TZUCACAB.- La noche de este jueves, la calma habitual de Tzucacab se rompió. Lo que comenzó como una protesta ciudadana en la plaza principal terminó con el Palacio Municipal envuelto en llamas y la exigencia de un clamor unánime: justicia para el campesino Ángel Alejandro.
Decenas de vecinos se habían reunido al caer la tarde para reclamar el esclarecimiento de la muerte de este joven padre de familia, detenido apenas el lunes 18 de agosto y hallado sin vida al día siguiente en la cárcel municipal. La versión oficial habló de suicidio, pero ni su esposa ni gran parte de la comunidad lo creyeron.
La incredulidad se transformó en enojo cuando en redes sociales circuló un video en el que policías golpeaban a un hombre dentro de una patrulla. Aunque nunca se confirmó que se tratara de Ángel, la sospecha bastó para encender la mecha de un pueblo enojado por los abusos de la policía.
El ambiente se volvió tenso. Los reclamos, primero en forma de consignas, derivaron en empujones contra las puertas del Palacio Municipal. Una vez adentro, el enojo se tradujo en destrozos: sillas, escritorios, documentos oficiales y hasta una camioneta oficial fueron consumidos por el fuego. Las llamas iluminaron la fachada recién remodelada, convertida de pronto en símbolo de la rabia acumulada contra las autoridades.
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Los disturbios no se limitaron al recinto. La sede del Cabildo, la comandancia municipal y otras oficinas también sufrieron daños. Entre gritos y amenazas, algunos manifestantes advirtieron que incluso la casa del alcalde, Erick Fernando Ku Caamal —ausente durante toda la jornada—, podía correr la misma suerte.
La protesta, originalmente convocada como una marcha pacífica para exigir la destitución de cinco funcionarios municipales y denunciar presuntos abusos policiacos, desbordó el cauce previsto. La falta de respuesta oficial fue el combustible de la ira.
La Secretaría de Seguridad Pública de Yucatán informó que investiga la muerte de Ángel Alejandro bajo custodia policial, pero hasta ahora no hay resultados concluyentes. La comunidad, mientras tanto, exige una investigación independiente y sanciones ejemplares para los responsables.
Previo a los hechos, la autoridad quiso pasar como un suicidio la muerte de Ángel Alejandro. Además su familia negó que haya firmado de que recibió el cuerpo, al que nunca dejaron ver.
En Tzucacab, hay un reclamo sencillo pero contundente: justicia para Ángel, y garantías de que lo ocurrido no vuelva a repetirse.
Fotos tomadas de redes sociales