Desde San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, al 3 de agosto de 2025, la situación de la seguridad en Frontera Comalapa se mantiene tensa. Los recientes «levantones» o privaciones ilegales de la libertad, atribuidos a presuntos integrantes del Cártel de Sinaloa (CS), evidencian un control férreo en esta zona limítrofe con Guatemala, impactando directamente a pobladores vinculados al grupo “El Maíz”, considerado el brazo civil del cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
Una región bajo tensión constante
Habitantes de Frontera Comalapa han denunciado una escalada de «levantones» en semanas recientes, una situación que contrasta con la relativa calma que se observa en la mayoría de los municipios de la frontera y la sierra chiapaneca desde la entrada del nuevo gobierno estatal el pasado 8 de diciembre. La tensión específica en Frontera Comalapa es palpable y se debe a estas desapariciones.
Los pobladores, quienes solicitaron el anonimato por seguridad, afirmaron que en los últimos días se han llevado a muchas personas que colaboraron con “El Maíz” de manera forzada. Esta colaboración se daba bajo la amenaza de ser asesinados durante la disputa territorial entre el CJNG y el cártel de Sinaloa, una pugna que ha marcado la región desde hace varios meses y que ha permitido al CS tomar el control.
La estela de la desaparición forzada
La violencia generada por la disputa territorial ha dejado una alarmante cifra de desaparecidos. La semana pasada, un caso particular conmocionó a la comunidad: un señor y sus tres hijos fueron privados de su libertad. Se estima que, desde que el cártel de Sinaloa asumió el control de Frontera Comalapa, ha habido aproximadamente 25 o más personas desaparecidas, según el testimonio de los pobladores.
Entre los afectados por estas privaciones de libertad se encuentran habitantes dedicados a la venta de vehículos, así como una persona que participaba en actividades de la Iglesia católica. Esta diversidad de perfiles subraya la indiscriminación de la violencia que azota a la población.
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Conflicto histórico y control territorial
La violencia en Chiapas no es un fenómeno reciente. Desde mediados de 2021, la disputa territorial entre el cártel Jalisco Nueva Generación y el cártel de Sinaloa desató una ola de inseguridad en diversos municipios de la sierra y la frontera de Chiapas. Este conflicto ha provocado:
- Enfrentamientos armados
- Personas heridas y muertas
- Desapariciones forzadas
- Cobro de derecho de piso
- Quema de vehículos
- Desplazamientos forzosos de comunidades
- Bloqueos carreteros
A pesar de esta crisis prolongada, los informantes indicaron que poco después de que iniciara la nueva administración estatal, encabezada por el morenista Eduardo Ramírez, la situación de inseguridad y los bloqueos carreteros se controlaron en buena medida.
El dominio económico y la inacción oficial
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La influencia del cártel de Sinaloa en Frontera Comalapa no se limita a los «levantones»; se extiende a un control total de la vida económica local. Aunque superficialmente parezca que no se están «metiendo con la gente», los integrantes del CS deciden quién opera las concesiones de transporte público o de comercio, bajo el pretexto de que algunas personas pertenecieron al grupo “El Maíz”. Esta situación fue confirmada por los pobladores.
En este complejo panorama, la inseguridad persiste, llevando a algunos habitantes a abandonar sus hogares por temor. Los «pakales», agentes de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal –creada por el gobierno estatal actual–, están presentes en la región. Sin embargo, los pobladores aseguran que su acción es limitada, incluso generando la percepción de posible complicidad. Pese a esto, una aparente calma se ha establecido en algunos aspectos, ya que los retenes en las carreteras y los hombres armados que antes se paseaban libremente en la vía pública ahora son menos visibles en la región.
Frontera Comalapa es un espejo de la compleja realidad del control territorial por grupos criminales, donde la vida cotidiana de sus habitantes está sometida a dinámicas de poder que trascienden las acciones de las autoridades. ¿Es el aparente cese de retenes y hombres armados una señal de calma o simplemente una nueva fase en el dominio del cártel?