En octubre de 2009, mientras México vibraba con un gol crucial en el estadio Azteca, el gobierno de Felipe Calderón ejecutaba en secreto la compleja extinción de Luz y Fuerza del Centro 2009. Este movimiento estratégico, planeado meticulosamente, desató una de las decisiones políticas más controversiales de la época.
El telón de fondo: La tensión previa a la decisión
Semanas antes del decisivo partido de la Selección Mexicana contra El Salvador, el gobierno del entonces presidente Felipe Calderón ya enfrentaba fuertes manifestaciones de los trabajadores de Luz y Fuerza del Centro (LyFC) en la Ciudad de México. La tensión escaló cuando el mandatario solicitó sancionarlos con descuentos de sueldo, lo que provocó una mayor molestia. Como represalia, los sindicalistas expulsaron al personal de recursos humanos de las oficinas de la compañía.
La duplicidad de funciones como argumento central
Calderón no desistió en su propósito. Consideraba que LyFC duplicaba las funciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), argumentando la necesidad de su desaparición. Hasta ese momento, ningún gobierno había tomado medidas al respecto, lo que hacía de esta decisión un hito sin precedentes.
El plan maestro: Fútbol como distractor estratégico
El plan para extinguir Luz y Fuerza del Centro era intrincado y delicado. El director de Seguridad Nacional advirtió al presidente que no era posible desconectar a LyFC sin antes asegurar y recuperar sus instalaciones. El Sindicato Mexicano de Electricistas (SME) controlaba no solo el suministro eléctrico del área metropolitana de la Ciudad de México y de otros cinco estados, sino también el bombeo de agua potable. Además, contaba con la capacidad de movilizar a 100 mil personas.
Pese a la advertencia sobre los riesgos, Felipe Calderón solicitó a su equipo un listado de opciones para la extinción de la empresa, dejando claro que el SME no debía tener el control del suministro eléctrico ni del agua potable.
Advertencias de seguridad nacional y la amenaza del SME
Un mes después, el plan estaba listo. Solo restaba fijar una fecha para recuperar las oficinas y evitar una catástrofe. Fue entonces cuando se presentó una oportunidad estratégica: el partido entre México y El Salvador, que mantuvo a todo el país expectante.
La noche clave: Operativo durante el gol de Cuauhtémoc Blanco
Era octubre de 2009. La tensión se sentía en el aire, especialmente en Los Pinos, residencia del entonces presidente Calderón. Corría el minuto 71 del partido, cuando Cuauhtémoc Blanco anotó el gol que dio el pase a la Selección Mexicana al Mundial de 2010, desatando la euforia nacional.
Calderón relató que, tras el segundo gol de la Selección, anotado por Cuauhtémoc Blanco, se activó el operativo para tomar las instalaciones. El primer objetivo fue asegurar las clasificadas como «AAA» por su alto valor estratégico, para luego proceder con las de menor riesgo, las «A». El expresidente recordó en el pódcast Dementes que, a las 3:00 am de la madrugada siguiente, las autoridades ya habían tomado todas las instalaciones triple A sin un solo incidente, mientras el país celebraba la victoria futbolística. Conforme transcurrió aquel domingo 11 de octubre de 2009, el operativo se completó. Desde la medianoche de ese día, el Diario Oficial de la Federación (DOF) publicó el decreto presidencial que formalizaba la extinción de Luz y Fuerza del Centro, mientras policías y militares tomaban el control de las instalaciones.
Las repercusiones y la postura del sindicato
Mientras muchos celebraban la victoria de la Selección Nacional, los trabajadores sindicalizados de LyFC se encontraron en una situación de incertidumbre, sin saber cómo responder ante la acción gubernamental. El entonces presidente Calderón expresó su satisfacción con el resultado del operativo, destacando que se pagó a cada trabajador dos años y medio de salario como indemnización, aunque muchos se negaron a aceptarla.
La respuesta del SME y las indemnizaciones
El jueves 15 de octubre de ese mismo año, miles de trabajadores marcharon en la Ciudad de México para protestar contra el cierre de LyFC. El secretario general del SME, Martín Esparza, declaró que no permitirían el cierre de la compañía, según reportó la BBC en su cobertura de la marcha que partió del Ángel de la Independencia y llegó al Zócalo. Esparza afirmó: «Nos tienen que regresar la empresa Luz y Fuerza del Centro, el empleo, el contrato colectivo de trabajo y, sobre todo, la dignidad del SME».
La decisión del gobierno federal dejó sin empleo a 44 mil personas. Aunque algunos recibieron su indemnización en menos de una semana, muchos optaron por rechazarla. El gobierno, por su parte, defendió su decisión argumentando que la empresa generaba pérdidas anuales por mil 800 millones de dólares y que su operación era insostenible.