
Un respiro momentáneo: la inflación cede terreno en medio de tensiones comerciales
En abril, la inflación en Estados Unidos dio una pequeña tregua. A pesar de la entrada en vigor de nuevos aranceles impulsados por Donald Trump, los precios al consumidor crecieron a su ritmo más lento en más de cuatro años. Pero este alivio podría ser temporal.
Moderación inflacionaria en un entorno de presión
El Departamento de Trabajo de Estados Unidos informó que los precios al consumidor subieron 2.3% en abril respecto al mismo mes del año anterior. Esta cifra representa una disminución respecto al 2.4% registrado en marzo y es la menor variación anual desde hace más de cuatro años. En términos mensuales, los precios subieron 0.2% tras una caída del 0.1% en marzo, la primera baja mensual en cinco años.
Este dato llega en un contexto de creciente tensión comercial. Solo algunos de los aranceles impuestos por Trump estaban vigentes en abril —incluidos los gravámenes del 25% sobre el acero, aluminio y ciertas importaciones de Canadá, México y China—. Aun así, el efecto inflacionario directo no ha sido inmediato.
Precios volátiles: alimentos y ropa a la baja, muebles al alza
Uno de los factores que contribuyó a esta desaceleración fue la caída en los precios de los alimentos. En particular, el costo de los huevos se desplomó un 12.7%, impulsando una baja general del 0.4% en comestibles. Se trata del mayor descenso en precios de alimentos para el hogar desde septiembre de 2020.
Otros productos también mostraron contención: la ropa bajó 0.2% y los precios de los autos nuevos se mantuvieron sin cambios. En contraste, los muebles subieron 1.5%, lo que podría anticipar una tendencia a mediano plazo conforme los aranceles empiecen a permear la cadena de consumo.
¿Qué está detrás de esta moderación?
Los economistas suelen observar los precios básicos —que excluyen alimentos y energía— como un mejor indicador de hacia dónde se dirige la inflación. En abril, estos precios aumentaron 2.8% interanual, igual que en marzo, y también crecieron 0.2% en términos mensuales.
Esto indica que, por ahora, la inflación subyacente sigue contenida. Sin embargo, no se descarta que los efectos de los aranceles empiecen a reflejarse en los próximos meses, sobre todo en bienes de consumo cuyos componentes se ven directamente afectados por metales importados o manufactura asiática.
Aranceles al alza: ¿una bomba de tiempo para los precios?
La política comercial de Trump ha elevado los aranceles promedio a cerca del 18%, seis veces más que antes de su llegada a la presidencia y el nivel más alto en casi 90 años. Solo en abril, se implementó un arancel universal del 10%, y aunque los aranceles a bienes chinos se redujeron de 145% a 30% tras un acuerdo reciente, el panorama sigue siendo incierto.
Algunos analistas advierten que los bienes ya en tránsito no pagarán estos nuevos derechos, y muchas empresas han optado por acumular inventarios, esperando que los aranceles bajen. Esto podría estar suavizando temporalmente el impacto inflacionario.
Sin embargo, el costo acumulado podría trasladarse a los consumidores más pronto que tarde, particularmente si las compañías se ven obligadas a ajustar precios ante márgenes de ganancia reducidos o aumentos en costos de insumos.
El dilema de la Reserva Federal: inflación o desempleo
La Reserva Federal enfrenta un dilema complejo. Como explicó su presidente Jerome Powell, los aranceles están generando un riesgo dual: inflación y desempleo, un binomio poco común que desafía las decisiones tradicionales de política monetaria.
Si el desempleo aumenta, lo habitual sería reducir las tasas para estimular la economía. Pero si la inflación sube, el banco central tendría que hacer lo contrario: elevar tasas o mantenerlas altas. Esta tensión coloca a la Fed en una encrucijada política y técnica.
Para América Latina y México, especialmente para estados con economías abiertas al comercio como Quintana Roo y Yucatán, los efectos pueden sentirse vía la volatilidad cambiaria, el costo de bienes importados y la confianza de los inversionistas.
Calma antes de la tormenta
La baja inflación en abril puede interpretarse como una pausa antes de un posible repunte. La contención de precios en medio de un entorno de aranceles crecientes no es sostenible a largo plazo si las tensiones comerciales persisten o se intensifican.
En un año electoral para Estados Unidos, la política económica de Trump no solo busca proteger la industria nacional, sino también consolidar su base política. Pero el costo puede ser alto: consumidores pagando más y empresas ajustando sus planes de inversión.
Los próximos meses serán clave para observar si la moderación inflacionaria fue un espejismo o un indicio de que las empresas están dispuestas a absorber costos, aunque sea temporalmente.