
Zelensky desafía a Putin en la recta final hacia Estambul
En un momento crítico de la guerra entre Rusia y Ucrania, el presidente Volodymir Zelensky lanzó un desafío directo a Vladimir Putin: reunirse cara a cara en Estambul para detener las hostilidades. Pero Moscú respondió con fuego, no con diplomacia.
La propuesta de alto al fuego: una cita con doble filo
El domingo por la noche, Zelensky usó su cuenta de Telegram para exigir un alto al fuego completo y verificable de 30 días, abriendo la puerta a negociaciones directas. Su mensaje fue claro: “Estoy listo para hablar, para poner fin a esta guerra. El jueves. En Turquía”.
La iniciativa ucraniana coincidió con la expiración de una tregua simbólica de tres días, relacionada con el aniversario soviético de la victoria sobre el nazismo. No fue casualidad. Ucrania buscó apelar tanto a la memoria histórica como a la urgencia de frenar una guerra estancada y costosa.
Pero la respuesta rusa fue brutal: 108 drones lanzados ese mismo domingo marcaron el reinicio de los ataques. La guerra no solo continuó: se intensificó.
El silencio del Kremlin y la retórica del Senado ruso
La exigencia ucraniana recibió silencio por parte del Kremlin en las primeras horas del lunes. Dimitri Peskov, vocero presidencial, evitó confrontar directamente el ultimátum. Reiteró únicamente que Moscú está dispuesto a negociar, pero “sin condiciones previas”.
Desde el Senado ruso, la postura fue mucho más agresiva. Legisladores clave desestimaron el llamado de Zelensky como una “payasada” y un “espectáculo”. Para figuras como Konstantin Kosachov y Vladimir Dzhabarov, la sola idea de una cumbre entre ambos líderes es inaceptable.
Los senadores rusos incluso cuestionaron la legitimidad de Zelensky para sentarse en una mesa de paz, tachándolo de traidor a la memoria soviética y culpable de crímenes contra su propio pueblo.
La presión internacional: Trump juega su carta
En medio del cruce entre Kiev y Moscú, Donald Trump se posicionó como actor impredecible. Aunque inicialmente puso en duda la intención de Zelensky de negociar, terminó por apoyar el encuentro en Estambul y hasta consideró viajar personalmente.
“Pensé que igual vale la pena ir”, dijo el presidente estadounidense. La frase, ambigua como muchas de sus posturas, confirma su interés en una foto diplomática de alto impacto, pero también expone la fragilidad de su compromiso.
En el contexto electoral estadounidense, Trump ve en la guerra una oportunidad política. Un eventual rol de mediador le permitiría recuperar protagonismo internacional. Pero su agenda cargada y su estilo volátil plantean más preguntas que respuestas.
Zelensky busca la paz, pero con condiciones
Zelensky no solo busca sentarse con Putin: exige que la cumbre esté precedida de un cese total de hostilidades. Este requisito ha sido el principal obstáculo. Para Kiev, sin una pausa en el fuego, las negociaciones serían una trampa.
La demanda no es solo simbólica. Ucrania y sus aliados europeos vinculan el alto al fuego con la amenaza de nuevas sanciones económicas contra Rusia. Se trata de presionar desde todos los frentes: diplomático, militar y financiero.
¿Qué sigue si Putin no va?
Todo apunta a que Putin no acudirá a Estambul. En su lugar, Moscú podría enviar negociadores de menor perfil, evitando así el reconocimiento simbólico a Zelensky como interlocutor válido.
Para Ucrania, aceptar esa condición sería una derrota estratégica. Para Trump, una foto fallida. Y para Rusia, una maniobra más para alargar el conflicto sin ceder poder real.
El escepticismo del Senado ruso también deja ver que cualquier encuentro sin resultados concretos podría ser utilizado por el Kremlin como propaganda interna.
Estambul: ¿cumbre de paz o teatro geopolítico?
El escenario de Estambul se perfila más como una puesta en escena global que como un verdadero intento de paz. Las posiciones siguen siendo irreconciliables:
- Ucrania quiere cesar el fuego antes de hablar.
- Rusia quiere hablar sin cesar el fuego.
- Trump quiere capitalizar la ocasión, pero no tiene claro su papel.
Zelensky juega una carta arriesgada al convocar a Putin públicamente. Busca arrinconarlo ante la opinión internacional. Pero si el líder ruso ignora el llamado, la narrativa podría volverse en contra de Kiev.
Paz en suspenso, narrativa en disputa
La guerra entre Rusia y Ucrania ha entrado en una fase donde la diplomacia es un arma más, no un camino de salida. Zelensky intenta construir una narrativa de voluntad de paz, mientras Rusia sigue apostando por la fuerza y el desgaste prolongado.
Estambul podría ser un punto de inflexión… o un espectáculo más sin consecuencias. En todo caso, el desenlace marcará no solo el futuro del conflicto, sino también el equilibrio geopolítico entre Washington, Moscú y Kiev.