Desde el pueblo mágico de Amealco de Bonfil, Querétaro, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo reafirmó el compromiso de la Cuarta Transformación con la recuperación de la dignidad del pueblo mexicano. En un evento clave para las comunidades originarias, sus palabras delinearon una nueva etapa de inclusión y soberanía para la nación.
El reconocimiento constitucional de la dignidad
Durante una asamblea del Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social para Pueblos y Comunidades Indígenas y Afromexicanas (FAISPIAM), la presidenta Sheinbaum subrayó que la Cuarta Transformación ha restablecido la dignidad del pueblo de México. Acompañada por la secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel Reyes, y la titular de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, enfatizó la fortaleza que emana de la identidad nacional en el escenario global. «Cuando la presidenta se sienta a hablar con cualquier otro presidente del mundo, incluido el de Estados Unidos, hay una fuerza que nos da el valor, la entrega y el reconocimiento; es una fuerza única que se llama pueblo de México», destacó.
Gracias a la lucha y resistencia histórica de los pueblos indígenas y afrodescendientes, sumado al impulso del movimiento de transformación, estos sectores sociales han logrado un reconocimiento constitucional sin precedentes. Sheinbaum precisó la creación de un nuevo nivel de gobierno: «Hay cuatro niveles de gobierno: federal, estatal, municipal y por primera vez, el de los pueblos indígenas y afrodescendientes». Este avance, plenamente establecido en el artículo segundo de la Carta Magna, reconoce la composición pluricultural de la nación mexicana, sustentada originalmente en sus pueblos indígenas. Dicho artículo estipula que los pueblos indígenas son libres e iguales ante la ley, y tienen derecho a la libre determinación, así como a la preservación de su cultura, lenguas y conocimientos.
Impacto directo en las comunidades
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El reconocimiento constitucional se traduce en una distribución directa de recursos. La mandataria puntualizó que el presupuesto ahora se divide no solo entre la Federación, los gobiernos de los estados y de los municipios, sino también entre las comunidades indígenas y afrodescendientes. Estas últimas reciben los recursos de manera directa, sin intermediarios, y los aplican basándose en sus usos y costumbres, asegurando una gestión autónoma y culturalmente pertinente.
Hacia una justicia con rostro indígena
La presidenta Sheinbaum hizo una reseña histórica de México para contextualizar otra reforma trascendental impulsada por la Cuarta Transformación: la elección de las personas juzgadoras. Como resultado de estas reformas, la Suprema Corte de Justicia de la Nación será encabezada, por primera vez, por un indígena: Hugo Aguilar Ortiz. Su designación, producto del voto de 17 millones de mexicanos y «no de unos cuantos senadores y la presidenta», marca un hito en la impartición de justicia y representa la consolidación de un sistema más representativo.
Logros sociales y arraigo popular
La presidenta también mencionó los logros en la lucha contra la pobreza bajo los gobiernos morenistas, señalando que 11 millones de mexicanos han salido de la pobreza en casi siete años, y las desigualdades se han reducido. Esta mejora se atribuye a una política de gobierno enfocada en «el que menos tiene», en contraste con administraciones anteriores que, según la narrativa, gobernaban para «los de arriba».
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A pesar de las bajas temperaturas y la neblina matutina, la presidenta fue recibida con gran calidez y ambiente de fiesta por hombres y mujeres indígenas que se congregaron desde temprana hora del domingo en las afueras del Centro Coordinador de Pueblos Indígenas (CCPI) en Amealco de Bonfil, al sur de Querétaro. La ausencia del gobernador de Querétaro, el panista Mauricio Kuri González, no opacó la efusiva bienvenida que los pobladores brindaron a la mandataria.
El discurso de la presidenta Sheinbaum en Amealco de Bonfil no solo reafirma las promesas de la Cuarta Transformación, sino que también delinea la proyección de un Estado que busca cimentar su fuerza en el reconocimiento y empoderamiento de sus pueblos originarios. ¿Será este enfoque una base sólida para la construcción de la dignidad nacional proclamada por el actual gobierno?