En el panorama gastronómico de México, donde los restaurantes con estrellas Michelin capturan titulares, la presidenta Claudia Sheinbaum optó por la autenticidad de la comida local. Su visita a la lonchería El Pocito en Cancún, un referente de la cocina yucateca con 37 años de trayectoria, subraya el valor de la tradición culinaria. Esta es la fascinante historia del restaurante El Pocito, un establecimiento que se hizo grande desde la austeridad, y que hoy es un punto de encuentro para líderes políticos.
El simbolismo de la visita presidencial a El Pocito
La elección de la presidenta Claudia Sheinbaum de comer en un restaurante como El Pocito resalta la conexión con la gastronomía tradicional mexicana. Aunque existen opciones de alta cocina, este establecimiento se ha consolidado como un referente ineludible en Cancún por sus preparaciones típicas de la cocina yucateca.
La ocasión en la que la mandataria acudió a comer a la lonchería, lo hizo en compañía de Mara Lezama, la gobernadora de Quintana Roo. Ambas se tomaron fotografías con Manuela Uch Balam, la propietaria de El Pocito, en ese momento.
El restaurante celebró el encuentro: “¡Qué honor recibir en El Pocito a la Presidenta (…) Su visita nos llena de alegría y nos impulsa a seguir ofreciendo lo mejor de la gastronomía local”, se escribió en un mensaje institucional.
El Pocito: la historia de Manuela Uch Balam
La historia de El Pocito es una narración de esfuerzo y crecimiento. Manuela Uch Balam y su esposo fundaron el establecimiento en 1988. Inicialmente, el negocio tenía el nombre de ‘La Cabañita’ y sus condiciones eran notablemente austeras.
Manuela Uch Balam comentó en entrevista con La Ruta de la Garnacha la humildad de sus inicios:
- “Empezó siendo muy pequeñito, nada más con una mesa, trabajándolo yo sola.”
- “Ya después fue creciendo poco a poco.”
Actualmente, el restaurante cuenta con más de una sucursal, todas ellas equipadas con amplios salones, meseros y cocina profesional, muy lejos de su origen.
Cocina empírica: el secreto del sabor yucateco
Una característica que no ha cambiado desde los inicios de la lonchería es que Manuela Uch Balam se ha hecho cargo personalmente de la cocina, aunque ella no acudió a ninguna escuela formal para aprender gastronomía.
La propietaria, quien es originaria de “un rancho cerca de Valladolid”, compartió su experiencia y formación empírica:
- “Me hubiera gustado trabajar en un restaurante para ir aprendiendo, pero no, nunca trabajé en los restaurantes”, señaló en la conversación.
- “Me gustaba la cocina, con una vez que yo vea como se hace la comida, en seguida se me graba, por eso empecé a cocinar yo sola” comentó también para La Ruta de la Garnacha.
Las recetas, que forman la base del menú, fueron aprendidas a través de la observación familiar: “las recetas las aprendí sola, viéndolo de mi mamá”, agregó la dueña para el Centro Cultural Culinario.
Debido a que el negocio era pequeño en sus inicios, Manuela trabajaba sola, pero con el tiempo, la demanda de sus clientes aumentó: “yo era la que hacía todas las comidas, ya después me di cuenta de que ya no podía y empecé a meter ayudantes”, dijo para La Ruta de la Garnacha.
Con la expansión, el restaurante fue registrado de manera legal, adoptando el nombre de El Pocito en honor al gran cariño que Manuela le tiene a la cocina de Yucatán. Los platillos que conforman su menú abarcan desde el poc chuc hasta los clásicos panuchos, desarrollados por Manuela Uch Balam a lo largo de las décadas.
Menú, precios y la oferta gastronómica de El Pocito
El Pocito es reconocido por ofrecer un ambiente cálido y acogedor que provoca una sensación hogareña. Además, sus preparaciones son conocidas por ser deliciosas y servidas en porciones abundantes.
En la conversación con La Ruta de la Garnacha, Manuela compartió que los platillos que suelen preparar son aquellos que se sirven tradicionalmente en las fiestas de Yucatán. Indicó, además, que cocinan con horno, lo que confiere un sabor distintivo a sus platillos.
El menú se actualiza constantemente para ofrecer variedad, incluyendo especialidades regionales: “relleno negro, cochinita, lo hacemos todo eso aquí, pero cada día te va variando”, explicó Manuela Uch Balam.
En sus menús más recientes es posible encontrar una amplia gama de platillos mexicanos y antojitos yucatecos, con precios que van de los 30 a los 175 pesos.
Listado de precios y platillos destacados:
Los precios del menú van de los 35 pesos (por las empanadas) a los 175 pesos (por las enchiladas con longaniza). Según la información de Google Maps, el cheque promedio por persona ronda los 200 pesos.
Platillos mexicanos
- Enchiladas (con huevo, bistec, longaniza o cochinita): de 145 pesos a 175 pesos
- Enfrijoladas naturales: 140 pesos
- Chilaquiles (con huevo, bistec, longaniza o cochinita): de 120 pesos a 175 pesos
Antojitos yucatecos
- Panuchos y salbuetes (con cochinita, lomitos, relleno negro, pollo o huevo picado): 35 pesos
- Empanadas (queso oaxaca, queso bola, cazón, picadillo, lomitos o relleno negro): 35 pesos
- Empanadas de manchego y jamón: 35 pesos
- Tostadas (pollo, picadillo o cochinita): 45 pesos
- Tamales (Xpelón, toreados o colados): 30 pesos
- Taco de cochinita: 40 pesos
Huevo
- Motuleños: de 110 pesos a 160 pesos
- Omelette: 145 pesos
- Huevos al gusto 110 pesos
- Huevos rancheros: 120 pesos
Adicionalmente, se pueden solicitar postres como dulce de papaya, pastel de queso bola o plátanos fritos, con precios que inician en los 55 pesos. Las bebidas disponibles abarcan desde café hasta licuados y jarras de agua, con un costo que oscila entre los 35 y los 170 pesos.
¿En dónde se encuentra El Pocito?
Actualmente, el restaurante El Pocito mantiene una presencia consolidada con tres sucursales operando en el estado de Quintana Roo.
Las direcciones de los establecimientos son las siguientes:
- Lonchería “El Pocito” de Santa Fe: Avenida La Rioja número 35, Gran Santa Fe II, Cancún.
- Lonchería “El Pocito” de Colosio: Bulevar Luis Donaldo Colosio Manzana número 2 Lote 41, Zona 8, Alfredo V. Bonfil.
- Lonchería “El Pocito” Centro: 31 Norte lote 23, manzana 35, Centro, Cancún.
La historia de El Pocito, desde su origen como una pequeña cabañita con una sola mesa, hasta convertirse en un destino culinario obligado en Cancún, visitado incluso por la presidenta, demuestra que la fidelidad a la tradición y el conocimiento empírico siguen siendo la receta más potente en la alta política y la gastronomía mexicana. ¿Qué otros rincones de la auténtica cocina mexicana capturarán ahora la atención del círculo rojo?
