
Redacción(CARIBE PENINSULAR
JALISCO.- Dígale a mi jefecita que la amo, que no se preocupe, que estoy trabajando. La siguiente semana les deposito un dinero. Los quiero, ando trabajando, todo relax, cuídense”. Ese fue el mensaje que recibió una familia de Jalisco el 3 de octubre de 2017, pero no coincidía con la forma de hablar (escribir) de su hijo desaparecido un día antes.
Según consta en la carpeta de investigación DESAP/3035/2017/AG04, el 2 de octubre de 2017 una madre se presentó ante el agente del Ministerio Público adscrito a la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas para denunciar que su hijo (el nombre está testado en la denuncia) salió de la escuela a las 16:00 horas y, siendo las 21:00 del mismo día, aún no llegaba a su casa. Era la primera vez que su hijo se ausentaba así. La madre acudió con los amigos de su hijo a la Cruz Verde y, finalmente, a la fiscalía para solicitar la activación de la Alerta AMBER.
La búsqueda del joven llevó al policía de investigación Miguel Ángel Gómez Arredondo hasta la colonias Club Hipódromo, La Floresta y Fraccionamiento Lisboa, en Puerto Vallarta. Ahí se entrevistó con un grupo de albañiles, quienes le informaron que, en una vivienda, habían visto “varios muchachos”.
El policía toca la puerta y pregunta por el joven. Quien atiende lo llama y le explican que hay una ficha de búsqueda puesta por su desaparición en Guadalajara. Él les responde que en la casa hay otros “22 jóvenes, todos masculinos y que vienen de distintos lugares, que todos se habían conocido por Facebook y que estaban en ese lugar con fines de diversión y esparcimiento”.
Según consta en la carpeta de investigación DESAP/3035/2017/AG04, el 2 de octubre de 2017 una madre se presentó ante el agente del Ministerio Público adscrito a la Fiscalía Especializada en Personas Desaparecidas para denunciar que su hijo (el nombre está testado en la denuncia) salió de la escuela a las 16:00 horas y, siendo las 21:00 del mismo día, aún no llegaba a su casa. Era la primera vez que su hijo se ausentaba así. La madre acudió con los amigos de su hijo a la Cruz Verde y, finalmente, a la fiscalía para solicitar la activación de la Alerta AMBER.
La búsqueda del joven llevó al policía de investigación Miguel Ángel Gómez Arredondo hasta la colonias Club Hipódromo, La Floresta y Fraccionamiento Lisboa, en Puerto Vallarta. Ahí se entrevistó con un grupo de albañiles, quienes le informaron que, en una vivienda, habían visto “varios muchachos”.
El policía toca la puerta y pregunta por el joven. Quien atiende lo llama y le explican que hay una ficha de búsqueda puesta por su desaparición en Guadalajara. Él les responde que en la casa hay otros “22 jóvenes, todos masculinos y que vienen de distintos lugares, que todos se habían conocido por Facebook y que estaban en ese lugar con fines de diversión y esparcimiento”.
La persona que le contestó le preguntó dónde vivía. Después de que la víctima le dijo que en Guadalajara, su interlocutor colgó y, 15 minutos después, el celular del joven sonó con una lada de Jalisco: “¿Quieres el trabajo sí o no?“. “Sí”, respondió la víctima y le volvieron a colgar.
“Que onda, cabrón, arregla tus cosas que ya voy a pasar por ti. Tu dijiste que sí querías el trabajo y ya estoy afuera de tu casa”. La voz que le hablaba le dio los detalles exactos de su casa y le dijo que lo esperaba a la vuelta. El joven salió para comprobar si era cierto. Sí, lo era.
Dos sujetos estaban en un Ford Figo. Pronto, el del asiento del chofer le gritó por su nombre y le ordenó que se subiera, aunque él negoció. “Sí me quiero ir ahorita, pero el fin de semana es el cumpleaños de mi abuelo y lo quiero pasar con él. Dame chance de irme hasta el 2 de octubre”.
¿Qué pasó en Puerto Vallarta?
La víctima narra que nunca le explicaron en qué consistía el trabajo, pero la paga era de 4 mil pesos semanales. En 2017 el salario mínimo en México era de 88.36 pesos diarios, es decir, unos 618.5 a la semana o 2 mil 650 al mes.
Para el 2 de octubre le volvieron a llamar diciéndole que se alistara porque ya iban a pasar por él. Eran las 16:00 horas, agarró un poco de ropa y salió a ver si el Ford Figo había regresado. Había dos hombres al frente y un joven en la parte trasera. La víctima sabía que algo estaba raro. Lo encontraron sin darles su dirección y, en cuestión de horas, se lo llevarían a un trabajo que no sabía de qué se trataba: “Compa, ya ando viendo lo de un trabajo que me pagan mejor, yo lo dejo por la paz con ustedes”.
“Mira, cabrón, nosotros somos del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y no andamos con mamadas, tú vas para la escuela de sicarios, así que súbete, sino voy a regresar y voy a levantarte a ti y a huevo te voy a llevar, y a toda tu familia la voy a matar”. Se dirigieron a la Central de Autobuses de Tlaquepaque. Después de amenazarlos si intentaban escapar, los subieron a un camión de Vallarta Plus.
Cuando los dos jóvenes llegaron a Puerto Vallarta ya eran las 23:00 horas del 2 de octubre. Les hablaron por teléfono y les dijeron que fueran a una plaza donde una Jeep color blanco pasó por ellos y los llevó a una casa de fachada blanca y dos pisos.
“Ahí habían otras cinco personas, a los cuales nunca antes había visto, un sujeto nos dijo: ‘Escuchen, vean, aprendan y callen’“.
“Papi esta afuera”
“Estuvimos sin hacer nada, sólo comiendo y durmiendo, pero luego comencé a ver armas y droga, me pusieron a hacer unas bolsitas con un tipo de droga, eso ya no me gustó“.
Su primer “trabajo” fue hacer la limpieza de la casa. Era el 3 de octubre de 2017 cuando otros 17 muchachos llegaron a Puerto Vallarta: “Algunos eran expolicías, otros rateros, otros drogadictos”.
El 4 de octubre una camioneta llegó a la casa. Estaba cargada con bolsas de plástico negras llenas de crystal o hielo (metanfetamina), bolsas moradas y unas etiquetas que decían “Zona Norte”.
“¡A chambear!“, les ordenaron: ”Teníamos que empacar lo que estaba en las bolsas negras en las moradas (…). Cada bolsita iba pesando en porciones de 1,5, 10 y 15 gramos (…). El 5 de octubre llegó un hombre con muchas armas tipo rifles y pistolas”.
El 6 no pasó nada, pero el 7 de octubre los despertaron a todos en la noche porque “alguien se pasó de cabrón”. Los tuvieron cuatro horas en posición de firmes: “Haber, cabrones, ladilla para todos, eso quería decir que todos teníamos que estar parados en un sólo lugar, sin movernos, el que se movía recibía una cachetada de él (el jefe)”.
El 9 de octubre hubo carne asada para todos y el 10 alguien gritó “Papi está afuera”. Era la policía.
Con información de Infobae