Redacción
CHETUMAL.- El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) aseguró que la reubicación de 36 monumentos arqueológicos en el Parque de la Memoria Balam Tun, en Chetumal, Quintana Roo, se lleva a cabo bajo lineamientos nacionales e internacionales de conservación y salvaguardia del patrimonio cultural.
La Secretaría de Cultura recordó antecedentes nacionales como el traslado del Monolito de Coatlinchan al Museo Nacional de Antropología en 1964, así como la integración de estructuras arqueológicas en parques y desarrollos urbanos de Mérida y Campeche.
A nivel global, la reubicación del Templo de Abu Simbel y otros 21 conjuntos monumentales en Egipto y Sudán, bajo la dirección de la Unesco en los años sesenta, constituye un referente ineludible.
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Estas experiencias, según la dependencia, demuestran la viabilidad de la reubicación cuando la preservación in situ resulta inviable, tal como lo reconocen la Carta de Venecia de 1964, la Unesco y el Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (Icomos).
“No se trata de un parque ecoarqueológico sino, como indica su nombre, de un auténtico espacio dedicado a la memoria del tronco civilizatorio maya, que ofrece un modelo contemporáneo de preservación y difusión del patrimonio”, subrayó el INAH.
La medida responde a los trabajos de Salvamento Arqueológico vinculados al Tren Maya.
Cada estructura fue excavada y registrada con exactitud milimétrica mediante fotogrametría, escaneo 3D y dibujos arquitectónicos.
Las piedras y sillares se numeraron y trasladaron junto con sus rellenos constructivos al nuevo emplazamiento.
El reensamblaje de los edificios involucró a un equipo interdisciplinario compuesto por arqueólogos con más de 25 años de experiencia en restauración, restauradores, arquitectos, ingenieros y especialistas en tecnologías digitales, además de 130 trabajadores de la construcción locales que aportaron su conocimiento y oficio.
Para asegurar la autenticidad y la durabilidad de las estructuras, se emplearon morteros de cal apagada de alta pureza, similares a los originales, y se restituyeron pisos y enlucidos conforme a la evidencia arqueológica.
El nuevo espacio cultural, que abarca cuatro hectáreas, fue cedido por el Gobierno de Quintana Roo para albergar las edificaciones trasladadas.
En este entorno, los visitantes podrán recorrer un conjunto de edificaciones que reflejan la diversidad arquitectónica de los antiguos mayas, entre las que se incluyen palacios administrativos y columnados, viviendas de élite y estructuras rituales y multifuncionales, con evidencias de ofrendas, entierros y objetos suntuarios.
El parque no solo resguarda el patrimonio material, sino que busca acercar a la población al conocimiento de su pasado mediante cédulas explicativas, videos, reconstrucciones virtuales 3D y códigos QR de acceso libre.