La devastación en Poza Rica: A una semana del lodazal, el clamor de los damnificados

Poza Rica sufre la peor inundación desde 1999. El lodazal alcanza los 3 metros, dejando 5,745 viviendas afectadas y damnificados que claman por apoyo ante la ausencia de autoridades.
La devastación en Poza Rica: A una semana del lodazal, el clamor de los damnificados

«Ya ni ganas de vivir tengo», dice un joven habitante de la colonia Lázaro Cárdenas en Poza Rica, Veracruz, caminando entre montones de basura, enseres domésticos y objetos que despiden olores fétidos. El muchacho avanza con agua lodosa por encima de los tobillos. Esta ciudad, rodeada de montañas, enfrenta una crisis humanitaria tras la inundación de octubre de 2025.

La magnitud de la tragedia: Viviendas sepultadas bajo el lodo

Poza Rica es uno de los municipios más golpeados por las intensas lluvias. Los vecinos señalan que la devastación no provino solo de los efectos directos de las tormentas tropicales en la zona, sino del torrente que se originó en la sierra norte de Puebla, lo que provocó el desbordamiento de los ríos Cazones y Pantepec. El Cazones avasalló gran parte de Poza Rica y el Pantepec la totalidad del municipio de Álamo.

La madrugada del viernes 10 de octubre la situación se tornó crítica:

  •  Toneladas de lodo se convirtieron en oleadas que en minutos, variando de cinco a diez, alcanzaron hasta tres metros de altura.
  •  El torrente tapó puertas, ventanas y rejas, sin dar tiempo a que los habitantes pudieran poner a salvo ninguna pertenencia, o subir sus bienes al techo.
  •  La fuerza del lodazal convirtió estufas, refrigeradores, muebles y hasta vehículos en desperdicios.

De acuerdo con la secretaría de marina (semar), el torrente de agua y tierra afectó 5 mil 745 viviendas.

El apoyo naval y la ausencia de autoridades locales

Ante la emergencia, la Semar ha sido la única autoridad que ha brindado apoyo constante a los damnificados. Durante la aplicación del plan marina, se han desplegado más de 3 mil elementos navales en todo el municipio.

El trabajo de los elementos de la Semar se divide en dos turnos, uno nocturno y otro diurno, para apoyar a los habitantes afectados. Su labor incluye:

  •  Reparto de miles de despensas y de litros de agua embotellada.
  •  Sacar escombros y lodo de las casas y pertenencias.
  •  Apoyo en el rescate de personas de la tercera edad que no pudieron evacuar o se encontraban en situación de riesgo.
  •  Tratar de desaguar las calles donde miles de toneladas de bienes se echaron a perder.

Clamor por maquinaria y reclamos de abandono

A pesar del esfuerzo naval, los pobladores claman que el apoyo es insuficiente y que hace falta maquinaria para retirar la basura. En la calle agricultura y rivera, gentes como gloria, una mujer que vive allí, expresan su enojo ante la falta de respuesta estatal y municipal.

«Solamente la gente del dif vino a apoyarnos, ninguna otra autoridad municipal o estatal ha venido a ayudarnos», dice gloria. A casi una semana del fenómeno, el lodo llega arriba del metro y medio, con tramos de calle donde no ha bajado de los dos metros.

Secuelas persistentes y el miedo sanitario

Durante un recorrido por colonias como Lázaro Cárdenas, la avenida Ruiz Cortines y los laureles, se evidencian las secuelas. La avenida Ruiz Cortines es una de las vialidades más importantes de poza rica, adonde se dirigía el joven que venía de la calle úrsulo galván, la más cercana al río cazones.

Mientras los laureles ya está en fase de «recuperación» por parte de la Semar, con aproximadamente 500 viviendas habitables, las primeras dos carecen de agua potable.

La normalidad se ve lejos de regresar. El alcantarillado no funciona, pues los accesos al río Cazones están taponados por el lodo, piedras y enseres arrastrados, así como por cuerpos de animales, árboles y objetos que llegaron con la corriente proveniente de la sierra.

Los damnificados no solo lamentan la pérdida de sus bienes materiales, sino que temen el impacto que dejará en su salud el lodazal que se acumula en sus hogares y calles. Desde 1999, cuando se registró una inundación que afectó la mayor parte del municipio, no se había vivido una situación semejante. El joven que afirma por teléfono que «ya no tiene ganas de vivir» se niega a ser entrevistado, argumentando que está ocupado, reflejo de la desesperación que envuelve a la ciudad.

Las viviendas tienen en sus fachadas una línea marcada por el lodo, señalando el nivel de la oleada de agua y tierra que arrasó con sus propiedades en calles como economía y ley.

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