
Un nuevo pacto migratorio: ¿cambio real o continuidad simbólica?
“Gracias por el diálogo abierto y colaborativo”, escribió Sergio Salomón Céspedes tras su primer encuentro oficial como comisionado del INM con la presidenta de la CNDH, Rosario Piedra. La postal sería protocolaria si no cargara sobre sus espaldas la sombra del incendio de Ciudad Juárez, la mayor tragedia migratoria reciente en México. Con 40 muertos y una gestión señalada por omisiones, el encuentro de esta semana tiene implicaciones más allá de la cortesía institucional.
El relevo tras una tragedia
El peso del 27 de marzo de 2023
El incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez marcó un antes y un después. El saldo fue devastador: 40 migrantes fallecieron tras quedar encerrados bajo custodia del INM. La gestión de Francisco Garduño, entonces comisionado, quedó bajo severo escrutinio nacional e internacional. A poco más de un año, la llegada de Sergio Salomón Céspedes al frente del Instituto Nacional de Migración (INM) representa no solo un relevo administrativo, sino una oportunidad –o un espejismo– de recomposición.
Un cambio en Gobernación
El 1 de mayo, la secretaria de Gobernación, Rosa Icela Rodríguez, tomó protesta a Céspedes. Con este movimiento, el gobierno federal busca relanzar la imagen del INM frente al ojo público, mientras mantiene control político sobre una de las instituciones más señaladas del sexenio.
Reunión con la CNDH: señales políticas y estratégicas
La visita a la Comisión Nacional de los Derechos Humanos
A sólo unos días de asumir el cargo, Céspedes acudió a la sede de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH). El gesto no fue menor: acudir a la institución garante de los derechos fundamentales implica enviar un mensaje de disposición al diálogo y de supuesta prioridad por los derechos humanos. Rosario Piedra, titular de la CNDH, ha mantenido una postura institucional ante las crisis migratorias, pero también ha sido criticada por su falta de contundencia en ciertos señalamientos.
¿Colaboración o control?
En sus declaraciones públicas, Céspedes subrayó que los derechos humanos serán “eje transversal” en las acciones del INM. Sin embargo, organizaciones civiles y colectivos de migrantes observan con escepticismo estos compromisos, especialmente si no vienen acompañados de reformas estructurales, rendición de cuentas y cambios reales en el trato a los migrantes en estaciones y retenes.
Las heridas abiertas del sistema migratorio mexicano
Migración en el sur: foco de tensiones
En estados como Chiapas, Tabasco y Quintana Roo, el fenómeno migratorio ha rebasado capacidades institucionales. Las estaciones del INM funcionan con sobrecupo, deficiencias operativas y, en muchos casos, con prácticas violatorias de derechos humanos documentadas por la sociedad civil. La colaboración entre el INM y la CNDH debería enfocarse especialmente en estos puntos críticos, donde la omisión estatal se ha vuelto regla.
Militarización y detención, las constantes
Pese a los discursos de cooperación y respeto a los derechos humanos, el modelo migratorio mexicano sigue girando en torno a la contención. La Guardia Nacional actúa como primer filtro, y las estaciones migratorias operan bajo un esquema de detención administrativa con mínimas garantías. Sin un rediseño institucional y sin fiscalización real, los pactos interinstitucionales corren el riesgo de ser meros actos de relaciones públicas.
El nuevo comisionado: ¿quién es Sergio Salomón Céspedes?
De Puebla al INM
Sergio Salomón Céspedes fungió como gobernador de Puebla hasta hace unos meses. Su llegada al INM responde a una lógica de cercanía política con el presidente López Obrador y con la secretaria Rosa Icela Rodríguez. No tiene experiencia directa en temas migratorios, pero sí en operación política y control territorial, dos cualidades valoradas por la administración federal en un contexto de alta presión internacional.
Su primer mensaje institucional
La reunión con la CNDH fue su primera aparición pública como titular del INM. El tono fue conciliador, buscando distanciarse del estilo de su antecesor y establecer un nuevo marco de interlocución con actores clave en materia de derechos humanos. Aun así, no se anunciaron medidas específicas ni se mencionó el caso Ciudad Juárez, una omisión que generó críticas entre activistas y defensores.
¿Qué puede cambiar con este nuevo entendimiento?
Escenarios posibles
- Revisión de protocolos en estaciones migratorias: si la CNDH impulsa recomendaciones vinculantes y el INM las acoge, podría haber mejoras en condiciones de detención.
- Mecanismos de transparencia y vigilancia: la apertura a auditorías externas o monitoreo ciudadano sería una señal de cambio real.
- Coordinación interinstitucional en crisis humanitarias: la frontera sur requiere respuesta integral, no sólo contención.
Riesgos de continuidad
Sin voluntad política real y sin recursos suficientes, este nuevo acuerdo corre el riesgo de replicar el patrón institucional: discursos correctos, acciones mínimas. La legitimidad del nuevo comisionado dependerá de su capacidad de traducir el diálogo en resultados tangibles para las personas migrantes.
Oportunidad histórica o maquillaje institucional
La reunión entre el INM y la CNDH marca un momento clave para redefinir la política migratoria mexicana. La llegada de Sergio Salomón Céspedes abre un nuevo capítulo, pero también revive viejas dudas. La tragedia de Ciudad Juárez sigue presente, y la promesa de no repetirla exige más que gestos diplomáticos. La sociedad civil, los medios y la comunidad internacional estarán atentos: la pregunta no es si dialogan, sino qué hacen con ese diálogo.