Los meros “machucohones” de los órganos electorales están más que instalados en la puerta giratoria del poder público en Quintana Roo.
Una gran ventaja que han tenido estos organismos que dirimen los proceso electorales es que, tras la doble alternancia en la gubernatura, los ganadores obtuvieron triunfos holgados: Carlos Joaquín se impuso con mayoría cómoda al priista Mauricio Góngora, y Mara Lezama ganó c-a-m-i-n-a-n-d-o frente a Laura Fernández, de la alianza PAN-PRD.
Es decir, tanto el Ieqroo como el Teqroo no enfrentaron controversias serias en esas elecciones, lo que les permitió a sus integrantes seguir nadando de a muertito en la alta burocracia caribeña.
Pero no todo son elecciones de gobernador. En otros procesos, como los comicios municipales de Othón P. Blanco (Chetumal) o las resoluciones en torno a las elecciones judiciales, consejeros y magistrados han quedado exhibidos por su parcialidad y falta de independencia.
Esta semana, Nora Leticia Cerón González pasó por la puerta giratoria de la casta electoral, al asumir como consejera del Ieqroo, luego de haber sido magistrada y presidenta del Teqroo.
No es el único caso. La anterior presidenta del Ieqroo, Mayra San Román Carrillo Medina, se convirtió no hace mucho en titular de la Primera Sala Ordinaria y Especializada del Tribunal de Justicia Administrativa y Anticorrupción del Estado.
Otro expresidente del Teqroo, Víctor Vivas, ocupa también un cargo en ese Tribunal como coordinador de Archivo Jurisdiccional, aunque casi no se le ve por las oficinas.
Mientras tanto, el actual presidente del Teqroo, Sergio Avilés Demeneghi, desde su posición ha influido para colocar a familiares entre los nuevos juzgadores del bienestar y ya se prepara para entrar a la puerta giratoria.
Esta casta electoral es tan versátil que le puede servir al PRI, al PAN, al PRIAN, a Morena o al bipartido Morena-PVEM. Es lo suficientemente versátil e indispensable.
