
El peso del acero: la industria de vehículos pesados en México se tambalea
Abril de 2025 fue un mes oscuro para el sector automotriz pesado mexicano. La caída estrepitosa de las exportaciones y ensamblajes revela no sólo un problema industrial, sino una crisis de confianza sobre ruedas. En el fondo, se mezcla la tensión con Estados Unidos por los aranceles y la lentitud con la que la economía mexicana intenta arrancar de nuevo.
Una caída que duele: cifras que preocupan al sector
Los datos no dejan lugar a dudas: según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), la industria mexicana de vehículos pesados sufrió una contracción generalizada en abril de 2025.
- Exportaciones: 8,964 unidades, 21.3% menos que en abril de 2024.
- Producción mensual: 11,321 unidades, una baja del 24.3% interanual.
- Ventas al menudeo: 2,922 vehículos, -34.4%.
- Ventas al mayoreo: 1,984 unidades, una caída del 55.2%.
La exportación acumulada entre enero y abril alcanzó 42,772 unidades, lo que representa una contracción del 20%. El panorama no mejora si se observa la producción total del cuatrimestre, que fue de 52,632 vehículos pesados, 22.32% menos respecto al mismo periodo del año anterior.
Estados Unidos: socio clave y fuente de incertidumbre
Aunque Estados Unidos sigue siendo el principal destino de los vehículos pesados mexicanos —con un 95.3% del total exportado—, las políticas arancelarias del gobierno estadounidense han generado una oleada de cautela en las armadoras y en los compradores de flotas.
Las tensiones comerciales, aún sin materializarse completamente en forma de aranceles punitivos, ya generan efectos concretos: proyectos detenidos, inversiones pausadas y compras pospuestas. El riesgo de un aumento en los costos de exportación ha hecho que la industria se paralice en varios frentes.
Producción frenada: más carga, menos movilidad
El componente más importante de la industria sigue siendo el de vehículos de carga, que representaron el 97.6% de las unidades fabricadas en el primer cuatrimestre. Sin embargo, esa especialización no bastó para resistir el impacto de la contracción económica.
La producción de autobuses para pasajeros, aunque minoritaria, también se ha visto afectada. El menor crecimiento económico nacional ha reducido la demanda interna, tanto del sector público como privado, lo que influye directamente en los pedidos de unidades nuevas.
Ventas internas: otra señal de alerta
El consumo nacional también muestra síntomas de fatiga:
- Ventas al menudeo acumuladas (enero-abril): 14,110 unidades, un 20.77% menos que en 2024.
- Ventas al mayoreo: 9,914 unidades, una caída del 43.33% anual.
Esto refleja no sólo la incertidumbre económica, sino también la cautela financiera de empresas y transportistas, que postergan compras en espera de mayor estabilidad. El impacto se multiplica en estados industriales como Nuevo León, Guanajuato, Puebla y el Estado de México, donde el ensamble de camiones es clave.
Perspectivas: ¿qué le espera al sector?
Aunque aún no se ha anunciado una nueva política arancelaria concreta por parte de EE.UU., la sola posibilidad ha sido suficiente para sembrar la parálisis. La industria mexicana se enfrenta al reto de reconvertirse, diversificar mercados y elevar su valor agregado para no depender casi exclusivamente del mercado estadounidense.
Por otro lado, la política económica interna juega un rol crucial. Si el gobierno mexicano no logra detonar programas de infraestructura y transporte que absorban parte de la producción nacional, el sector difícilmente podrá revertir esta tendencia.
Señales de alarma desde el motor industrial
La industria de vehículos pesados es un termómetro de la economía real: su caída refleja no sólo una menor movilidad de mercancías, sino también una desaceleración en sectores productivos clave. El retroceso en producción, exportación y ventas es un llamado de atención a autoridades, empresarios y sindicatos: la recuperación aún está lejos y exige medidas urgentes y coordinadas.
Con la economía mexicana pisando el freno y la tensión con Estados Unidos al alza, el camino hacia la recuperación del sector será cuesta arriba. Pero también puede ser la oportunidad para rediseñar el modelo productivo y comercial de una de las industrias más relevantes del país.