Desde que un objeto interestelar irrumpió en nuestro vecindario cósmico en julio, la $\text{NASA}$ ha activado una campaña sin precedentes para capturar sus secretos. El cometa $\text{3I/ATLAS}$ no es solo un visitante fugaz que atraviesa millones de años luz; es una ventana al pasado remoto, obligando a doce misiones espaciales a coordinarse en una cacería histórica.
Un despliegue sin igual en la exploración interestelar
El cometa interestelar $\text{3I/ATLAS}$, el tercer objeto de este tipo identificado en nuestro sistema solar (tras $\text{1I/’Oumuamua}$ en 2017 y $\text{2I/Borisov}$ en 2019), se ha convertido en el foco de una inédita campaña de observación. La agencia espacial estadounidense ha movilizado doce misiones para seguirle la pista, buscando obtener pistas valiosas sobre otros sistemas estelares.
La red de seguimiento histórica implementada por la $\text{NASA}$ incluye:
- Orbitadores y rovers en Marte: El $\text{Mars Reconnaissance Orbiter}$ ($\text{MRO}$) y el $\text{rover Perseverance}$ han captado imágenes desde el planeta rojo, brindando perspectivas únicas.
- Misiones de Heliosfísica: Misiones diseñadas para observar nuestro Sol, como $\text{STEREO}$ y $\text{SOHO}$, han proporcionado vistas detalladas de su cola e inspección de su trayectoria.
- Sondas y telescopios icónicos: Las sondas $\text{Psyche}$ y $\text{Lucy}$, junto con observatorios como $\text{Hubble}$ y $\text{James Webb}$, se han sumado al esfuerzo, aportando análisis espectrales.
- Otras plataformas: La misión $\text{SPHEREx}$ desempeña un rol crucial en la investigación, y $\text{MAVEN}$ aportó una vista $\text{UV}\_\text{text}$.
Este esfuerzo colaborativo es crucial. Los científicos pueden comparar cómo se ve el mismo objeto desde distintos ángulos y distancias, lo que permite reconstruir la dinámica de las partículas que se desprenden del cometa.
El descarte de la teoría extraterrestre y el origen del retraso
La atención mediática sobre el $\text{3I/ATLAS}$ creció considerablemente después de que un científico sugiriera que podría tratarse de un objeto hecho con tecnología alienígena. No obstante, los expertos de la $\text{NASA}$ han descartado por completo esta especulación, reiterando que su comportamiento es el de un cometa típico, a pesar de su inusual trayectoria.
El retraso en la publicación de las esperadas nuevas imágenes, que ocurrió a mediados de noviembre de 2025, no respondió a ninguna anomalía científica, sino al parón administrativo provocado por el cierre del Gobierno estadounidense, que dejó a gran parte de la plantilla de la $\text{NASA}$ sin actividad entre el 1 de octubre y el 13 de noviembre.
Una vez retomado el funcionamiento normal, la $\text{NASA}$ reafirmó su diagnóstico. $\text{Amit Kshatriya}$, administrador asociado de la $\text{NASA}$, fue claro: «Para comenzar, me gustaría abordar los rumores. […] Este objeto es un cometa. Se ve y se comporta como un cometa. Y todas las evidencias apuntan a que es uno».
$\text{Nicola Fox}$, administradora asociada de la Dirección de Misiones Científicas de la $\text{NASA}$, agregó que: «Pudimos decir rápidamente: ‘Sí, definitivamente se comporta como un cometa. Ciertamente, no hemos visto ninguna tecnoseñal ni nada que nos lleve a creer que sea otra cosa que un cometa'». En este sentido, $\text{Chris Lintott}$, astrofísico de la Universidad de Oxford, opinó que la idea de una nave alienígena es «simplemente absurda».
La huella química que revela un sistema estelar ajeno
Las observaciones combinadas de los telescopios $\text{Hubble}$ y $\text{James Webb}$ apuntan a que el cuerpo helado tiene un tamaño estimado entre 440 metros y 5.6 kilómetros. Aunque en las imágenes capturadas con la cámara $\text{HiRISE}$ del $\text{Mars Reconnaissance Orbiter}$ el 2 de octubre de 2025 no se aprecia una cola clara en sentido opuesto al Sol, las imágenes generales muestran al $\text{3I/ATLAS}$ con una clara y característica coma —una nube de gas y polvo alrededor del núcleo— y una cola de polvo bien definida.
Lo más intrigante son los datos de composición, que confirman que el $\text{3I/ATLAS}$ no se formó en nuestro sistema solar. Los instrumentos en ultravioleta han permitido desglosar mejor su composición:
- Composición atípica: Se detectan proporciones atípicas de $\text{CO}_2$ y de otros volátiles que rara vez aparecen tan marcados en cometas locales.
- Historia geológica diferente: Estas señales espectrales sugieren que el $\text{3I/ATLAS}$ procede de un sistema con condiciones térmicas y químicas muy distintas de las que rigen en nuestro entorno solar.
$\text{Tom Statler}$, científico principal de la $\text{NASA}$, enfatiza la relevancia de este material: «No es solo una ventana a otro sistema solar, es una ventana al pasado remoto, tan remoto que incluso precede a la formación de nuestra Tierra y nuestro Sol». Se cree que el cometa proviene de un sistema estelar posiblemente más antiguo que nuestro propio sistema solar, formado hace unos 4.500 millones de años.
La travesía cósmica y el máximo acercamiento
La trayectoria refinada del objeto $\text{3I/ATLAS}$ confirma que su aproximación más cercana a la Tierra ocurrirá el próximo 19 de diciembre. En ese momento, pasará a una distancia aproximada de 170 millones de millas, o lo que es igual, 274 millones de kilómetros. Aunque no representa ninguna amenaza para nuestro planeta, esta cercanía marca un momento óptimo para estudiar su actividad antes de que se pierda en la oscuridad.
El viaje del cometa no concluye ahí. Se espera que en la primavera de 2026 cruce la órbita de $\text{Júpiter}$, ofreciendo nuevas oportunidades para observar su comportamiento bajo influencias gravitacionales fuertes. Este hito en la astronomía moderna abre una ventana al conocimiento sobre la evolución de planetas y cometas en otras estrellas, permitiendo comparar procesos de formación planetaria en distintos rincones de la galaxia.
La velocidad en coordinar observaciones entre plataformas espaciales y terrestres fue esencial para captar información que, de otra manera, se habría perdido para siempre, dado que su trayectoria hiperbólica indica que su paso por el sistema solar será por una única vez.
La $\text{NASA}$ ha demostrado una capacidad de cooperación internacional y tecnológica sin precedentes para acercarse a enigmas que parecían inalcanzables. Este objeto interestelar, un fragmento de otro mundo, nos ofrece la oportunidad de comparar los materiales exosolares con los propios de nuestro sistema, mientras continúa la búsqueda de biofirmas en otros mundos.










