El 10 de diciembre de 2025 marcó un punto crucial en las relaciones bilaterales entre México y Estados Unidos. En apego al vital Tratado de aguas de 1944, se llevó a cabo la quinta reunión de alto nivel del año, con el objetivo de evaluar las condiciones técnicas del río Bravo y negociar un acuerdo de entrega. Sin embargo, el silencio oficial sobre los resultados al cierre de la noche alimenta la especulación sobre el futuro de los compromisos hídricos.
Reunión bilateral de alto nivel: ¿acuerdo o estancamiento?
Con el propósito central de dar seguimiento a las entregas de agua y realizar las evaluaciones técnicas necesarias, la quinta reunión binacional de 2025 se desarrolló de manera virtual. El encuentro, calificado como de alto nivel, concluyó sin que hasta anoche se hubieran dado a conocer los resultados, lo cual genera incertidumbre en la Ciudad de México.
El eje central de la sesión fue la revisión de las actuales condiciones del río Bravo y las condiciones técnicas para cumplir con el Tratado de Aguas de 1944. Tal como adelantó la presidenta Claudia Sheinbaum por la mañana, la sesión se realizó en estricto apego al acuerdo bilateral.
Delegaciones y objetivos técnicos
Para estos trabajos, el gobierno de México presentó una delegación de alto nivel con la tarea de revisar las condiciones técnicas actuales para garantizar el cumplimiento de las obligaciones.
Los funcionarios mexicanos participantes fueron:
- Julio Berdegué, secretario de Agricultura y Desarrollo Rural.
- Roberto Velasco, subsecretario para América del Norte y actual encargado del despacho de la cancillería.
- Efraín Morales, titular de la Comisión Nacional del Agua.
Por su parte, la representación del gobierno de Estados Unidos estuvo encabezada por:
- Brooke Rollins, secretaria de Agricultura.
- Christopher Landau, subsecretario de Estado.
El objetivo de estos equipos es lograr un acuerdo que beneficie a ambas naciones, balanceando la necesidad de cumplir con el Tratado de Aguas de 1944 con las condiciones hídricas actuales.
La sombra del Tratado de 1944 y las presiones externas
El seguimiento a las entregas de agua se realiza bajo un contexto de alta tensión geopolítica. El tema del agua ha sido un punto recurrente de fricción, ilustrado por las presiones ejercidas previamente.
Notas relacionadas al encuentro recuerdan el amago del entonces presidente Donald Trump a México, quien condicionó la entrega de agua, amenazando con imponer aranceles de 5 por ciento si el país no cumplía con sus compromisos hídricos.
Frente a este panorama, la presidenta Claudia Sheinbaum ha mantenido una postura clara, asegurando que se cumplirá el envío de agua a Estados Unidos sin afectar el abasto nacional, una promesa que la delegación mexicana busca respaldar con evaluaciones técnicas rigurosas.
Temas colaterales que dominan la agenda política nacional
Más allá de las negociaciones binacionales hídricas, la atención del círculo rojo se ha centrado en otros sucesos que reflejan las dinámicas de poder y la seguridad interna, demostrando la complejidad de la agenda política del 10 de diciembre de 2025.
Entre los asuntos que acapararon los reflectores se encuentran:
- Investigación en Pemex: Petróleos Mexicanos (Pemex) documentó el «modus operandi» de un grupo criminal ligado a Raúl Rocha. Según la información disponible, el grupo delictivo se sostenía en una red de complicidades que incluía a otras bandas e incluso a servidores públicos.
- Negación de registro: Se negó el registro de reserva de derechos para el vocablo «azteca» a Salinas Pliego. La televisora había solicitado dicho registro con fines de difusión periodística en medios digitales.
- Ley de vapeadores: Diputados aprobaron una ley que prohíbe los vapeadores. No obstante, el grupo parlamentario de Morena precisó que la normativa no castigará a quienes posean o utilicen estos dispositivos.
El hermetismo en torno a la reunión del 10 de diciembre de 2025 subraya la complejidad y la sensibilidad del Tratado de Aguas de 1944, un acuerdo que, más allá de la hidrología, toca fibras sensibles de la soberanía y la presión geopolítica. Mientras la diplomacia intenta conciliar las obligaciones históricas con la realidad hídrica actual, el fracaso en la negociación podría tener consecuencias económicas directas, como ya se anticipó con el amago de aranceles, manteniendo a la Presidencia en un delicado equilibrio entre el deber internacional y la promesa de no afectar el abasto nacional.
