La arremetida de aranceles de Trump: ¿quién pierde en la guerra comercial?

La política de aranceles de Donald Trump reconfigura el comercio global. Descubre cómo su "guerra comercial" afecta desde países socios hasta consumidores y empresas en EE. UU., generando pérdidas generalizadas.
La arremetida de aranceles de Trump: ¿quién pierde en la guerra comercial?

Washington, 03 de agosto de 2025. La arremetida de aranceles del presidente Donald Trump ha desatado una reconfiguración drástica del orden económico global. Este giro, caracterizado por la imposición unilateral de gravámenes, ha generado un escenario donde la mayoría enfrenta pérdidas, con un impacto que excede a los socios comerciales.

El fin de un orden económico y el ascenso de un nuevo sistema

La arremetida arancelaria que el presidente Donald Trump emprendió esta semana ha dejado un vasto número de perdedores. La lista incluye desde países pequeños y pobres como Laos y Argelia, hasta ricos socios comerciales de Estados Unidos, como Canadá y Suiza. Estos países, a partir del 7 de agosto, enfrentarán gravámenes especialmente altos sobre los productos que exportan a Estados Unidos.

«En muchos aspectos, aquí todos son perdedores», afirmó Barry Appleton, codirector del Centro de Derecho Internacional de la Escuela de Derecho de Nueva York. Su perspectiva subraya la naturaleza disruptiva de esta política.

Apenas seis meses después de regresar a la Casa Blanca, Trump ha demolido el antiguo orden económico global, fundamentado en reglas acordadas. En su lugar, el republicano ha instaurado un sistema donde él mismo establece las reglas. Este enfoque utiliza el enorme poder económico de Estados Unidos para castigar a los países que no aceptan acuerdos comerciales unilaterales y para extraer enormes concesiones de quienes sí lo hacen.

«El mayor ganador es Trump», dijo Alan Wolff, ex funcionario comercial de Estados Unidos y subdirector general de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Wolff añadió que el mandatario «apostó a que podría llevar a otros países a la mesa de negociaciones con base en amenazas, y lo logró de manera dramática».

La estrategia de «Día de la Liberación» y su base legal

Esta ofensiva se remonta a lo que Trump denomina el «Día de la Liberación», el 2 de abril. En esa fecha, el presidente anunció impuestos recíprocos de hasta 50 por ciento sobre las importaciones de países con déficits comerciales con Estados Unidos, y un 10 por ciento de impuestos básicos a casi todos los demás.

Para justificar estos gravámenes generalizados a las importaciones, Trump invocó una ley de 1977. Declaró el déficit comercial como una emergencia nacional. Esta maniobra le permitió eludir al Congreso, que tradicionalmente ha tenido autoridad sobre los impuestos, incluidos los aranceles. Sin embargo, toda esta estructura legal está siendo actualmente impugnada en los tribunales.

Inicialmente, Trump dio marcha atrás temporalmente después de que su anuncio provocara una caída en los mercados financieros. Suspendió los aranceles recíprocos durante 90 días, brindando a los países la oportunidad de negociar.

Impacto diferenciado en socios comerciales y aliados

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Tras el periodo de gracia, algunos países cedieron a las demandas del mandatario. Entre ellos se encuentran Reino Unido, la Unión Europea, Japón, Pakistán, Corea del Sur, Vietnam, Indonesia y Filipinas. Estas naciones hicieron acuerdos con el mandatario y aceptaron aranceles elevados.

Por otro lado, los países que no se doblegaron fueron golpeados con mayor contundencia.

Casos específicos de naciones afectadas:

  • Brasil: Enfrenta una tarifa de 50 por ciento. La medida se atribuye, en gran parte, a que a Trump «no le gusta la forma en que el actual gobierno trata al ex presidente Jair Bolsonaro», sin importar que Estados Unidos mantenga un superávit comercial frente a ese país desde 2007.
  • Canadá: Vecino y aliado de larga data, pagará aranceles de 35 por ciento. Esto ocurre después de que Trump se quejara de que no hace lo suficiente para detener el tráfico de fentanilo y tras anunciar que reconocerá a un estado palestino.
  • Suiza: Fue golpeada con un impuesto de importación de 39 por ciento. Este porcentaje es incluso más alto que el 31 por ciento que el republicano anunció el 2 de abril.

Aranceles: un costo para las empresas y el consumo en Estados Unidos

Aunque Trump presenta sus aranceles como un impuesto a los países extranjeros, la realidad económica es distinta. Estos gravámenes son, en efecto, pagados por las empresas importadoras en Estados Unidos, quienes a su vez intentan trasladar el costo a sus clientes a través de precios más altos.

Economistas de Goldman Sachs han calculado que los exportadores extranjeros han absorbido solo una quinta parte de los crecientes costos provocados por los aranceles. Esto significa que los estadunidenses y las empresas nacionales han asumido la mayor parte de la carga.

Numerosas compañías han reportado aumentos en sus precios debido a la implementación de estas tarifas. Entre ellas destacan:

  • Walmart
  • Procter & Gamble
  • Ford
  • Best Buy
  • Adidas
  • Nike
  • Mattel
  • Stanley Black & Decker

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«Este es un impuesto al consumo, por lo que afecta desproporcionadamente a quienes tienen ingresos más bajos», enfatizó Barry Appleton. La repercusión directa se observa en el encarecimiento de bienes de consumo esenciales y tecnológicos. «Las zapatillas, las mochilas… tus electrodomésticos van a subir. Tu televisor y tus electrónicos van a subir. Tus dispositivos de videojuegos, tus consolas van a subir porque ninguno de ellos se fabrica en Estados Unidos», alertó Appleton.

Además, las Implicaciones económicas van más allá de los precios al consumidor. Un informe de empleo reciente reflejó que los empleadores estadunidenses han eliminado 37 mil empleos en el sector manufacturero desde la implementación de los aranceles.

La política arancelaria del presidente Trump ha redefinido las reglas del juego global, generando un panorama de perdedores en el ámbito internacional, y trasladando la carga de estos impuestos a las empresas y los bolsillos de los consumidores en su propio país. En esta nueva realidad económica, la pregunta clave persiste: ¿quién asumirá el costo final de esta estrategia unilateral?

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