Gusano barrenador: México cumple con EE.UU. pero la frontera sigue cerrada

México ha cumplido con todas las acciones contra el gusano barrenador, según Sader, pero la frontera con EE.UU. sigue cerrada al ganado.
Gusano barrenador: México cumple con EE.UU.
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Gusano barrenador: México cumple con EE.UU.

El conflicto fronterizo que brotó desde las entrañas del ganado

El campo mexicano enfrenta una nueva sacudida. El gusano barrenador, una plaga devastadora para la ganadería, reactivó un conflicto sanitario que hoy tiene paralizado el paso del ganado mexicano hacia Estados Unidos. Aunque México asegura haber cumplido todos los acuerdos bilaterales, la frontera sigue cerrada.

Un brote que reabrió heridas: el gusano barrenador vuelve al mapa

El gusano barrenador del ganado, una larva que destruye tejidos vivos y puede arrasar economías rurales enteras, reapareció en 2023 al sur de Panamá y avanzó hacia el norte con rapidez. Para noviembre de 2024, México y Estados Unidos reactivaron su colaboración para evitar una propagación masiva, principalmente en la franja sur del país.

La estrategia más efectiva: la liberación aérea de moscas estériles, una tecnología biológica que impide la reproducción del insecto. El problema: solo EE.UU. tiene planta para producirlas.

México cumple, pero la frontera no se abre

El 10 de mayo de 2025, el gobierno estadounidense anunció el cierre de la frontera al ganado mexicano, una medida sorpresiva ante la cual el titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), Julio Berdegué, afirmó con contundencia que México ya había cumplido todos los compromisos bilaterales acordados.

«Iniciamos desde noviembre con la dispersión aérea de moscas estériles. Hemos cumplido cabalmente», dijo Berdegué en la conferencia presidencial.

La medida del cierre fue negociada directamente con la secretaria estadounidense de Agricultura, Brooke Rollins, quien acordó que duraría 15 días mientras se evaluaban los avances y condiciones para una reapertura.

Estrategia contra el gusano: del cielo a los corrales

Dispersión aérea: la primera línea de defensa

La operación comenzó en noviembre de 2024 con la dispersión aérea de moscas estériles, insectos que al copular no dejan descendencia, cortando así el ciclo reproductivo de la plaga. Es un método probado, pero de alto costo y dependencia tecnológica.

México ha solicitado el respaldo técnico de EE.UU. para construir una planta propia en Chiapas, pero no ha recibido respuesta.

Vigilancia territorial y aislamiento preventivo

Además de la fumigación biológica, Sader implementó una estrategia de control territorial:

  • Inspección física de ranchos en zonas de riesgo.
  • Aislamiento de ranchos en un radio de hasta 40 km si se detecta un solo caso.
  • Refuerzo a los protocolos de movilización de ganado.

Esta vigilancia abarca desde Veracruz hasta Guerrero y Oaxaca, formando un “barrido” epidemiológico desde el golfo al Pacífico.

La dimensión política del cierre fronterizo

Aunque la medida se presenta como sanitaria, el impacto político y económico es evidente. El cierre de la frontera afecta a cientos de productores y representa pérdidas millonarias para exportadores ganaderos.

Además, la falta de respuesta de EE.UU. a la solicitud para apoyar una planta en México revela asimetrías en la cooperación bilateral, especialmente en temas de bioseguridad.

La dependencia tecnológica de un solo proveedor (en este caso, EE.UU.) coloca a México en una posición vulnerable.

¿Y ahora qué? El reloj avanza hacia la reapertura

El periodo de 15 días acordado para reevaluar la situación sanitaria se convierte en una cuenta regresiva crucial para los intereses ganaderos del país.

Mientras tanto, el gobierno mexicano insiste en que ha hecho todo lo materialmente posible para controlar la plaga. De no reabrirse la frontera, el conflicto podría escalar a niveles comerciales o diplomáticos.

Un brote que prueba la soberanía sanitaria

La crisis del gusano barrenador reaviva temas históricos en la relación México-EE.UU.: dependencia tecnológica, control fronterizo y cooperación asimétrica. A pesar del cumplimiento mexicano, la decisión final sigue en manos de Washington.

Más allá del control sanitario, el caso deja una lección: sin autonomía biotecnológica, no hay soberanía agropecuaria. Y en el terreno de las plagas transfronterizas, las soluciones también deben cruzar fronteras.

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