Petróleos Mexicanos (Pemex) enfrenta una crisis de deuda sin precedentes, con pasivos totales que alcanzaron los 4 billones 125 mil 289 millones de pesos en junio. Este monto, que creció 6.5 por ciento nominal en un año, representa casi la mitad del presupuesto federal de 2025, evidenciando una situación financiera crítica para la petrolera nacional.
Escalada de la deuda: Un desafío monumental para la nación
La magnitud de los pasivos de Pemex se convierte en un lastre significativo para las finanzas públicas, absorbiendo una parte considerable de los recursos nacionales. Los 4 billones 125 mil 289 millones de pesos registrados en junio subrayan la complejidad del panorama económico, impactando directamente la capacidad del estado para destinar fondos a otras prioridades.
Los factores que impulsaron este aumento son diversos, con la deuda financiera de corto plazo, las obligaciones con proveedores y otros instrumentos de mercado emergiendo como los principales motores. Adicionalmente, las reservas destinadas a las remuneraciones de los trabajadores también contribuyen a esta carga.
Presiones de corto plazo y las cifras en disputa
La situación se agrava al analizar los pasivos de corto plazo, aquellos que, en teoría, deberían liquidarse en menos de un año. Estos alcanzaron un billón 214 mil 547 millones de pesos, lo que representa un salto del 19.9 por ciento respecto al mismo periodo del año anterior. Dentro de esta categoría, la deuda financiera que debe cubrirse antes de junio de 2026 asciende a 529 mil 461.8 millones de pesos. Aunque esta cifra se redujo frente a los vencimientos del primer trimestre de 2025, sigue superando el medio billón de pesos y es un 33.6 por ciento mayor que la registrada en el periodo comparable del año pasado.
Un aspecto crucial que exige transparencia son las discrepancias en las proyecciones de vencimientos. Mientras la petrolera proyectó a inversionistas que la deuda con vencimientos para este mismo año suma 5.1 mil millones de dólares, los anexos estadísticos revelan obligaciones por 16 mil 944.8 millones de dólares, equivalentes a 320 mil 134.5 millones de pesos, que teóricamente deben pagarse o refinanciarse antes de diciembre. Esta considerable diferencia, consultada a Fernando Salmerón, subgerente de información en la petrolera, no obtuvo respuesta oficial más de un día después, dejando serias interrogantes sobre la claridad de las finanzas de Pemex.
Otras obligaciones críticas: Proveedores y pasivo laboral
Más allá de los pasivos financieros, la deuda con proveedores alcanzó los 430 mil 540 millones de pesos, con un aumento anual del 18.8 por ciento. Esta cifra resalta la presión sobre la cadena de suministro de la empresa y los potenciales riesgos para la operación.
Otro componente significativo, aunque de largo plazo, es el pasivo laboral. La reserva de beneficios a los empleados de Pemex totalizó un billón 358 mil 541 millones de pesos en junio, un 6.8 por ciento más que en el mismo mes del año anterior. Esta obligación estructural impone un desafío a largo plazo para la sostenibilidad financiera de la compañía.
El plan de reestructuración y la visión gubernamental
Ante este escenario complejo, la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo adelantó que el plan de reestructuración financiera de Pemex será presentado el próximo jueves, con una exposición más amplia posterior para todos los interesados. La mandataria recalcó el compromiso de su gobierno con el fortalecimiento de Pemex como «institución pública» y «empresa del pueblo de México».
Sheinbaum Pardo destacó medidas como la reducción de los consejos de administración a uno solo y la integración vertical de la empresa, calificándolas de «importantísimas». Afirmó que los consejeros ciudadanos son «reconocidos» y que «no tienen aquellos grandes asesores, sino sencillamente son consejeros ciudadanos que dan su opinión frente a la situación de Pemex», buscando proyectar una imagen de gobernanza y eficiencia.
La reestructuración de Pemex se posiciona como una de las tareas más apremiantes para la administración entrante. El éxito de este plan no solo definirá el futuro de la petrolera, sino que también tendrá implicaciones directas en la estabilidad económica de México. ¿Será suficiente el enfoque propuesto para sortear la monumental carga de los pasivos y asegurar la viabilidad a largo plazo de la empresa estatal?