
El jitomate mexicano, al borde de una crisis comercial
Una posible cuota arancelaria del 20.91% impuesta por Estados Unidos amenaza con desestabilizar una de las cadenas agroalimentarias más sólidas de América del Norte: la del jitomate mexicano.
El Consejo Nacional Agropecuario (CNA) ha lanzado un llamado urgente a defender la certidumbre comercial y evitar un impacto negativo tanto en productores mexicanos como en consumidores estadounidenses.
Un sistema interdependiente en peligro
Hacia una nueva tensión comercial
En medio de un clima de incertidumbre global, el anuncio de una posible cuota compensatoria de casi 21% al jitomate mexicano ha encendido las alarmas en el sector agroalimentario.
Esta medida, que aún está en revisión, podría romper con el principio de integración productiva que ha definido la relación comercial entre México y Estados Unidos en las últimas décadas.
El papel estratégico del jitomate mexicano
El jitomate no es solo un producto agrícola: es un símbolo de la interdependencia comercial en América del Norte. Actualmente, México abastece el 90% del jitomate que importa Estados Unidos, lo que convierte al país en un actor clave en la seguridad alimentaria del vecino del norte.
Imponer un arancel del 20.91% no solo encarecería el producto; según el CNA, provocaría un aumento inmediato del 11.54% en el precio al consumidor estadounidense, afectando preparaciones cotidianas como ensaladas, salsas o cátsup.
Impacto directo: productores, empleos y precios
Una red binacional de alto impacto
Detrás de cada jitomate exportado hay una cadena compleja de actores. El CNA detalla que la agroindustria del jitomate involucra a más de 33 mil productores mexicanos, 85 empacadoras y 170 importadores estadounidenses.
Esta red conjunta genera más de 57 mil empleos en EE.UU. y mueve alrededor de 9,200 millones de dólares anualmente, con una recaudación fiscal cercana a los 1,500 millones de dólares.
Golpe económico para ambas naciones
La cuota arancelaria podría generar un efecto dominó. En México, productores medianos y pequeños verían afectada su capacidad de exportación, mientras que en Estados Unidos, el encarecimiento del jitomate y sus derivados presionaría la inflación alimentaria, ya golpeada por otros factores externos.
Posicionamiento del gobierno mexicano y respaldo institucional
Un frente diplomático y técnico
El CNA manifestó su respaldo a Claudia Sheinbaum, presidenta de México, y a los titulares de Agricultura y Economía, Julio Berdegué y Marcelo Ebrard, respectivamente. Su defensa de los intereses agroalimentarios se considera clave en este periodo de revisión de 90 días, donde se espera que el diálogo institucional pueda frenar la imposición del arancel.
El mensaje entre líneas
Más allá del arancel específico, este episodio pone a prueba la solidez del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), cuyo espíritu se basa en un comercio justo, transparente y con reglas claras.
El jitomate se convierte así en un caso emblemático de cómo los acuerdos regionales deben blindar a las economías integradas frente a medidas unilaterales o punitivas.
¿Qué está en juego para la península y el sureste?
El Caribe Mexicano también depende del campo
Aunque muchos identifican al Caribe Mexicano con turismo, lo cierto es que buena parte de sus regiones rurales están insertas en las cadenas agroalimentarias nacionales.
Estados como Yucatán y Campeche han diversificado sus cultivos y, aunque no son líderes en jitomate, sí están conectados con los flujos logísticos y de exportación que cruzan el país.
La presión en los precios locales
De concretarse el arancel, también podría haber desviación de jitomate destinado a exportación hacia el mercado interno, lo cual en un primer momento podría parecer positivo para los precios locales.
Sin embargo, el desbalance en la cadena puede tener efectos imprevisibles: sobreoferta, caída de precios al productor y luego escasez si los cultivos dejan de ser rentables.
¿Por qué este arancel ahora?
Tensiones estructurales y coyunturales
Estados Unidos ha utilizado históricamente los aranceles compensatorios como herramienta política y comercial. La decisión de revisar el acuerdo de suspensión vigente con los productores mexicanos responde, en parte, a presiones internas de productores estadounidenses que alegan competencia desleal.
Sin embargo, esta narrativa oculta la integración estructural que el sector ha desarrollado durante décadas, con beneficios mutuos, incluyendo empleos y precios accesibles para los consumidores del norte.
Lectura política en año electoral
En el contexto del año electoral en Estados Unidos, medidas como estas pueden tener un tinte electoralista, buscando ganar simpatía en estados agrícolas clave, aunque los efectos reales terminen afectando a toda la región.
El jitomate como termómetro regional
El caso del jitomate mexicano ilustra cómo una medida aparentemente técnica puede tener consecuencias geopolíticas. Más allá de los números, está en juego el modelo de cooperación productiva entre México y Estados Unidos.
La reacción rápida del CNA y el respaldo político del gobierno mexicano buscan evitar una ruptura que podría extenderse a otros productos clave.
La integración agroalimentaria no solo es una ventaja competitiva: es una necesidad estratégica en un mundo cada vez más fragmentado. En los próximos meses, este conflicto será una prueba para el sistema comercial norteamericano y su capacidad de resistir presiones unilaterales sin perder su cohesión.