
¿Pero qué necesidad?, diría el clásico.
Si de por sí la elección del Poder Judicial ya carece de legitimidad, en Quintana Roo decidieron echarle más leña al fuego para terminar de reventar este proceso electoral.
Estas elecciones son un engendro de la 4T, pero el cuatroteísmo caribeño parece empeñado en llevar la elección de magistrados y jueces estatales al más profundo de los descréditos.
Y aunque ya sabemos quién mece la cuna, el protagonista del tremendo desfiguro es el Tribunal Electoral de Quintana Roo (Teqroo).
El horror de horrores son las boletas que finalmente se usarán en la jornada electoral. El Ieqroo había aprobado un diseño similar al de las elecciones federales, pero el Teqroo impuso otro modelo, basado en “planillas”.
El asunto llegó hasta la Sala Superior del TEPJF, que declaró improcedente el nuevo diseño. ¿El problema? Ya no hay tiempo para reimprimir y se usarán las boletas ordenadas por el Teqroo, un instrumento perfecto para el fraude.
Y eso no es todo. El presidente del Teqroo, Sergio Avilés Demeneghi, además de estar sancionado, avala un proceso en el que participan dos de sus familiares cercanos. Ilegal e inmoral su proceder. Pero sólo es un alfil.
Al cuatroteísmo caribeño le basta y le sobra para que sus candidatos se coronen como jueces y magistrados. La realidad es que la oposición en Quintana Roo sigue siendo más de membrete que de acción.
No se entiende la violencia innecesaria del régimen.
Pero ¿qué necesidad?, diría el clásico.