplio.
La crisis de seguridad: el nuevo enemigo interno
El factor determinante fue la seguridad. Chile pasó de ser uno de los países más seguros de Latinoamérica a enfrentar una ola de criminalidad ultraviolenta importada. La tasa de homicidios se disparó, apareciendo fenómenos vinculados a bandas como el Tren de Aragua (sicariato, secuestros extorsivos y casas de tortura).
La percepción de inseguridad alcanzó máximos históricos (sobre el 80%), asociando la migración irregular descontrolada con el crimen. Kast, quien llevaba años advirtiendo sobre esto («zanjas en la frontera»), pasó de alarmista a profeta. El asesinato de tres carabineros en Cañete en 2024 solidificó la demanda por un «Estado Policial».
Estancamiento económico y fatiga reformista
Mientras la seguridad colapsaba, la economía se estancaba. El gobierno de Boric, si bien fue responsable fiscalmente, no logró reactivar el crecimiento:
- Promedio de cifras paupérrimas (0.2% en 2023, 2.4% en 2025).
- El desempleo se mantuvo obstinadamente alto (8.6%).
- La inversión huyó ante la incertidumbre regulatoria.
La clase media baja, agobiada por la inflación de alimentos y el miedo, migró hacia la derecha.
El péndulo constitucional
El fracaso de los dos procesos constitucionales (2022 y 2023) agotó la paciencia cívica. Aunque el Partido Republicano sufrió una derrota táctica en 2023, estratégicamente ganó: el tema constitucional murió, y la agenda volvió a las preocupaciones materiales (seguridad y economía) donde Kast jugaba de local.
La campaña de 2025: estrategia y el camino a la victoria
La campaña presidencial de 2025 se estructuró como un plebiscito sobre la supervivencia de la nación.
La definición de los candidatos: orden vs. continuidad
Oficialismo: El Partido Comunista logró imponer a Jeannette Jara, ex ministra del Trabajo, sobre la socialdemócrata Carolina Tohá. Jara era competente y carismática, artífice de las 40 horas, pero cargó con el lastre de un gobierno impopular y el estigma de su militancia.
Oposición: Kast enfrentó el desafío de Evelyn Matthei (UDI) y Johannes Kaiser (independiente ultra). Sin embargo, la base electoral de derecha ya se había «republicanizado». Kast logró un pacto de no agresión en primera vuelta, absorbiendo luego los votos de ambos sectores sin dificultad.
El programa de gobierno: «La fuerza del cambio»
Kast presentó un programa radicalmente pragmático, abandonando las guerras culturales más divisivas para centrarse en la eficiencia y el orden. Su plan, titulado «Gobierno de Emergencia», se basó en cinco pilares de ejecución inmediata.Tabla 1: Ejes estratégicos del programa de gobierno de Kast (2026-2030)
| Pilar | Nombre del Plan | Descripción Detallada y Mecanismos de Acción |
| Seguridad Penitenciaria | Plan Cancerbero | Construcción acelerada de cárceles de máxima seguridad en zonas desérticas e insulares. Segregación total de líderes del crimen organizado (régimen de aislamiento 23 horas). Militarización perimetral de recintos penales para evitar corrupción de gendarmería.28 |
| Control Fronterizo | Plan Escudo Fronterizo | Cierre físico de pasos no habilitados (zanjas reforzadas con tecnología). Despliegue de una Fuerza de Tarea Conjunta (Ejército y Carabineros) con reglas de uso de fuerza letal para defensa de soberanía. Expulsión administrativa express de cualquier migrante irregular detectado en flagrancia.29 |
| Salud Pública | Plan Zero | Eliminación de listas de espera en 24 meses mediante la compra masiva de servicios al sector privado (sistema de vouchers). Inyección de US$ 770 millones financiados por recortes en «grasa estatal».28 |
| Economía | Plan Reinicia | Reducción del impuesto corporativo al 23%. Eliminación de 700 programas gubernamentales mal evaluados. Despido masivo de operadores políticos contratados post-2022. Fast-track para proyectos de inversión minera y energética superiores a US$ 100 millones.31 |
| Social | Plan Generación Dorada | Subsidios directos a adultos mayores y programas de envejecimiento activo. Foco en libertad de elección en salud para la tercera edad, permitiendo el uso de cotizaciones en prestadores privados.28 |
La debacle de la izquierda: halcones vs. palomas
La campaña de Jeannette Jara cometió un error estratégico fatal: se impusieron los «halcones», quienes centraron el mensaje en el riesgo democrático que representaba Kast. Esta narrativa chocó con la realidad de la calle, donde la amenaza del narcotráfico era concreta y la «amenaza a la democracia» era abstracta. Al atacar a Kast, la izquierda solo logró consolidar su imagen de «hombre fuerte» necesario. Además, la autocrítica tardía del gobierno de Boric sobre la seguridad llegó cuando la credibilidad ya estaba rota.
Anatomía de una victoria aplastante
Los resultados del domingo 14 de diciembre de 2025 revelaron un país teñido de rojo republicano, impulsado por el voto obligatorio.
Los resultados en cifras
Kast obtuvo 6,084,364 votos (58.61%) frente a los 4,296,000 votos (41.39%) de Jara. La diferencia de más de 1.7 millones de votos hizo que la elección fuera irremontable desde el primer cómputo.Tabla 2: Resultados comparados segunda vuelta (2021 vs 2025)
| Candidato | Coalición | Votos 2021 (%) | Votos 2025 (%) | Variación |
| José Antonio Kast | Partido Republicano | 44,13% | 58,61% | +14,48% |
| Candidato Izquierda | Apruebo Dignidad / Unidad | 55,87% (Boric) | 41,39% (Jara) | -14,48% |
El voto popular y regional
El análisis desagregado mostró que Kast no ganó solo con el voto de la clase alta. El «Roto Chileno» votó Republicano: Kast arrasó en comunas populares donde el PDG de Franco Parisi había sido fuerte. El votante pragmático, anti-élites y azotado por la delincuencia, migró en masa hacia Kast.
En el Norte Grande, regiones como Tarapacá y Antofagasta dieron a Kast porcentajes superiores al 65%, castigando al oficialismo por la crisis migratoria. En la zona de conflicto mapuche, la Araucanía y Biobío, el apoyo a Kast rozó el 70%, validando su propuesta de militarización permanente.
La nueva configuración del congreso
Aunque ganó la presidencia por amplio margen, Kast gobernará con un Congreso fragmentado, aunque favorable si logra alinear a la derecha tradicional.Tabla 3: Composición de la Cámara de Diputados 2026-2030 (155 escaños)
| Pacto / Partido | Escaños | % Cámara | Rol Político |
| Unidad por Chile (Oficialismo saliente) | 61 | 39,3% | Oposición dura. Controlan comisiones clave. |
| Cambio por Chile (Republicanos + aliados) | 42 | 27,0% | Base de gobierno. Republicanos es el partido mayoritario (31 dip). |
| Chile Grande y Unido (Chile Vamos) | 34 | 21,9% | Socios necesarios. Tienen la llave de la mayoría. |
| Partido de la Gente (PDG) | 14 | 9,0% | Bisagra populista. Tendencia a apoyar agenda de seguridad. |
| Otros / Indep. | 4 | 2,6% | Irrelevantes. |
Para aprobar leyes simples (78 votos), Kast necesitará sumar a su base (42) los votos de Chile Vamos (34) y al menos 2 del PDG. Esto obligará a una negociación constante, moderando inevitablemente los impulsos más radicales de su programa.
Reacciones internacionales: Chile en el eje de la nueva derecha
La victoria de Kast fue celebrada euforicamente por la internacional conservadora.
Javier Milei (Argentina): El presidente argentino fue el primero en llamar, publicando en X (ex Twitter): «¡VIVA LA LIBERTAD CARAJO! Chile se aleja del socialismo empobrecedor». Se anticipa una alianza estratégica Santiago-Buenos Aires para desmantelar estructuras de integración regional de izquierda, como el Grupo de Puebla, y fortalecer el libre mercado.
Donald Trump (EE.UU.): Desde la Casa Blanca, la administración Trump ve en Kast un aliado clave para el control de la influencia china en el Pacífico y la gestión de fronteras. Analistas prevén una visita de Estado temprana y cooperación en inteligencia y seguridad.
El Salvador: La «Bukelización» de la política chilena es un hecho. Kast ha citado explícitamente el modelo de seguridad de Bukele como inspiración para su Plan Cancerbero, y se espera cooperación técnica en materia penitenciaria.
Proyecciones y desafíos de gobernabilidad (2026-2030)
José Antonio Kast asumirá el poder el 11 de marzo de 2026 en un escenario de altas expectativas y paciencia corta.
El gabinete: ¿Técnicos o leales?
El diseño de su gabinete será la primera señal de gobernabilidad. Se perfila una mezcla de leales del Partido Republicano en carteras políticas y técnicos independientes en economía.
- Interior: Probablemente Arturo Squella o un perfil político duro capaz de negociar con el Congreso.
- Hacienda: José Luis Daza o Sebastián Claro son los favoritos para dar tranquilidad a los mercados y ejecutar el recorte fiscal prometido.
- Salud: Paula Daza es la carta indiscutida para implementar el Plan Zero.
- Seguridad: Se baraja la creación de un «Zar de la Seguridad» con amplios poderes, rol que podría recaer en un ex General de Carabineros.
Los riesgos: la calle y el congreso
El principal riesgo para Kast no está en las urnas, sino en la calle. La izquierda, derrotada electoralmente, podría replegarse a la movilización social, reactivando sindicatos y movimientos estudiantiles. Una política de «mano dura» mal ejecutada podría detonar un nuevo estallido, esta vez contra un gobierno de derecha. Además, la falta de mayoría en el Senado obligará a Kast a usar decretos y facultades administrativas, tensando la institucionalidad.
El triunfo de José Antonio Kast cierra el ciclo de la post-dictadura. Chile ha decidido sacrificar la promesa de derechos sociales universales en el altar del orden público y la autoridad. El éxito de su gobierno dependerá de una sola variable: si logra o no reducir la violencia. Si lo consigue, el Partido Republicano podría convertirse en el PRI chileno del siglo XXI. Si fracasa, el péndulo volverá a oscilar, pero esta vez sobre un tejido social aún más dañado. La era Kast ha comenzado, y con ella, un viaje a lo desconocido para la democracia chilena.











