En un giro que sacude los cimientos de la política y el crimen organizado, Ismael ‘el Mayo’ Zambada, figura central del Cártel de Sinaloa, se declaró culpable este lunes de cargos de narcotráfico en una corte de Nueva York, evitando un juicio y revelando una red de corrupción que salpica a policías, militares y políticos.
Una declaración de culpabilidad histórica
Este 25 de agosto de 2025, Ismael ‘el Mayo’ Zambada García se declaró culpable de cargos criminales relacionados con el narcotráfico, en lo que es parte de una negociación con el Departamento de Justicia de Estados Unidos que le permitirá evitar un juicio. El juez federal Brian Cogan, del Tribunal Federal del Distrito del Este con sede en Brooklyn, Nueva York, preguntó a Zambada si entendía las implicaciones de su declaración de culpabilidad, incluyendo el descarte de su derecho a un juicio y la apelación de su condena. El acusado respondió con voz firme “sí señor”.
Los cargos y las implicaciones legales
Zambada, quien enfrentaba 17 cargos en Nueva York, junto con otros en Texas y Florida, se declaró culpable de dos cargos criminales: participar en un negocio ilícito y tráfico de cocaína. El juez le advirtió que estos cargos conllevan una condena máxima de cadena perpetua. También señaló que implicaba multas millonarias, así como una incautación abierta de bienes por un valor de 15 mil millones de dólares. El juez Cogan verificó el acuerdo con el gobierno de Estados Unidos con el acusado, aunque los detalles de las condiciones de este acuerdo no fueron revelados de inmediato, más allá de que aceptaba declararse culpable y con ello anular su derecho a un juicio.
La confesión de «El Mayo» en sus propias palabras
Con barba y cabello blanco, vestido en uniforme de reo azul marino y anaranjado, y escoltado por alguaciles federales, Zambada leyó en voz alta un texto ante el tribunal. Previamente, el juez le hizo una serie de preguntas sobre su salud mental y física, incluyendo si había sido adicto a drogas o alcohol, a lo cual el acusado respondió “no señor”. El acusado informó que tiene 75 años de edad y que estudió hasta el sexto de primaria.
En su declaración, Zambada afirmó que, durante más de 50 años, dirigió con otros socios el Cártel de Sinaloa, dedicado en particular al tráfico de cocaína de Colombia, México y Estados Unidos. Indicó que como parte de este negocio, promovió “la corrupción en mi país de policías, mandos militares y políticos”, y que eso “continuó durante todos los años en que estuve en control”.
Afirmó que “empecé en 1969 a los 19 años de edad plantando mariguana por primera vez” y que entre los años de 1980 hasta el 2024 traficó un millón y medio de cocaína, “la mayoría a Estados Unidos”, con ganancias de “cientos de millones por año”. Declaró que tuvo “un gran número de hombres armados bajo mi control”, de la violencia y “muchas muertes” que se generaron en guerras contra rivales, y también causando muertes de civiles. Concluyó su declaración reconociendo el “costo y daños humanos” de sus acciones y pidiendo perdón a quienes han sufrido por sus actos.
La sombra de la corrupción en México
La confesión explícita de Ismael Zambada sobre la corrupción de policías, mandos militares y políticos en México resuena con particular fuerza en el debate público nacional. Esta declaración, proveniente de uno de los líderes históricos del narcotráfico, subraya la profunda infiltración de las estructuras del crimen organizado en las instituciones del estado. La audiencia en el tribunal federal de Brooklyn, el mismo donde se realizaron los juicios de Joaquín ‘el Chapo’ Guzmán Loera y, posteriormente, de Genaro García Luna, contó con la asistencia de aproximadamente 40 agentes de la Administración de Control de Drogas (DEA), junto con oficiales del Buró Federal de Investigaciones (FBI) y del Departamento de Seguridad Interna, además de un enorme equipo de fiscales, lo que magnifica la seriedad y el alcance de las admisiones.
El misterio de su entrega y el pacto con la justicia
Al concluir la audiencia, el juez Cogan programó la sesión judicial para dictar la sentencia de Zambada García para el 13 de enero del 2026. Aunque no hay detalles sobre el acuerdo con las autoridades estadounidenses, en estos casos suele haber una negociación donde, a cambio de la declaración de culpabilidad, el acusado se compromete a cooperar con los fiscales estadounidenses en otros casos pendientes o potenciales a cambio de una promesa de reducción de condena por parte de la fiscalía. Los detalles de estos acuerdos no se revelan y solo se sabrá más adelante si el acusado se convirtió en un testigo cooperante o un testigo confidencial. El acuerdo para declararse culpable fue facilitado a principios de este mes cuando el Departamento de Justicia informó a los tribunales y al acusado de que no solicitará la pena de muerte en este caso.
Del secuestro a la negociación: las versiones encontradas
La llegada de Zambada a territorio estadounidense ha estado rodeada de un velo de misterio. Zambada se presentó por primera vez en Nueva York en septiembre del año pasado después de ser trasladado desde Texas, donde llegó con Joaquín Guzmán López, el hijo de ‘el Chapo’, el 25 de julio de 2024. No se ha revelado el misterio de cómo llegó aquí, ya que Zambada García fue entregado a manos de las autoridades estadounidenses el 25 de julio de 2024 después de ser transportado –lo que ‘el Mayo’ acusa fue un secuestro– por Joaquín Guzmán López en una avioneta a cambio de un acuerdo con el gobierno estadounidense. Otros sospechan que podría ser una maniobra más compleja y hasta pactada, versión que es aún más nutrida con el aparente acuerdo con el Departamento de Justicia para evitar un juicio.
Las expectativas de una posible cooperación
Con esta declaración de culpabilidad y su sentencia a principios del 2026, culminará el caso contra uno de los máximos líderes del Cártel de Sinaloa. Sin embargo, apenas iniciará una etapa de especulación sobre cómo y cuándo cooperará con las autoridades estadounidenses, y en torno a qué y quiénes.
Un cierre de ciclo y el inicio de la especulación
La declaración de culpabilidad de Ismael ‘el Mayo’ Zambada marca un hito en la lucha contra el crimen organizado transnacional. Más allá de la condena inminente, la trascendencia de sus palabras radica en la confirmación de una corrupción estructural que ahora, por voz propia de un actor central, exige una profunda reflexión sobre las implicaciones futuras para la política y la seguridad nacional de México. ¿Qué figuras de poder serán las próximas en ser expuestas por esta cadena de revelaciones?
