La amenaza de los incendios forestales va más allá de la devastación visible. Una reciente alerta de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) revela cómo estos eventos catastróficos liberan una «mezcla tóxica» que deteriora la calidad del aire a miles de kilómetros de distancia, impactando directamente la salud global.
La conexión inquebrantable: Clima, aire y fuegos
La Organización Meteorológica Mundial (OMM), una agencia de la Organización de Naciones Unidas (ONU), ha enfatizado que la calidad del aire está íntimamente relacionada con el cambio climático. Estos dos problemas deben abordarse de manera conjunta, dada su interacción constante y sus efectos transfronterizos.
Ko Barrett, secretaria general adjunta de la OMM, declaró: «El cambio climático y la contaminación atmosférica no entienden de fronteras nacionales, como lo demuestran el intenso calor y la sequía que alimentan los incendios forestales y degradan la calidad del aire para millones de personas». Este vínculo crucial se refuerza por el papel de partículas microscópicas, conocidas como aerosoles, en estos eventos.
Las partículas con un diámetro inferior a 2.5 micras (PM 2.5) son particularmente dañinas. Su pequeño tamaño les permite penetrar profundamente en los pulmones o el sistema cardiovascular, generando graves riesgos para la salud. La OMM destacó la influencia de los aerosoles en la formación de niebla invernal, las emisiones del transporte marítimo y la contaminación urbana, además de los incendios.
Anomalías globales: De la Amazonia a Siberia
En su quinto boletín anual sobre la calidad del aire y el clima, la OMM proporcionó información detallada sobre cómo los incendios en la Amazonia, Canadá y Siberia han afectado la calidad del aire a gran escala. Específicamente, en 2024, se observó una notable anomalía en la Amazonia.
Según la OMM, si bien los incendios forestales de 2024 provocaron niveles de PM 2.5 superiores a la media en Canadá, Siberia y África Central, el mayor aumento de PM 2.5 se registró en la Amazonia. La agencia detalló que «la mayor anomalía se produjo en la cuenca del Amazonas, como consecuencia de los incendios forestales sin precedentes declarados en la región occidental de la Amazonia y de los fuegos alimentados por la sequía que castigaron el norte de Sudamérica».
Contaminación sin fronteras: el testimonio de los expertos
Lorenzo Labrador, científico de la OMM, subrayó en rueda de prensa que «la temporada de incendios forestales tiende a ser más severa y prolongada cada año debido al cambio climático». Su análisis reveló que los incendios forestales originados en un continente pueden acabar causando contaminación atmosférica en otro.
«Eso ocurrió el año pasado y también este año», enfatizó Labrador, añadiendo que «por lo tanto, se observa una degradación de la calidad del aire en todos los continentes cuando las condiciones meteorológicas son favorables». Como ejemplo, mencionó el caso de los fuegos en Canadá que afectaron a Europa, produciendo «esencialmente una mezcla tóxica de componentes que contaminan el aire».
El costo humano y ambiental de la contaminación
Las implicaciones de esta degradación de la calidad del aire son severas y de alcance global. La contaminación atmosférica, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es responsable de más de 4.5 millones de muertes prematuras cada año en todo el mundo.
Este fenómeno no solo representa una tragedia humana, sino que también acarrea importantes costos ambientales y económicos. La persistencia y el aumento de los incendios forestales, impulsados por el cambio climático, configuran un desafío urgente que exige una acción coordinada y decidida a nivel internacional.