
Una amenaza que germina al norte
La noticia cayó como lluvia fuera de temporada. En los campos de Sinaloa, donde el jitomate es rey y sustento, el anuncio de un arancel del 20.91% por parte de Estados Unidos activó las alarmas.
Aunque el actual ciclo agrícola ya casi concluye, los agricultores saben que el verdadero golpe podría llegar en el siguiente. La palabra clave: incertidumbre.
El jitomate: eje estratégico del campo mexicano
Valor económico y social de la hortaliza
El jitomate no es solo un producto agrícola más. Es un pilar económico para México. Con exportaciones que superan los 3 mil millones de dólares, el tomate rojo representa un volumen de 2 millones de toneladas anuales y mantiene a 950 mil personas empleadas, directa o indirectamente.
Sinaloa es el corazón de esta industria. Durante el ciclo agrícola 2024-2025, más del 50% de las 800 mil toneladas de hortalizas exportadas por la entidad fueron jitomate. Un gigante silencioso, cultivado con esmero y dependencia del mercado estadounidense.
Aranceles: ¿medida comercial o presión política?
El nuevo arancel impuesto por el Departamento de Comercio de Estados Unidos se presenta como una respuesta a supuestos casos de dumping, una práctica que implica vender por debajo del costo real. Sin embargo, para los productores mexicanos, esto es un movimiento que desequilibra una relación históricamente complementaria.
De acuerdo con la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (Caades), la simetría comercial ha sido clara: México exporta frutas y hortalizas, mientras que importa granos, carne y lácteos desde EE.UU. Ambos se necesitan, pero la balanza podría tambalearse si no se actúa con rapidez.
Impacto regional: los más vulnerables
¿Quiénes serán los más afectados?
Aunque Sinaloa “se salva” en el corto plazo, gracias al cierre del ciclo agrícola en mayo, estados como Jalisco, Michoacán y San Luis Potosí están en la línea de fuego. Su producción de jitomate bajo agricultura protegida y a cielo abierto podría verse gravemente perjudicada, al coincidir sus calendarios con la entrada en vigor del arancel.
La producción bajo agricultura protegida —invernaderos o mallas sombra— ha permitido una oferta constante, incluso en meses donde Sinaloa no produce. Es ahí donde el golpe será más fuerte.
Consecuencias posibles
- Disminución de ingresos para pequeños y medianos productores.
- Pérdida de empleos temporales en el campo.
- Reconfiguración de rutas de exportación.
- Aumento de precios en mercados nacionales por sobreoferta local.
La respuesta del sector agrícola
¿Qué está haciendo México?
Las organizaciones de productores de jitomate, en conjunto con el gobierno federal —a través de la Secretaría de Economía y la Secretaría de Desarrollo Rural—, ya iniciaron un proceso de negociación con el Departamento de Comercio de EE.UU..
El objetivo es claro: evitar la aplicación definitiva del arancel y firmar un nuevo acuerdo de suspensión del dumping, como se ha hecho en las últimas tres décadas. Este mecanismo ha permitido exportar sin aranceles, bajo ciertas reglas de monitoreo y precios de referencia.
¿Y si no hay acuerdo?
En caso de no llegar a un nuevo pacto, los productores se verán obligados a asumir el costo del arancel, lo que podría hacer inviables muchas exportaciones. Alberto Rojo Plascencia, presidente de Caades, advirtió que ya se están preparando planes de contingencia para los próximos ciclos agrícolas.
“Trabajaremos con nuestro despacho legal en Washington y con las autoridades mexicanas para mantener esta actividad estratégica para el país”, afirmó.
El jitomate y la geopolítica del comercio
Más que una hortaliza
El jitomate se ha convertido en un termómetro de la relación comercial México–EE.UU. No solo está en juego una hortaliza: se trata de la soberanía alimentaria, el equilibrio comercial y la estabilidad social de miles de familias rurales.
México ha demostrado su competitividad agrícola gracias al clima, la mano de obra especializada y la cercanía logística. Pero la dependencia del mercado estadounidense hace vulnerables a sectores enteros ante decisiones unilaterales o presiones políticas.
Una encrucijada que exige estrategia
Los aranceles al jitomate mexicano son un recordatorio de que el campo no solo se cultiva con agua y tierra, sino también con diplomacia y visión estratégica. Aunque el ciclo 2024-2025 de Sinaloa está casi fuera de peligro, el conflicto es un espejo para lo que podría venir.
Este episodio debe empujar a diversificar mercados, fortalecer acuerdos internacionales y blindar al sector agrícola frente a embates externos. La pregunta es si el gobierno y los productores podrán cosechar una solución antes de que la siguiente temporada comience.