
En medio de un clima tenso pero esperanzador, Irán y Estados Unidos concluyeron en Omán la tercera ronda de negociaciones nucleares. Con la región en vilo, cada avance o retroceso resuena más allá de Mascate.
Un escenario complejo: conversaciones indirectas en Omán
Diálogo a distancia
La relación entre Irán y Estados Unidos ha estado rota desde hace más de 40 años. Este telón de fondo explica por qué las negociaciones en Mascate se realizaron en salas separadas, con Omán actuando como mediador.
El emisario estadounidense Steve Witkoff y el canciller iraní Abás Araqchi lideraron las respectivas delegaciones. Según fuentes oficiales, las charlas se llevaron a cabo en un “ambiente serio” y alcanzaron un nivel de detalle que no se había visto en rondas anteriores.
El papel crucial de Omán
Omán, bajo la dirección del canciller Badr Albusaidi, reafirma su rol histórico como mediador regional. La próxima reunión de alto nivel está prevista para el 3 de mayo, generando expectativas sobre un posible entendimiento.
Detalles de la negociación: ¿qué está sobre la mesa?
Cuestión nuclear, sin tocar el programa de misiles
El foco de las conversaciones fue claro: sanciones y desarrollo nuclear. Irán busca alivio económico a cambio de garantizar que su programa atómico se limite a fines civiles. El programa de defensa y misiles iraní, según confirmó Esmail Baqai, no forma parte de estas negociaciones.
Fines civiles vs. sospechas occidentales
Aunque Teherán insiste en el carácter pacífico de su programa, Estados Unidos, Israel y potencias europeas temen que sirva de cubierta para el desarrollo de armamento nuclear. Esta desconfianza marca cada intercambio y condiciona la posibilidad de acuerdos reales.
La estrategia de Irán y Estados Unidos: optimismo cauteloso
Las expectativas de Teherán
Desde Irán, Araqchi manifestó “un cauto optimismo”. Para Teherán, alcanzar un acuerdo no solo significaría levantar sanciones devastadoras, sino también mejorar su posición regional frente a aliados y rivales.
La postura de Washington
Por su parte, Washington mantiene un enfoque pragmático. Lograr que Irán limite su programa nuclear representa una prioridad estratégica para Joe Biden, pero también enfrenta presiones internas y externas que limitan su margen de acción.
Mascate: escenario de tensiones y esperanzas
Un ambiente serio y técnico
La fase actual de las negociaciones, centrada en “detalles minuciosos”, refleja la madurez de los equipos de trabajo. No se trata de simples gestos políticos, sino de planteamientos concretos sobre demandas y expectativas mutuas.
Regreso a las capitales
Tras esta tercera ronda, las delegaciones regresaron a sus respectivos países para consultas. Este paso indica que las propuestas son lo suficientemente sustanciales como para requerir decisión política al más alto nivel.
Contexto regional: un acuerdo que podría cambiar el juego
Impacto en Oriente Medio
Un posible acuerdo nuclear tendría efectos inmediatos: disminución de tensiones militares, posible reapertura económica de Irán y un reacomodo geopolítico en el Golfo Pérsico.
Israel y los aliados
Israel, firme opositor de cualquier concesión a Irán, observa de cerca. También los países del Golfo, como Arabia Saudita y Emiratos Árabes Unidos, que podrían ajustar sus políticas en función del desenlace de estas negociaciones.
¿un punto de inflexión?
La tercera ronda de conversaciones entre Irán y Estados Unidos en Omán deja abiertas múscaras de esperanza. Aunque los obstáculos son enormes, el hecho de que ambas partes persistan y profundicen en los detalles es una señal de que un entendimiento, aunque incierto, no es imposible.
El próximo encuentro del 3 de mayo podría marcar un antes y un después en la política nuclear del Medio Oriente. Estaremos atentos.