Washington. En un contexto de creciente incertidumbre económica y política, la inflación en Estados Unidos se mantuvo estable en julio, generando un delicado equilibrio frente a las preocupaciones por los efectos de los nuevos aranceles de Donald Trump en la mayor economía del mundo. El reciente nombramiento al frente de la Oficina de Estadísticas Laborales añade una capa de complejidad.
Contexto económico: una inflación estable en medio de la incertidumbre
El Índice de Precios al Consumidor (IPC) subió un 0.2 por ciento el pasado mes de julio, una ligera desaceleración respecto al 0.3 por ciento registrado en junio. Estos datos, informados por la Oficina de Estadísticas Laborales del Departamento de Trabajo, contrastan con las expectativas de los economistas encuestados por Reuters, quienes habían previsto un aumento del IPC del 0.2 por ciento, pero un avance anual del 2.8 por ciento.
En la medición anual, el IPC mantuvo un avance del 2.7 por ciento hasta julio, un porcentaje idéntico al de junio. No obstante, la inflación subyacente, que excluye los volátiles segmentos de energía y alimentos y es una referencia clave para los analistas, mostró un comportamiento diferente. Esta se ubicó en 0.3 por ciento en julio con respecto al mes anterior, su mayor alza desde enero, tras haber subido 0.2 por ciento en junio. En el balance anual, el IPC subyacente aumentó un 3.1 por ciento en julio, luego de haber avanzado 2.9 por ciento en junio.
La sombra de los aranceles de Trump y el debate con la fed
La publicación de estas cifras del IPC ocurre en un contexto particularmente sensible. La mayoría de los economistas anticipan que la inflación en Estados Unidos se acelerará a medida que entren en vigor las tarifas aduaneras implementadas por Donald Trump desde su regreso al poder en enero.
Sin embargo, hasta el momento, los datos oficiales han mostrado pocos cambios significativos. Esta aparente estabilidad ha llevado al presidente Trump a afirmar que no existe inflación y, por consiguiente, ninguna razón para que el banco central de Estados Unidos, la Reserva Federal (Fed), mantenga sus tasas de referencia.
Presión política sobre las estadísticas oficiales
La Oficina de Estadísticas Laborales (BLS), entidad responsable del índice IPC, se encuentra además bajo el escrutinio debido a las intervenciones directas del presidente. Este lunes, Trump nombró a E.J. Antoni, un economista de un centro de pensamiento conservador, como jefe del BLS.
Este nombramiento se produce casi dos semanas después de que el mandatario destituyera a la directora anterior de la oficina, inmediatamente después de la publicación de cifras de empleo que revelaron un deterioro considerable en el segundo trimestre del año. Sobre Antoni, el mandatario escribió: “Nuestra economía está creciendo y E.J. se asegurará de que las cifras entregadas sean HONESTAS y PRECISAS”. Antoni, encargado de asuntos económicos en la Heritage Foundation, una organización conocida por sus posiciones marcadamente conservadoras, ha publicado en el sitio de este centro de pensamiento varios artículos favorables a la política del presidente republicano.
La intersección entre la estabilidad inflacionaria reportada y las explícitas presiones políticas sobre los organismos encargados de las estadísticas oficiales plantea interrogantes fundamentales sobre la independencia de los datos económicos en un momento de definición para la política arancelaria y monetaria del país. ¿Es la estabilidad un reflejo genuino de la economía o el preámbulo de una narrativa bajo influencia política?