La conspiración para matar a Carlos Manzo: El chat que delató a «la paloma»

Investigación del asesinato del alcalde Carlos Manzo en Uruapan, Michoacán, expone la conspiración del CJNG. Se revela el chat de "El Licenciado" y la presunta colusión de los siete escoltas acusados de homicidio por omisión. Asesinato Carlos Manzo Uruapan.
La conspiración para matar a Carlos Manzo: El chat que delató a "la paloma"

El asesinato de Carlos Manzo, alcalde de Uruapan, el 1 de noviembre de 2025, ha desvelado una compleja red de traición y crimen. Las autoridades, reforzando la seguridad en Michoacán, definen una cartografía criminal que apunta al Cartel Jalisco Nueva Generación, mientras la duda recae sobre la posible colusión del círculo más íntimo del político en la operación.

El Cartel Jalisco Nueva Generación en la mira

Las detenciones llevadas a cabo en la última semana y media han permitido a las autoridades empezar a plasmar la cartografía criminal que condujo al asesinato del alcalde de Uruapan, Michoacán. La dirección de las pesquisas apunta con claridad al Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG), descrito en las investigaciones como la «hidra criminal del presente mexicano».

Si bien la autoría logística de una de las patas del grupo delictivo parece ahora mismo evidente, las motivaciones que impulsaron el crimen todavía se encuentran «envueltas en la bruma». No obstante, según testimonios dados a conocer en una audiencia judicial, medios locales señalan que el poderoso CJNG habría ofrecido poco más de 100,000 dólares por asesinar a Manzo.

El contexto de Uruapan y Michoacán es crítico. El estado es un importante productor de aguacate y limón, cuyos productores se quejan de ser víctimas de la extorsión por parte de grupos criminales. En la región operan al menos cinco mafias narcotraficantes, encabezadas por el CJNG, organización que, según el contenido, Estados Unidos ha designado como terrorista.

Carlos Manzo, por su parte, había cobrado gran popularidad en la región por su decidido combate al crimen organizado en Uruapan, llevando a cabo operativos que él mismo encabezaba, incluso en helicóptero.

El acecho y la presunta traición desde dentro

Lo que sí parece claro, a juzgar por los detalles que han goteado del juzgado, es que el alcalde Manzo estaba vigilado al milímetro. La duda principal ahora es si ese acecho provenía de su propio equipo de seguridad.

Una pieza clave en la investigación fue la detención de Jorge Armando N, alias El Licenciado, presentado inicialmente como autor intelectual del atentado, aunque esta calificación fue matizada por el Gabinete de Seguridad federal, dirigido por el secretario Omar García Harfuch. El alto funcionario aclaró que El Licenciado era uno de los autores intelectuales, no el único.

Según una persona presente en la audiencia judicial, los criminales encargados de la operativa, liderados por Jorge Armando N, tenían un chat donde compartían información en tiempo real.

  • El día del asesinato, «El Licenciado» escribió en el chat: “Ya anda la paloma cuidando la zona, excelente día”.
  • El criminal se refería a su contacto, el vigilante de Manzo.
  • Horas más tarde, el vigilante (la paloma) informó que el alcalde aún estaba en el “Oxxo”, una tienda, antes de acudir a la plaza del centro a un evento público, donde finalmente le asesinaron.

Una fuente cercana a las investigaciones consultada por EL PAÍS señala igualmente que una persona del entorno más próximo a Manzo «mandaba sus ubicaciones» al contubernio criminal, aunque de momento no se sabe si esa persona es la misma a la que se refirieron en la audiencia, ni su adscripción exacta (si era escolta o cómo disfrazaba su presencia).

Los escoltas en la mira de la justicia

El sábado (antes del 25 de noviembre de 2025), la penúltima tanda de detenidos compareció ante el juez: los siete escoltas de Manzo.

Están acusados formalmente de “homicidio por comisión por omisión, en calidad de garante”, una expresión que implica la presunta falta de pericia de los acusados en la custodia de la víctima. Este «extraño camino legal» parece esconder la sospecha más grave de que los escoltas del alcalde habrían formado parte de la conspiración.

Los detalles divulgados en el juzgado sobre el actuar de los escoltas tras el ataque alimentan dichas sospechas:

  • Los policías arrebataron la pistola al tirador, Víctor Ubaldo N, un joven de 17 años adicto a la metanfetamina.
  • Una vez sometido, dispararon contra él, ultimándolo.
  • Impidieron que los médicos se acercaran al muchacho. Un paramédico que lo intentó fue advertido con un «déjalo, déjalo», y no insistió debido a que los escoltas «estaban muy enojados y muy armados».

Los reclutadores y ejecutores: Jaciel Antonio Herrera Torres

El mapa criminal de la conspiración creció con la detención anunciada el lunes 24 de noviembre de 2025 de Jaciel Antonio N, quien en un comunicado conjunto de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) fue identificado también como Jaciel Antonio Herrera Torres, de 36 años, alias El Pelón.

El secretario de Seguridad federal, Omar García Harfuch, anunció en su cuenta de X que Herrera Torres fue señalado de reclutar a dos de los participantes activos en el homicidio:

  • Víctor Manuel Ubaldo Vidales (el tirador de 17 años).
  • Fernando Josué Leal Aceves (de 16 años).

Jaciel Antonio N, o El Pelón, fue detenido en las inmediaciones de un hotel en Morelia, capital de Michoacán, por delitos de cohecho y contra la salud, como parte del “Plan Michoacán por la Paz y la Justicia”. Los trabajos de gabinete y campo permitieron identificarlo como un sujeto que reclutaba personas en centros de rehabilitación para adicciones, quienes posteriormente desempeñaban funciones de sicariato y distribución de droga en la zona.

Junto a los dos jóvenes reclutados por El Pelón, participó un tercer integrante del grupo de ejecutores, Ramiro N, un hombre de 34 años que además ayudaba a Jaciel N en las tareas de reclutamiento. Tanto Fernando Josué N como Ramiro N aparecieron muertos en una carretera de Michoacán días después del ataque al alcalde.

La historia de Ramiro N también fue ventilada en la audiencia, donde se aireó el contenido de una carta que le habría dejado a su pareja, Paulina, antes de embarcarse en la empresa criminal. En la misiva, Ramiro confesaba que no se había ido a trabajar en las plantaciones de aguacate, la gran industria regional, sino que se había unido al CJNG para gestionar el reclutamiento de los muchachos y organizar parte del ataque.

La captura del autor operativo y los cabos sueltos

Jorge Armando N, alias El Licenciado, cayó gracias a un informante que llamó de manera anónima a las líneas de denuncia. De forma sorprendente, el informante dio a los investigadores «el nombre del licenciado, su dirección en Morelia», donde fue detenido, además de «la camioneta y el número del celular». El informante también señaló que él y «una persona de nombre Margarita estaban implicados en la muerte del presidente y que se la pasan secuestrando en Uruapan». Esta persona de nombre Margarita no ha aparecido en ningún relato oficial hasta la fecha.

El complejo entramado que culminó con el asesinato del alcalde Manzo en Uruapan continúa revelando líneas de investigación que sugieren que la infiltración del crimen organizado llegó hasta el nivel más próximo de la víctima. Si bien se han realizado al menos nueve detenciones, incluyendo las de El Licenciado, El Pelón, y los siete escoltas, la verdad última sobre quién ordenó usar una pata regional del CJNG para matar a Carlos Manzo sigue pendiente.

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