Guatemala: Fuga de barrio 18 desvela graves fallas en sistema penitenciario

Veinte pandilleros de Barrio 18 se fugan de prisión en Guatemala. La evasión, con posible complicidad, expone las fallas del sistema penitenciario y el urgente desafío criminal que enfrenta el país.
Guatemala: Fuga de barrio 18 desvela graves fallas en sistema penitenciario

Veinte integrantes de la pandilla Barrio 18, recién designada por Estados Unidos como organización terrorista, se fugaron de una prisión en Guatemala, confirmó el director del Sistema Penitenciario. La evasión, paulatina y posiblemente con complicidad interna, desata una profunda investigación sobre la crisis en el sistema carcelario guatemalteco.

Detalles de una evasión sistemática

El director del Sistema Penitenciario, Ludin Godínez, declaró en conferencia de prensa que la institución reconoce «la gravedad de este hecho» y que no descansará «hasta lograr que cada prófugo haya sido capturado». Según la información disponible hasta ahora, la fuga se habría efectuado mediante evasiones de uno en uno e incluso de dos en dos, a lo largo de varios días. Se presume que estas escapatorias pudieron ocurrir durante el periodo de visita de familiares en la cárcel de Fraijanes II.

Las autoridades descubrieron las evasiones días después de los hechos, tras realizar un operativo de recuento de los detenidos. Actualmente, se investiga la posible complicidad de varios guardias del Sistema Penitenciario. Godínez también informó que se ha coordinado con otros países para lograr la recaptura de los prófugos, aunque no especificó las naciones involucradas. Los pandilleros evadidos estaban detenidos por diversos delitos, incluyendo extorsión y asesinato, antes de la designación estadunidense de Barrio 18 como organización terrorista.

Contexto: Escalada de violencia y respuestas gubernamentales

La fuga se produce en un contexto de creciente presión sobre el gobierno guatemalteco para combatir a las pandillas. La semana pasada, el ejecutivo solicitó al Congreso modificar leyes para enfrentar a estas agrupaciones criminales. Además, propuso la creación de una ley que permita la construcción de una prisión de máxima seguridad diseñada específicamente para pandilleros. Esta nueva instalación incluiría mayores controles en las visitas, registros de voz y aislamientos, entre otras medidas de seguridad.

En julio de 2024, el Ministerio de Gobernación ya había trasladado a diez líderes de las dos pandillas más grandes de Guatemala, Barrio 18 y Mara Salvatrucha, a una cárcel de máxima seguridad. Allí, los líderes fueron puestos bajo aislamiento, sin privilegios y vigilados las 24 horas del día. Este traslado masivo se realizó tras una masacre ocurrida en una funeraria, donde amigos y familiares velaban a un presunto pandillero del Barrio 18. Se presume que dicho ataque fue cometido por miembros de la Mara Salvatrucha. Como consecuencia de ese traslado, los pandilleros se amotinaron en cuatro ocasiones. Un guardia perdió la vida y varios detenidos fueron retenidos, aunque posteriormente fueron liberados.

La recurrente violencia y las fugas evidencian la magnitud del desafío que las pandillas representan para la seguridad y la estabilidad del sistema penitenciario guatemalteco. La aparente facilidad con la que veinte reos lograron escapar, sumada a la investigación de posible complicidad interna, genera interrogantes profundos sobre la efectividad de las medidas de control actuales. ¿Son las propuestas legislativas y las nuevas prisiones la solución definitiva, o las pandillas seguirán encontrando fisuras en la estrategia de seguridad del Estado?

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