Otro de los “nuevos ricos” del joaquinato, Eduardo Ortiz Jasso, se convirtió en todo un “businessman”.
Apenas ayer, la abogada, activista y periodista Fabiola Cortés daba cuenta de que Ortiz Jasso, ex titular de la Agencia de Proyectos Estratégicos de Quintana Roo (Agepro), es postor para comprar un hotel en Europa, cotizado en 2 millones 700 mil euros (unos 62 millones 100 mil pesos).
Pero sería apenas una de las inversiones del exfuncionario del joaquinato. También presume ser un “empresario socialmente responsable” y tener inversiones en la región.
En Valladolid es propietario de la Hacienda Cosil, ofrecida como “un espacio mágico para celebrar su boda”. Según la publicidad, el inmueble cuenta con arquitectura colonial y jardines exuberantes.
La hacienda mide algo así como 200 hectáreas.
¿Será que se atreverán a investigar este enriquecimiento “muy bien” explicable del ex titular de la Agepro? ¿O el caso de Ortiz Jasso confirma el trato privilegiado que los funcionarios del joaquinato han tenido bajo la justicia cuatroteísta?
