
El amanecer sobre Cachemira llegó con fuego cruzado. En la primera jornada de guerra nuclear entre India y Pakistán, la región vivió un capítulo más de su historia marcada por la sangre, los reclamos territoriales y la desconfianza mutua. La palabra clave de este conflicto: Cachemira.
Primer día de guerra: fuego cruzado, acusaciones y víctimas civiles
38 muertos en menos de 24 horas
El miércoles estalló oficialmente la guerra entre India y Pakistán con saldo de 38 muertos: 26 en Pakistán y 12 en India. Las ofensivas incluyeron bombardeos, ataques aéreos, artillería pesada y el derribo de aeronaves. Nueva Delhi aseguró haber destruido “nueve campamentos terroristas” en territorio pakistaní, mientras Islamabad denunció la muerte de civiles, incluidos dos niños.
La versión de Nueva Delhi
India justificó sus ataques como respuesta a un atentado ocurrido el 22 de abril, que dejó 26 muertos en la parte india de Cachemira. Según el ministro de Defensa indio, Rajnath Singh, los blancos fueron seleccionados con precisión para evitar víctimas civiles. Sin embargo, las cifras contradicen esa versión: además de los 26 muertos, Pakistán reportó una planta hidroeléctrica dañada y una represa afectada.
¿Por qué estalló esta nueva guerra entre potencias nucleares?
Cachemira, el epicentro eterno del conflicto
Desde 1947, Cachemira es una herida abierta en el subcontinente asiático. De mayoría musulmana, la región está dividida por una Línea de Control que separa los territorios administrados por India y Pakistán, ambos con reclamos históricos.
El atentado que encendió la mecha
El 22 de abril, un atentado en la parte india de Cachemira dejó 26 muertos. Aunque nadie lo reivindicó, India atribuyó el ataque al grupo yihadista Lashkar-e-Taiba (LeT), con base en Pakistán. El grupo ha sido vinculado también a los atentados de Bombay en 2008. Para India, fue la señal para responder militarmente.
Las primeras consecuencias: tensión, represalias y diplomacia internacional
Bombardeos y derribo de aviones
Pakistán respondió al ataque afirmando haber derribado cinco aviones indios y un dron. Las fuerzas indias, por su parte, acusaron a su vecino de usar artillería de forma “indiscriminada”. La ciudad india de Poonch fue una de las más afectadas: al menos 12 muertos y 38 heridos.
“Nos despertamos cuando escuchamos el ruido de los disparos”, relató Farooq, un habitante de Poonch, desde una cama de hospital. “Vi que llovían proyectiles”.
Daños a infraestructura crítica
El ejército pakistaní denunció que los bombardeos dañaron gravemente la represa y planta hidroeléctrica de Neelum-Jhelum, una instalación estratégica en Cachemira pakistaní. Estos ataques no sólo afectan a civiles, sino también a la infraestructura que sostiene a millones de personas.
Guerra de declaraciones: Modi vs Sharif
Intereses políticos y acusaciones cruzadas
Desde Islamabad, el ministro de Defensa Khawaja Asif acusó a Narendra Modi de orquestar los ataques para fortalecer su posición política. “No tardaremos en igualar el marcador”, advirtió. Modi, por su parte, defendió su decisión como un “derecho legítimo a defenderse”.
El agua, nuevo frente de batalla
En un giro preocupante, India anunció su intención de interrumpir el flujo de agua hacia Pakistán. Islamabad advirtió que considerará esta acción como “un acto de guerra”. El uso del agua como arma diplomática añade una dimensión peligrosa al conflicto.
El mundo en alerta: reacciones internacionales
La ONU y potencias llaman a la moderación
El portavoz del secretario general de la ONU, António Guterres, advirtió que el planeta “no puede permitirse una guerra entre India y Pakistán”. Estados Unidos, la Unión Europea, Rusia, Francia y Reino Unido han hecho llamados similares.
Reino Unido ofrece mediar
Jonathan Reynolds, secretario británico de Comercio, ofreció la mediación de Londres. Pero, hasta ahora, ni India ni Pakistán han mostrado señales de dar marcha atrás. La diplomacia internacional aún no logra abrir un canal de diálogo efectivo.
El eco en Cachemira: miedo, dolor y resistencia
Poonch, ciudad en la línea de fuego
La localidad india de Poonch, cercana a la Línea de Control, fue uno de los blancos más castigados. Testimonios de ciudadanos heridos revelan el caos: techos destruidos, hospitales saturados y miedo colectivo.
“Hacía días que esperábamos algo así”, dijo un funcionario local. “Esto es apenas el comienzo”.
Historia de un conflicto sin tregua
Desde 1989, Cachemira vive una insurgencia permanente. Decenas de grupos armados buscan la independencia o la anexión a Pakistán. India acusa a Islamabad de respaldar a estos grupos, lo que mantiene la tensión en niveles críticos.
El reloj nuclear empieza a correr
El primer día de guerra nuclear entre India y Pakistán ha dejado algo más que muertos y ruinas. Ha dejado una advertencia: el mundo sigue al borde del abismo cuando dos potencias atómicas deciden resolver sus diferencias con fuego.
Este conflicto no es solo territorial ni político. Es civilizatorio. Cachemira representa el fracaso de la diplomacia regional, el peso del colonialismo mal resuelto y la fragilidad de la paz en el siglo XXI. Si no se detiene ahora, puede arrastrar al mundo entero hacia una catástrofe irreparable.