
Un grave escándalo político ha estallado en Argentina tras las controvertidas declaraciones del embajador designado por Estados Unidos, Peter Lamelas. Sus afirmaciones ante el Congreso estadounidense, que incluyen promesas de intervención directa en la política interna, han encendido las alarmas sobre el alcance del intervencionismo eu argentina.
El embajador Lamelas y su agenda en Argentina
Peter Lamelas, un médico sin experiencia diplomática previa pero vinculado al influyente lobby cubano-estadounidense de Miami, ha delineado una agenda ambiciosa y altamente intrusiva para su misión en Argentina. Sus declaraciones, que desataron una reacción en cadena, fueron hechas públicas el 22 de julio de 2025.
Apoyo político y persecución judicial
Entre sus objetivos principales, Lamelas aseveró que trabajará para asegurar la reelección del presidente Javier Milei en las próximas elecciones legislativas. De manera simultánea, prometió que la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner “reciba la justicia que merece”, lo que se traduce en su envío a prisión.
Lamelas sostuvo que Fernández de Kirchner fue “hallada culpable de un fraude”. Además, vinculó a la ex mandataria con el cruento atentado contra la Asociación Mutual Israelí Argentina (Amia, ocurrido el 18 de julio de 1994), y sugirió su responsabilidad en la muerte del fiscal a cargo de la causa, Alberto Nisman, quien se suicidó en enero de 2015. El embajador también subrayó la necesidad de llevar a cabo un juicio en ausencia contra los funcionarios iraníes acusados de este atentado, que dejó 85 muertos y cientos de heridos, a pesar de no presentarse pruebas al respecto.
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Una visión geopolítica y económica unilateral
El embajador Lamelas identificó una de las mayores problemáticas del país en la autonomía de las 23 provincias, que pueden negociar con “fuerzas externas, con los chinos o con otros” para proyectos específicos, lo que, según él, “da lugar a la corrupción de parte de los chinos”. Dentro de sus propuestas, destacó la necesidad de terminar con el peronismo y la izquierda en Argentina.
En línea con esta visión, Lamelas declaró que una de sus funciones será “contrarrestar la presencia del Partido Comunista Chino (PCCh)”, buscando que las inversiones y los intercambios económicos beneficien prioritariamente a empresas estadounidenses. En este contexto, abogó por “limitar las alianzas con aquellos actores que no comparten los principios occidentales”, señalando a países como Venezuela, Cuba, Nicaragua e Irán como “nocivos para Argentina”.
Lamelas enfatizó la importancia de Argentina para la “estabilidad regional, económica y política”, y designó a Estados Unidos e Israel “como sus dos principales referencias en el plano geopolítico”. También prometió fortalecer la seguridad regional, la cooperación policial y el intercambio de inteligencia para combatir el narcotráfico y los delitos transnacionales. “Todos estos esfuerzos que he delineado, tengo un plan que con gusto compartiré con ustedes, van a mejorar las relaciones entre Estados Unidos y Argentina y a expulsar a China poco a poco”, afirmó. Incluso llegó a decir que “Estados Unidos puede aprender mucho de Milei”.
Entre sus primeras acciones, Lamelas dispuso la prohibición de ingreso a Estados Unidos de Cristina Fernández de Kirchner y sus hijos Máximo y Florencia, así como de cualquiera de sus familiares.
Reacciones contundentes al desafío diplomático
Las declaraciones de Lamelas han generado una ola de indignación y rechazo en el ámbito político argentino. Varios gobernadores, diputados y senadores tanto del peronismo como de otros partidos rechazaron su designación, declarándolo “persona no grata”.
La embajada de China, uno de los mayores socios comerciales de Argentina, replicó con contundencia, calificando las afirmaciones de Lamelas como plagadas de “prejuicios ideológicos” y una “mentalidad de la guerra fría”. La legación diplomática añadió: “La república Argentina no debe convertirse en un campo de batalla de los intereses de las grandes potencias”, y sugirió que el funcionario estadounidense habló como un espejo “que solo refleja su propia lógica económica”.
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Un país en ebullición política y económica
El contexto de estas declaraciones se inserta en un momento de particular ebullición en la política argentina. Mientras Milei participaba en Córdoba de la denominada “Derecha Fest”, considerado el acto más “antizurdo” bajo su gobierno, el festival de privatizaciones de empresas claves alcanzó su máximo nivel. En paralelo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha advertido sobre la necesidad de que la economía argentina refuerce sus reservas en el Banco Central, que han disminuido considerablemente, y que ponga en marcha más reformas (ajustes) para la concesión de un nuevo préstamo, todo en medio de una creciente crisis económica.
Cabe destacar que el ingreso a la “Fiesta Fest” en Córdoba tuvo un costo de 35 mil pesos (unos 28 dólares) para los asistentes, en un evento donde se llegó a mencionar que se enseñaría a “odiar” a los periodistas. En este ambiente, javier milei volvió a arremeter contra su vicepresidenta Victoria Villarruel, a quien llamó “bruta traidora” después de que el Senado votara un paquete de leyes solicitado por los gobernadores, a quienes a su vez tildó de “populistas”.
Las palabras del embajador estadounidense, Peter Lamelas, no son meros comentarios diplomáticos; son una declaración explícita de intenciones que desafían la soberanía y la autonomía de Argentina. ¿Hasta qué punto la nación sudamericana permitirá que los intereses y agendas de potencias externas dicten su rumbo político y económico, y cuáles serán las implicaciones a largo plazo de esta injerencia sin precedentes?