
Si hay una característica que debe definir a la izquierda, es la memoria histórica. O quizá aún más: honrarla.
Sin embargo, el cuatroteísmo caribeño sigue siendo muy singular —y contradictorio— en la forma en que interpreta y aplica los principios de una política progresista y/o izquierda.
Poco, o muy poco, ha hecho la 4T en Quintana Roo no solo para rescatar la memoria histórica del estado, sino para establecer un legado claro, con referencias a los personajes y procesos que dieron forma a lo que hoy somos.
Un caso delirante es el de Felipe Carrillo Puerto, donde el parque central —recientemente remodelado— lleva el nombre de Ignacio Zaragoza, y el monumento principal está dedicado a Benito Juárez.
Parece que ni la alcaldesa Mary Hernández, ni el entorno morenista, registran que precisamente en esta zona nació Quintana Roo como territorio, con figuras como Jacinto Pat, Cecilio Chi o José María Barrera.
Y lo que se pretende vender como “herencia” de los mayas rebeldes es el proyecto turístico “Maya Ka’an”, que no es más que un fusil mal hecho de la “escuela” del Grupo Xcaret.
Otra omisión escandalosa ocurre en Cancún, donde no existe una avenida llamada Lázaro Cárdenas.
La excepción a la desmemoria es una pequeña vialidad con el nombre de Heberto Castillo, una calle angosta que une Fonatur y Las Torres, rodeada de muros que la hacen casi invisible.
Mientras tanto, los gobiernos prianistas se encargaron de colocar nombres como Mario Villanueva, Roberto Borge y Joaquín Hendricks en calles y espacios públicos de Cancún y Puerto Morelos.
Esto no significa que haya que actuar como talibanes urbanos y borrar todo lo que dejó el PRIAN, pero sí exige coherencia histórica si se pretende gobernar desde la izquierda.
Lo más grave: en Chetumal, la capital del estado, desaparecieron a Andrés Quintana Roo.
Existían dos estatuas del prócer de la independencia mexicana: una a la entrada de la ciudad, que se esfumó durante los gobiernos prianistas, y otra en el Congreso del Estado, removida durante la administración de la 4T.
El “regreso” de Don Andrés ha sido pedido en reiteradas ocasiones. Pero simplemente no está en la agenda cultural.
No se puede reinventar el pasado, y mucho menos borrarlo. Si el cuatroteísmo caribeño se dice de izquierda, tiene la obligación moral y política de preservar y restaurar la memoria histórica de Quintana Roo.