La confesión íntima de José Jerí: De acólito a la crisis del poder

José Jerí, presidente inesperado, revela su pasado como acólito y sus posturas en reforma judicial y adopción homoparental. Analizamos la dualidad de José Jerí.
La confesión íntima de José Jerí: De acólito a la crisis del poder

Desde que asumió el mando tras la profunda crisis de violencia que precipitó un proceso exprés de remoción presidencial, la figura de José Jerí ha estado bajo el microscopio. El presidente ha roto el hermetismo, ofreciendo una de las entrevistas más íntimas donde desvela cómo su formación espiritual y la vida familiar marcan su gestión en medio de la inestabilidad.

El camino inesperado al centro del poder

El presidente José Jerí ofreció una de las entrevistas más íntimas desde que asumió el mando, permitiéndose hablar no solo del peso político que hoy lleva, sino también de su historia personal. Jerí, quien ha sido visto en redes sociales como una figura cercana, espontánea y profundamente devota, sorprendió al confesar: “Nunca pensé en ser presidente”.

Con un país aún sensible ante la inestabilidad, el jefe de Estado admitió que ese camino no estaba en sus planes. “Nunca pensé en la política, mucho menos en la Presidencia”. La crisis lo llevó al poder sin buscarlo; una vida que él mismo reconoció que «no era la vida que imaginé».

El mandatario también abordó la transición emocional que supuso pasar de una vida relativamente privada al centro del poder, especialmente en medio de un estallido político. “Han sido semanas duras. Nadie está preparado para algo así”, afirmó, aunque intenta actuar “desde mi esencia, sin poses ni personajes”. Jerí admitió sin rodeos que a veces extraña la tranquilidad de antes:

  • Extraña su rutina.
  • Extraña a sus perros.
  • Extraña sus silencios.

Sin embargo, entiende la responsabilidad que hoy tiene y confía en que esa formación espiritual que recibió de joven lo ayuda a mantenerse centrado. Cuando el periodista Ortiz le preguntó si le preocupa equivocarse, Jerí respondió: “Por supuesto que me preocupa. A veces uno carga con más de lo que muestra. Pero trato de recordar quién soy y por qué estoy aquí. Y aunque esta no era la vida que imaginé, tampoco voy a huir de ella”.

Formación religiosa y vida familiar: la dualidad Jerí

Durante la conversación, el presidente Jerí reveló detalles tan personales como que, durante su adolescencia y parte de su juventud, sirvió como acólito y llegó a contemplar de manera seria ingresar al sacerdocio. “Me gustaba la idea de servir, de estar cerca de la comunidad y de acompañar a la gente en momentos difíciles”, relató.

Al recordar su época de colegio en San Antonio de Padua, Jerí aseguró que la formación espiritual marcó profundamente su carácter. Explicó que su cercanía a la fe nació de manera natural, influenciada por su familia y las actividades pastorales. “En algún momento, sí pensé dedicar mi vida a la Iglesia. Sentía que tenía vocación para el servicio”, comentó.

Sobre la pregunta de si alguna vez se arrepintió de no seguir el camino religioso, Jerí respondió que no lo ve como una renuncia, sino como una etapa formativa. “Creo que incluso sin ser sacerdote puedes servir. La vida pública también es servicio, aunque sea más dura y más ruidosa”, reflexionó.

Al hablar de su vida familiar, Jerí mencionó a su madre como un pilar fundamental, recordando que vivió con ella hasta los 32 años antes de mudarse por trabajo. “Ella siempre quiso que yo fuera feliz, no que siguiera una ruta específica. Pero sí le gustaba verme cerca de la Iglesia. Cuando fui acólito, estaba orgullosa”. Jerí llegó a confesar tener «mamitis» y, al ser consultado sobre quién es la primera dama, respondió: «Mi mamá, claro que sí».

Las fronteras ideológicas: unión civil y el interés del menor

El presidente de la República, José Jerí, precisó su posición sobre la agenda LGTB+, revelando una postura personal que traza límites claros. El mandatario explicó que esta decisión nace de una convicción personal que se basa en la lectura de la realidad: “No puedo ser ajeno a cómo las personas quieren demostrar sus afectos”.

Jerí señaló que su postura se mantiene a pesar de su formación católica, e incluso recordó haber apoyado en el pasado iniciativas legislativas que buscaban este reconocimiento, por lo que está a favor de la unión civil. Sin embargo, trazó un límite cuando el tema se centra en la niñez.

Al abordar la adopción por parejas del mismo sexo, el presidente interino marcó una posición contundente: “No apoyaría que puedan adoptar”. Jerí justificó su postura argumentando que, si bien reconoce la libertad y el derecho de las personas a amar, el Estado debe priorizar en este debate el “interés del menor”. Además, señaló que, desde su perspectiva, la sociedad peruana “todavía no está lista para ese debate”.

«Tengo esa dualidad: reconozco la libertad de las personas, pero también cautelo el interés del niño,” sostuvo Jerí, indicando que su apoyo a las libertades civiles tiene condiciones claras.

La agenda de reformas y la reestructuración del estado

En el contexto de las demandas de cambio, Jerí ha sido explícito en su agenda de reformas institucionales. Sobre el sistema penitenciario, fue contundente: “El INPE va a desaparecer, eso lo hemos pedido en las facultades legislativas” que solicitaron al Congreso para reorganizarlo. Adicionalmente, se mostró a favor de la ampliación del Reinfo, señalando: «Un año me parece razonable».

Respecto a su relación con figuras políticas previas, Jerí buscó despegarse del expresidente Martín Vizcarra: “Jamás hicimos campaña juntos, no hubo cercanía”. Sus declaraciones se dan en un clima de tensión y pedidos de cambios estructurales, donde, según un nuevo estudio de Datum, crece la desconfianza hacia los organismos electorales. En paralelo, la expresidenta Dina Boluarte pide al Congreso pensión vitalicia y otros beneficios para expresidentes, y Tomás Gálvez anunció una comisión para reestructurar el Ministerio Público.

La exposición del lado más humano de José Jerí, contrastada con la rigidez de sus posturas ideológicas y la radicalidad de sus propuestas de reforma institucional (como la desaparición del INPE), dibuja el perfil de un líder que, aunque no buscó el poder, está dispuesto a ejercerlo marcando límites claros. La pregunta que queda en el aire es si el país, inmerso en una profunda crisis, permitirá que esta dualidad entre vocación de servicio y política pragmática logre estabilizar la endeble situación de la república.

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