Ante la 80 Asamblea General de las Naciones Unidas, los cancilleres de Cuba y Venezuela elevaron su voz el 28 de septiembre de 2025 para denunciar la política de hostilidad de Estados Unidos, que califican de «guerra económica» y «amenaza militar atroz». Las declaraciones exponen la creciente tensión en la región.
Acusaciones de cuba: un bloqueo que asfixia y persecución financiera
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, expuso el «impacto devastador y acumulado» de más de seis décadas de hostilidad por parte de Estados Unidos, un bloqueo que, según sus palabras, «se endurece en extremo». La denuncia del diplomático cubano ante el pleno de la organización se centró en la «asfixia económica» que sufre la isla.
Rodríguez detalló acciones de persecución financiera y presión económica ejercidas por Washington sobre terceros países. Estas prácticas, aseguró, «provocan impedimentos a la actividad productiva, comercial, financiera y para los servicios y políticas que garantizan la justicia social y la vida misma» en Cuba. Además, denunció una «virulenta campaña» orquestada directamente desde el Departamento de Estado contra los programas de colaboración médica cubana en diversas naciones, reiterando el compromiso de su país con la cooperación sanitaria internacional. Asimismo, reafirmó el respaldo a Venezuela y repudió cualquier intento de militarización en Latinoamérica y el Caribe. Más tarde, en una reunión con el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, Rodríguez subrayó el apoyo de su país al multilateralismo y a los principios de la Carta de las Naciones Unidas.
Desde La Habana, el presidente Miguel Díaz-Canel, a través de la red social X, respaldó las declaraciones: «Alto y claro ante la Asamblea General de Naciones Unidas: rechazamos amenazas de agresión a Venezuela y reiteramos total apoyo al gobierno bolivariano y a la Unión Popular-Militar que lidera el legítimo presidente Nicolás Maduro Moros. Repudiamos la Doctrina Monroe».
Venezuela denuncia intento de cambio de régimen y militarización
Por su parte, el canciller venezolano, Yván Gil, denunció el intento de Washington de «propiciar un cambio de régimen» en su país, con el objetivo de «robar» su petróleo y gas. Gil defendió la «vocación de paz» de la república bolivariana, al tiempo que insistió en su «derecho a defender su soberanía, la paz del Caribe y de toda Sudamérica».
El diplomático venezolano señaló que, ante la imposibilidad de acusar a Venezuela de poseer armas de destrucción masiva o nucleares, «hoy inventan vulgares y perversas mentiras que nadie cree, ni en Estados Unidos ni en el mundo, para justificar una millonaria amenaza militar atroz, extravagante e inmoral». Agradeció al secretario general de la ONU su apoyo al calificar el despliegue militar de Washington en el Caribe de «injustificado e inaceptable». Caracas, en un esfuerzo por evitar una confrontación militar con Estados Unidos, anunció el despliegue de todas sus capacidades diplomáticas. Entre las medidas adoptadas, se incluye el envío de una carta a Guterres y otra al entonces presidente Donald Trump –esta última rechazada–, informando sobre la «falsedad de los argumentos» que justificaban el envío de barcos de guerra al Caribe bajo el pretexto del combate al narcotráfico en la región.
Las denuncias de Cuba y Venezuela en la ONU reflejan una persistente confrontación diplomática y un recrudecimiento de las tensiones geopolíticas en un momento crucial para la estabilidad regional. ¿Podrá el multilateralismo imponerse ante lo que califican de constantes hostilidades externas?